Los mejores pilotos

Michael Schumacher deber¨¢ conformarse con ganar carreras en la vida real porque en la vida virtual cualquiera puede convertirse en el piloto alem¨¢n y dejar su palmar¨¦s a la altura del bet¨²n. EA Sports vuelve con su simulador F1 2002 . No s¨®lo cuenta con la licencia de la Federaci¨®n Internacional de Automovilismo, como las dos anteriores entregas, por la que ha pagado mucho para que aparezcan los coches, equipos, circuitos y pilotos de la temporada 2002, sino que tiene el respaldo de la comunidad de aficionados a la F¨®rmula 1.

A EA Sports le viene el viento de cara tras haber trabajado duramente todo un a?o poniendo un parche tras otro para conseguir que la versi¨®n de 2001 robe el alma del piloto virtual que hay dentro de un seguidor de F-1. La empresa se siente fuerte para lanzar el simulador en las cuatro plataformas de nueva generaci¨®n disponibles, aunque es en el ordenador donde mejor luce F1 2002, pues es posible jugar a trav¨¦s de la red contra pilotos de todo el mundo con un sistema de b¨²squeda de partidas f¨¢cil de usar. Adem¨¢s, permite pasar a la historia cibern¨¦tica de las carreras a escala mundial enviando autom¨¢ticamente a una clasificaci¨®n centralizada los mejores tiempos obtenidos jugando con el modo profesional. El estudio de la telemetr¨ªa tambi¨¦n est¨¢ reservado para la versi¨®n de PC. Con este sistema pueden realizarse reglajes al mil¨ªmetro usando los datos t¨¦cnicos registrados de cualquier momento de las pruebas y su representaci¨®n sobre un circuito virtual.

Los ajustes en el coche se notan inmediatamente en la carrera. Salir a la pista con neum¨¢ticos normales sin leer el parte meteorol¨®gico que informa de lluvia intensa convierte al piloto en pasto de las vallas protectoras. Otros ajustes permiten que cualquiera pueda ponerse al volante, a?adiendo ayudas de todo tipo: control de tracci¨®n y frenado, antibloqueo de neum¨¢ticos, cambio autom¨¢tico, control del ralent¨ª o invulnerabilidad. El juego pierde todo el inter¨¦s para los puristas, pero permite dar una vuelta al circuito sin usar un veh¨ªculo tan caro como cortac¨¦sped de lujo.

Las opciones son: escuela de conducci¨®n para aprender a frenar y acelerar en curiosos biplaza; d¨ªa de pruebas para hacer pr¨¢cticas y carreras instant¨¢neas en cualquier circuito del mundo pero con todas las sesiones: entrenamientos, calificaci¨®n, calentamiento y la carrera en s¨ª; y por ¨²ltimo, el modo campeonato en el que se lucha por el t¨ªtulo mundial.

La sensaci¨®n que transmite es de inmersi¨®n total. Los circuitos est¨¢n cuidados al m¨¢ximo, desde las im¨¢genes que se divisan en el horizonte, fotograf¨ªas reales del entorno del circuito, hasta la decoraci¨®n del interior de los boxes, con los logotipos del equipo al que corresponde. El sonido es id¨¦ntico, tanto cuando se reproduce desde el interior del veh¨ªculo como cuando se observa la carrera en modo de retransmisi¨®n televisiva. Incluso en las pantallas durante los entrenamientos, en las que pr¨¢cticamente s¨®lo se ve la clasificaci¨®n provisional, as¨ª como en los monitores que tienen los equipos reales, se oye de modo difuminado el ruido que los mec¨¢nicos hacen habitualmente dentro del box. Pero es en el tacto que transmite el volante donde se cierra el c¨ªrculo del realismo; en las curvas el volante tiembla m¨¢s o menos dependiendo de la velocidad a que se pase. La p¨¦rdida de tracci¨®n se transmite con una menor resistencia al giro y permite adivinar cu¨¢ndo se est¨¢ al l¨ªmite, y as¨ª un sinf¨ªn de detalles que consiguen que el usuario quiera aprenderse todos y cada uno de los circuitos para mejorar sus tiempos. S¨®lo una mancha en su brillante curr¨ªculo: est¨¢ en ingl¨¦s, aunque el manual en castellano permite entender qu¨¦ significan todas las opciones.