El cuentahuelgas
?rase una vez un peque?o d¨¦spota y una huelga general muy perversa. Cuando el peque?o d¨¦spota percibi¨® sus pasos, se ech¨® en el regazo de su esposa, y llor¨®. No tem¨¢is, mi se?or, y convocad a vuestros consejeros. Los consejeros eran p¨¢jaros de altura, lobos de colmillos retorcidos y zorros bien alimentados, en gallineros ajenos. Aquella asamblea de criaturas silvestres tom¨® asiento a los pies del peque?o d¨¦spota: Os advierto que la huelga general pretende devorarme; y devorarme a m¨ª es devorar a todos. Hubo un murmullo de aprobaci¨®n. ?Y qu¨¦ podemos hacer, se?or?, inquiri¨® uno de los consejeros. Tenemos el poder y aunque no nos est¨¢ permitido impedirle la entrada, sellaremos todas las puertas de la muralla, menos una: en esa pondremos tan altos los impuestos de portazgo, que a ver qui¨¦n paga. Para que la huelga general no se nos envalentone, t¨² -le orden¨® a la urraca que vigilaba las arcas- avisa a los guardabosques para que la pongan bajo la mira de sus escopetas. Luego, envi¨® al resto de consejeros para que, con intimidaciones o zalemas, seg¨²n, disuadieran a menestrales, comerciantes y labradores, de cualquier manifestaci¨®n; mientras, los pregoneros voceaban por calles y alquer¨ªas, los edictos m¨¢s zafios que jam¨¢s se hab¨ªan o¨ªdo.
Se hizo el d¨ªa y el peque?o d¨¦spota amaneci¨® descompuesto y p¨¢lido. Y cuando lleg¨® la huelga general, muchos vecinos la saludaron jubilosamente, en tanto el peque?o d¨¦spota se pudr¨ªa de rabia e impotencia. La guarida del palacio, se aprest¨® a protegerlo, pero la huelga general apenas si lo roz¨® con una varita de olivo. Y entonces ocurri¨® el prodigio: el peque?o d¨¦spota se convirti¨® en rana. Cuando por la noche se disolvi¨® la huelga general, su esposa lo felicit¨®: hab¨¦is triunfado, se?or. Puede, pero me he quedado en rana. Para volverlo a su natural, el mago de palacio augur¨® que bastaba el beso de una hermosa princesa. Y como quiera que acababa de llegar la princesa Unci¨®n Europea le rogaron que lo besara. Huy, mire, usted, me da asco besar a una rana. Y que co?o quiere, si yo no soy m¨¢s que una drag queen.
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