Bianchi se va, otra desgracia
Argentina, el pa¨ªs, se tambalea por la crisis, y la hinchada del Boca Juniors sufre adem¨¢s el adi¨®s de su t¨¦cnico m¨¢s querido, aquel con el que el equipo lo gan¨® todo
Argentina, el pa¨ªs, se tambalea. La crisis econ¨®mica causa el estallido social, la revuelta se cobra varias decenas de muertos y el presidente del Gobierno, Fernando de la R¨²a, se ve forzado a dimitir. Unas terribles circunstancias que amenazan con acabar con cualquier atisbo de esperanza. Y, en medio del caos, como un castigo m¨¢s, el adi¨®s de un gran mito deportivo, Carlos Bianchi. Las desgracias, s¨ª, se suceden en todos los ¨®rdenes, hasta en los hoy por hoy, en plena convulsi¨®n, m¨¢s peque?os o insignificantes, pero que tambi¨¦n tienen, c¨®mo no, su corazoncito.
La hinchada del Boca Juniors se ha enamorado de un hombre ya maduro, de 52 a?os, flaco, desgarbado, algo narig¨®n, calvo, con apenas cuatro pelos enrulados que le caen por detr¨¢s de la cabeza en una rid¨ªcula melena y que se considera a s¨ª mismo un tipo 'banal' y, por momentos, 'est¨²pido' al que se le reconoce popularmente con el diminutivo cari?oso de Carlitos, de oficio 'jugador de f¨²tbol', obligado a causa de la edad y los 83 puntos de sutura coleccionados por sus m¨²ltiples lesiones a retirarse a la banda para hacer de entrenador.
Ning¨²n l¨ªder social y pol¨ªtico resiste la comparaci¨®n popular con el querido 'Carlitos'
?Pero qu¨¦ le han visto? ?Qu¨¦ ha hecho o dicho para que le lloren as¨ª en su despedida, a mares, a cataratas; para que le escriban pancartas de amor descontrolado y le dejen mensajes de cari?o desbordado y le rueguen de rodillas que se quede en el club?
Si s¨®lo se transcribiera la lista de sus m¨¦ritos deportivos, de todo lo que el Boca ha ganado desde que sucedi¨® en el cargo hace tres a?os y medio a las fracasadas gestiones de los afamados Carlos Bilardo, el loco de los v¨ªdeos, y de H¨¦ctor Bambino Veira, cuando el club era como 'un cabaret', seg¨²n las palabras de un jugador de los de entonces, la cr¨®nica sumaria no alcanzar¨ªa a revelar los motivos de fondo. Porque ganar, ganar, Bianchi lo ha ganado todo. Y todo quiere decir precisamente eso: todos los t¨ªtulos que un equipo suramericano afiliado a la FIFA pueda ganar.
Pero, adem¨¢s, Bianchi se dio el gusto de conquistar torneos locales sin conocer la derrota y de hacerlo de forma consecutiva. Y, por batir, bati¨® registros hist¨®ricos como el que conservaba el Racing desde 1966, cuando se mantuvo invicto durante 39 partidos. Su Boca salt¨® hasta los 40.
?Qu¨¦ m¨¢s? Copas de Am¨¦rica y una Intercontinental, la de 2000, frente al todopoderoso Real Madrid. ?Qu¨¦ m¨¢s? Todo. El 65,76% de los puntos en disputa en 223 encuentros. Nunca nadie gan¨® tanto en la historia del f¨²tbol argentino.
A ver si se entiende mejor: es que Bianchi ya hab¨ªa logrado todo eso, los mismos t¨ªtulos, con el V¨¦lez Sarsfield y tambi¨¦n en tres a?os y medio de trabajo. Aquel V¨¦lez de los primeros a?os de los 90 era uno m¨¢s del pelot¨®n debajo de los cinco grandes hasta que lleg¨® Carlitos. Por eso la devoci¨®n, antes, en el barrio de Liniers, en el que fue proclamado virrey en memoria de un personaje argentino. Por eso el arrebato de pasi¨®n ahora en una hinchada como la del Boca, que s¨®lo hab¨ªa entregado su coraz¨®n a Diego Armando Maradona. ?Resistir¨ªa ahora el propio Diego una encuesta para saber a qui¨¦n quiere m¨¢s? Los seguidores del Boca lo dar¨ªan todo, y a¨²n m¨¢s, para que Bianchi continuara en el club.
Pero se marcha. Su contrato vence la pr¨®xima semana. Ya le despidieron el pasado domingo, cuando el Boca venci¨® por 5-3 al Independiente y el mejor jugador, Riquelme, recorri¨® medio campo para estrechar su mano tras su primer gol. Todo el estadio cantaba: 'Bianchi no se va/, Bianchi no se va'. Pero s¨ª. Se va, se fue.
?l no ha querido decir lo que todo el mundo sabe: como ¨²ltimo acto de una serie de malos tratos, los directivos le ofrecieron la renovaci¨®n de su contrato sobre la base de una reducci¨®n del 30%. No merec¨ªa eso ni otros desprecios que hab¨ªa soportado su plantilla. As¨ª, reaccion¨® como pod¨ªa esperarse de ¨¦l. Convoc¨® a los periodistas y dijo que se iba el 31 de este mes. Cuando el presidente replic¨®, ya era tarde. Bianchi matiz¨® luego que 's¨®lo los est¨²pidos no cambian de opini¨®n'. Quienes no le conocen creyeron que se hab¨ªa arrepentido. Tres semanas m¨¢s tarde, concluy¨®: '...Y yo, seguramente, soy un est¨²pido porque me aferro a valores que ya no se consideran'.
?Cu¨¢les son sus m¨¦ritos, Carlitos?: 'Yo soy un hombre banal, vulgar'. Y s¨ª, lo es. No tiene verso ni hace sanata, como se dice en el lunfardo argentino. Esto es: no inventa, no miente, no habla de lo que no sabe, no es amigo de los periodistas, no sigue las modas t¨¢cticas, respeta la forma tradicional del juego y del estilo argentino, hace su trabajo sin ocultar nada.
Los jugadores dicen que su secreto es ¨¦se: imponer su autoridad sin gritos ni castigos, pedir a cada uno lo que puede hacer, no llenarle la cabeza de instrucciones y recomendaciones, estimular a titulares y suplentes, dar una oportunidad a todos, comprender, armar el equipo y respetar el gusto por el f¨²tbol tal como ¨¦l dice haberlo aprendido de sus maestros y sus mayores.
?Es todo? No; Carlitos, como tambi¨¦n se llamaba popularmente a Carlos Gardel, el m¨ªtico cantor de tangos, debe entenderse como un personaje destacado en un pa¨ªs que se tambalea y en el que ning¨²n l¨ªder social y pol¨ªtico resiste la comparaci¨®n. Carlitos fue un goleador incomparable en el modesto V¨¦lez, triunf¨® luego en Par¨ªs como Gardel y regres¨® para ser entrenador de su club de origen. Habla franc¨¦s y disfruta de un buen champa?a. Pero todos los aficionados saben que cada semana regresa al barrio de su infancia, en el que su padre atend¨ªa un quiosco de venta de peri¨®dicos; que recuerda y habla siempre sobre esa ni?ez dura, que los domingos asiste a misa y que trabaja en sus ratos libres para sostener una fundaci¨®n de ayuda a los pibes necesitados.
En suma: habla poco, hace lo que dice, cumple, es honrado, decente, respeta, trabaja, tiene sentido com¨²n, no es ajeno a la realidad social, se expresa de forma sencilla y resulta 'vulgar y banal' como cualquier vecino del barrio. Y de eso, de esa clase de l¨ªderes naturales, con identidad definida, serenos, firmes, tranquilos, seguros, convencidos, sabios, quedan pocos aqu¨ª.
?sas son las causas profundas del desmesurado dolor que produce su partida entre los aficionados del Boca y de todos los equipos. La mayor¨ªa cree que le contratar¨¢ un club espa?ol y se resigna ya a seguirle por televisi¨®n junto a Riquelme en el Barcelona. Hay quien dice tambi¨¦n que no aceptar¨¢ nada hasta que termine la Copa del Mundo, a la que asistir¨¢ como comentarista contratado por la petrolera Shell, porque el ¨²nico sue?o que le queda por cumplir es el de ser el seleccionador de Argentina.
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