Falsedad sem¨¢ntica
Afortunadamente, algunos programas y/o cadenas de televisi¨®n se comprometen tambi¨¦n con causas justas... Hay que felicitar por ello a los profesionales de los medios de comunicaci¨®n y a la direcci¨®n de las televisiones.
Me refiero, en este caso, al reportaje que emiti¨® una cadena privada de televisi¨®n en fechas pasadas, sobre las mutilaciones genitales femeninas. Adem¨¢s de saludar la iniciativa, debo, sin embargo, apuntar alg¨²n error grave que se produjo a lo largo del programa. El locutor utiliza el t¨¦rmino 'circuncisi¨®n femenina' como sin¨®nimo de 'mutilaci¨®n genital', incurriendo en una falsedad sem¨¢ntica que debe corregirse.
En efecto, la mutilaci¨®n genital que sufren, cada a?o, cerca de dos millones de ni?as y j¨®venes consiste en la excisi¨®n o extirpaci¨®n, es decir, eliminaci¨®n de uno o varios ¨®rganos cuya funci¨®n es vital para el desarrollo biol¨®gico, psicol¨®gico, funcional y saludable de la vida de las mujeres. La mutilaci¨®n sexual de las mujeres afecta directamente a su integridad como personas. Cuando no produce la muerte por hemorragia o infecciones derivadas, deja secuelas irreversibles, como esterilidad, lesiones renales, quistes, frigidez, depresi¨®n y graves problemas durante las menstruaciones, las micciones, el coito, el embarazo y el parto. Ello no tiene nada que ver con la circuncisi¨®n masculina, que consiste en cortar, circularmente, una peque?a porci¨®n del prepucio, sin que ello afecte a ninguna funci¨®n del pene.
Como todos y todas sabemos -y los profesionales de los medios de comunicaci¨®n con mayor motivo-, las palabras traducen ideas, conceptos y creencias que se derivan de nuestra cultura y que no son ajenas a una determinada ideolog¨ªa que ha considerado tradicionalmente a las mujeres ciudadanas 'de segunda'...
La lucha por la erradicaci¨®n de pr¨¢cticas que constituyen un atentado tan grave contra los derechos humanos, como son las mutilaciones genitales femeninas, necesita del rigor y el compromiso de todos y todas los que trabajamos en esa causa... Las palabras deben ayudarnos tambi¨¦n a ello.
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