Pasionaria
Vuelven las vacaciones, los coches, la Pasi¨®n de Cristo, las procesiones y los atascos, y vuelve Cipri¨¤ Ciscar. Si uno quiere evitarlo todo en busca de descanso, lo mejor es sentarse c¨®modamente ante la pantalla dom¨¦stica del televisor. Claro que entonces corre el peligro de emocionarse o blasfemar. Se emociona uno cuando en el reportaje televisivo aparece la mediana estatura y la alta nobleza y dignidad de Juan Priede con el pu?o en alto, a sus casi setenta a?os, mientras suenan suaves y nada belicosos los compases de La Internacional. Esa m¨²sica, ayer como hoy, apela a la solidaridad: el pu?o cerrado de Juan, ayer como hoy, viene a ser la opresi¨®n de los sinraz¨®n, de esa sinraz¨®n que asesina, persigue e intimida a hombres libres en nombre de un irracional irredentismo. Este peri¨®dico public¨®, con acierto y en su primera p¨¢gina, la foto instant¨¢nea que recog¨ªa la escena. Gu¨¢rdenla en la c¨®moda de los afectos. Priede, aunque era el ¨²nico concejal socialista de Orio, no estuvo ni est¨¢ solo, como no lo est¨¢ el rosario de v¨ªctimas de la irracionalidad. Esa foto, o ese reportaje, evocan sufrimiento, solidaridad, pasi¨®n por la libertad, del mismo modo con que los estambres, pistilos y corona de filamentos de las vistosas flores de la Pasionaria recuerdan la crucifixi¨®n del Salvador de los cristianos.
En otras ocasiones, el c¨®modo descanso ante la pantalla conduce irremediablemente a la crispaci¨®n y al exabrupto mental, que, si no cae en la blasfemia, es por respeto a las fechas sacras que nos envuelven. Suele ocurrir el percance cuantas veces para uno mientes en noticieros y programas de la mal llamada televisi¨®n auton¨®mica valenciana -nada aut¨®noma y casi nada valenciana, para no andar con circunloquios. Una televisi¨®n creada con fines sociales y fondos p¨²blicos que est¨¢ escandalosamente al servicio del poder auton¨®mico de turno, y al servicio de la inanidad m¨¢s cochambrosa. Que eso no es nuevo y que ocurre desde que el sin par Amadeu Fabregat comenz¨® a dirigir el ente, es algo harto conocido entre el vecindario. Que una y mil veces, y desde distintos ¨¢ngulos, el fil¨®sofo y el porquero han denunciado ese comportamiento televisivo, es tambi¨¦n harto sabido y cierto, como es cierto el caso omiso, el desd¨¦n y la altaner¨ªa con que los responsables de turno acogen las quejas, lamentaciones y cr¨ªticas.
Y el car¨¢cter monocolor y la ideolog¨ªa ¨²nica en esa televisi¨®n se acrecientan y multiplican con la llegada del liberal Eduardo Zaplana a la Generalitat. Carencia de pluralismo social y pol¨ªtico, y libertad de expresi¨®n que brilla por su ausencia como en cualquier rep¨²blica dictatorial y bananera, dicho sea con todo respeto hacia los pueblos del tercer mundo. Y para muestra valga el bot¨®n del tratamiento informativo que se ha hecho al caso Cartagena, o los paneg¨ªricos a nuestro actual presidente auton¨®mico, intercalados en los servicios de noticias, que deber¨ªan de hacer sonrojar a su destinatario en Semana Santa y en Adviento.
Porque la Pascua y el Adviento vuelven siempre c¨ªclicamente, como Cipri¨¤ Ciscar, quien acaba de indicar que quiere un Canal 9 con autonom¨ªa y con libertad para que sea un medio de comunicaci¨®n al servicio de todos los ciudadanos y ciudadanos valencianos, para que no est¨¦ al servicio del pol¨ªtico de turno en el poder. Y tiene raz¨®n, pero a buena hora, mangas verdes; muy verdes, como las hojas de la ornamental y trepadora Pasionaria.
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