?Insolidarios?

Soy un joven aragon¨¦s de 26 a?os que, como tantos otros de mi generaci¨®n, me vi obligado a salir de mi tierra porque, tras realizar mis estudios superiores, all¨ª no hab¨ªa suficiente desarrollo industrial para dar empleo a tantos j¨®venes titulados. Por ello, en busca de un potencial econ¨®mico que en mi regi¨®n no exist¨ªa, me traslad¨¦ a Madrid. Desde ese d¨ªa y, especialmente en los ¨²ltimos meses, he tenido que escuchar cientos de veces las palabras 'ego¨ªstas' e 'insolidarios' en relaci¨®n con el agua del Ebro.

Al leer la secci¨®n Internacional de la edici¨®n de EL PA?S del 27 de abril de 2002, encuentro una noticia titulada Arag¨®n pagar¨¢ la reconstrucci¨®n de la red el¨¦ctrica de Yen¨ªn, que me hace reflexionar y que hace afirmarse mi idea de que los calificativos mencionados ¨²nicamente se pueden deber a una falta de informaci¨®n. Desde que se hizo p¨²blica por primera vez la idea 'popular' del trasvase del Ebro y del Plan Hidrol¨®gico Nacional (PHN), los aragoneses hemos estado intentando defender democr¨¢ticamente las ¨²ltimas gotas de futuro de nuestra regi¨®n y, a cambio, s¨®lo hemos recibido los insultos y descalificaciones constantes de pol¨ªticos y ciudadanos que, la mayor¨ªa de las veces, basaban sus opiniones en una informaci¨®n escasa o parcial.

Tantos cientos de miles de aragoneses no podemos estar equivocados y, por ello, seguiremos intentando que la Uni¨®n Europea y los ciudadanos espa?oles tengan la suficiente informaci¨®n como para darse cuenta de que el trasvase del Ebro atenta contra las pol¨ªticas comunitarias que el se?or Aznar defiende tan fervientemente cuando le interesa y de que el PHN se ha aprobado contra la opini¨®n de los expertos consultados. A pesar de que el Gobierno trate de acallar las voces imparciales, con malas artes como el cese de don Jos¨¦ Qu¨ªlez de su puesto como director de Radiotelevisi¨®n Espa?ola en Arag¨®n, seguiremos intentando difundir informaci¨®n veraz sobre el PHN, no dejando que su aprobaci¨®n se convierta en una cacicada m¨¢s del PP y que su ejecuci¨®n acabe cayendo en el olvido de los espa?oles, olvido del que jam¨¢s podr¨¢ escapar Arag¨®n si fracasamos en nuestro intento.