Seguidillas niponas
Le preguntaron en una entrevista a Josep Pla si su obra se nutr¨ªa de la vida cotidiana, a lo que replic¨® con sorna si acaso hab¨ªa alguna otra vida que la cotidiana. Algo por el estilo podr¨ªa haber contestado el poeta japon¨¦s Sin-ichi Isikaua (1885-1912), conocido con el seud¨®nimo de Takuboku, '¨¢rbol susurrante'. A la t¨®pica paisaj¨ªstica de la tanka tradicional japonesa, Takuboku le a?adi¨® la m¨¢s variada gama de situaciones y momentos vitales, ensanchando hasta l¨ªmites insospechados el territorio de procedencia de los pretextos po¨¦ticos. No pocas veces los poemas de Takuboku nos dejan sumidos en la perplejidad justamente por desafiar los l¨ªmites de aquello que estamos dispuestos a aceptar como material susceptible de acabar capturado entre versos: 'Iba yo en el tren / como pasajero, / y el revisor / -cosas de la suerte- / amigo del colegio'.
UN PU?ADO DE ARENA
Takuboku (Sin-ichi Isikaua) Traducci¨®n de Antonio Cabezas Hiperi¨®n. Madrid, 2001 219 p¨¢ginas. 9,02 euros
Takuboku se sit¨²a en la confluencia de tradici¨®n y modernidad que marcar¨¢ el Jap¨®n de inicios del siglo XX. Su padre era un bonzo zen mientras ¨¦l desarroll¨® su obra en los ambientes period¨ªsticos de la capital. En el paisaje cambiante y acelerado del periodo Meiji (1868-1912), en el que los palanquines de Tokio dejaron paso a los tranv¨ªas y los samur¨¢is se reconvirtieron en militares y funcionarios, Takuboku est¨¢ considerado uno de los fundadores de la poes¨ªa japonesa moderna. Parte de formatos tradicionales y escapa a la rigidez incorporando pinceladas ir¨®nicas y un tono coloquial y desenvuelto.
La tanka es una forma po¨¦tica japonesa de 31 s¨ªlabas distribuidas en cinco versos que comparte algunos rasgos -simplicidad, concisi¨®n, levedad moral, recreaci¨®n de la naturaleza- con el m¨¢s conocido formato del haiku. Pero la tanka tiene a su espalda una tradici¨®n de 13 siglos, m¨¢s extensa y codificada que la del haiku. La tanka tiende a recrear la belleza e incorpora la emoci¨®n, mientras el haiku evoca el vac¨ªo, parte de la percepci¨®n y refleja lo m¨ªnimo. Takuboku recopil¨® las 551 tankas de Un pu?ado de arena en 1910. En ellas intent¨® expresar 'las sensaciones que vienen tanto de dentro como de fuera, que se olvidan al poco de llegar'.
La lectura de esta muestra de poemas breves seduce por la variedad de temas y registros, por la amenidad y el efecto multiplicador que se produce al encadenar un abanico de momentos atribuibles a un hombre cualquiera de su tiempo ('asco me dio la vida: / tener que servir / a un jefe raro / con todas mis fuerzas. / Asco llegu¨¦ a sentir'). Takuboku no se concentra en la captaci¨®n de epifan¨ªas o de estupefacciones, se extiende en una gama amplia, que va del tono prosaico al apunte jocoso ('el olor de tinta nueva / cuando abr¨ª el tintero / se me cal¨® / con tristeza honda / a mi est¨®mago hambriento').
El traductor Antonio Cabezas opta por acercarse a la tanka japonesa a trav¨¦s de una versi¨®n adaptada de la seguidilla gitana. El andalucismo de las traducciones no se queda en el patr¨®n r¨ªtmico, tambi¨¦n soluciones como las repeticiones, los diminutivos y determinados giros hacen que en algunos casos sea m¨¢s f¨¢cil imaginar estas tankas sonando entre palmas y finos que entre quimonos y biombos ('vaya si es pena pena: / haber yo gustado / tan jovencito / el sabor de la vida. / Que amar es amargo'). Alguien podr¨ªa pensar que esto es un defecto en la traducci¨®n, los poemas se aguantan por s¨ª solos gracias a la credibilidad verbal y un punto de tensi¨®n formal.
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