Rebeli¨®n en la caja
La mujer que hace la limpieza en casa del jerarca, ha decidido finalmente encabezar la rebeli¨®n. No ha sido f¨¢cil, pero sabe que los que mandan y sus compinches se zampar¨¢n sus ahorros y los destinar¨¢n a la especulaci¨®n de un suelo para edificar ciudades de criaturas corrompidas o con pezu?as de choto. Despu¨¦s de cuarenta a?os en aquella mansi¨®n, conoce c¨®mo los pol¨ªticos conservadores se disponen a saquear los dineros confiados a la Caja, cuyos resortes controlan con la complicidad de ciertos financieros. La mujer ha percibido la estrategia del se?orito y su voluptuosidad por la riqueza, y ha escuchado algo inquietante: su Caja y la de otros lugares, pueden dar en individuos sin escr¨²pulos.
Nunca acept¨® que los partidos nombraban consejeros a su conveniencia. Y protest¨® ante el interventor de su sucursal, que estaba de acuerdo con ella, aunque no pod¨ªa hacer nada. Se jugaba el pan de sus hijos. Los pol¨ªticos que antes se conformaban con pedirles el voto, les exigen adem¨¢s el saldo de su libreta. Algo sospechoso y descarado. Pero est¨¢ informada de que encima los consejeros son exclusivamente del partido en el gobierno. Y eso le parece el colmo de la desverg¨¹enza. M¨¢s a¨²n, cuando una tarde, su se?orito reuni¨® en su casa a unos promotores inmobiliarios y empresarios de la construcci¨®n, y les garantiz¨® un lugar en el consejo de administraci¨®n. Entonces se decidi¨®. Conoci¨¦ndola como la conoc¨ªan, se lo hab¨ªan pedido ya impositores y peque?os ahorradores. Pero entonces no quiso proclamarse insurrecta. Sin embargo, ha llegado el momento: no va a permitir que nadie se enriquezca a costa de su trabajo y del trabajo de cientos y cientos de personas. As¨ª es que est¨¢ dispuesta a cancelar su libreta y llevarse de all¨ª sus duros. Le seguir¨¢, sin duda, una multitud, alarmada por la sombra de Gescartera. Una cosa as¨ª ya no es ni caja de ahorros ni monte de piedad: es monte para los monteros sin h¨ªgado y para los pol¨ªticos que hacen de la rapi?a una ideolog¨ªa acorazada para caudales tan dudosos. Por eso la rebeli¨®n est¨¢ a punto. Ya se ver¨¢.
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