La polic¨ªa detiene a una banda que extorsionaba a rumanos discapacitados

Agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa han detenido a siete ciudadanos rumanos que se dedicaban supuestamente a captar en su pa¨ªs de origen a compatriotas con minusval¨ªas f¨ªsicas o ps¨ªquicas. Una vez en Espa?a, les obligaban a ejercer la mendicidad en los sem¨¢foros de la capital bajo amenazas y golpes.

Los detenidos son el presunto responsable de la banda, Drema D., de 39 a?os, quien ha ingresado en prisi¨®n por orden del juez; su compa?era sentimental, Simina D., y cinco de sus colaboradores, los hermanos Costea y Busuioc D., de 26 y 29 a?os, respectivamente; Marius P., de 19 a?os; Schian S., de 34, Vasile M., de 44, y Nasturasi P., de 20 a?os. Ninguno ten¨ªa hasta ahora antecedentes penales en Espa?a.

En la calle de N¨²?ez de Balboa de Getafe viv¨ªan hacinados los detenidos y cinco minusv¨¢lidos. Cada mendigo recib¨ªa de Drema D. dos botellas de agua por la ma?ana. Despu¨¦s eran lanzados a la calle. Unos iban a Madrid, tomaban el tren, se bajaban en la estaci¨®n de Atocha y de all¨ª a la Puerta del Sol o al paseo de la Castellana, donde ped¨ªan dinero a los transe¨²ntes. Los otros se quedaban en Getafe.

Doce horas en el sem¨¢foro

Cada uno de los extorsionados deb¨ªa recaudar como m¨ªnimo 50 euros diarios; si no lo consegu¨ªan, Drema D. y sus compa?eros les negaban el derecho a cenar. Durante la jornada, algunos de ellos no se atrev¨ªan ni a comprarse un bocadillo. La banda les obligaba a estar un m¨ªnimo de 12 horas en las calles. Unos 7.500 euros de media al mes era la cantidad de dinero que recaudaban los cinco mendigos.

La detenci¨®n de Drema D. se produjo en el portal de la casa, cuando ¨¦ste sal¨ªa acompa?ado de uno de sus hijos y de su compa?era sentimental. ?sta, en el momento que vio a los agentes, hizo un movimiento brusco: escondi¨® algo en su falda. Era un pa?al de beb¨¦ que ocultaba 17 balas y dos cartuchos de escopeta. Drema D. llevaba encima 1.500 d¨®lares en billetes y su hijo, 200 euros en monedas. Pensaban ingresar el dinero en el banco.

Los agentes del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa entraron en la vivienda con autorizaci¨®n judicial, donde encontraron varios pasaportes, entre ellos los de los minusv¨¢lidos, y diversas joyas.

Algunos discapacitados estaban tan asustados que no eran capaces de denunciar a sus explotadores. Sin embargo, otros relataron que los extorsionadores les maltrataban de todas las formas posibles. Al menor conato de resistencia, Drema D. y sus compa?eros zurraban a los discapacitados: patadas, puntapi¨¦s y bofetadas estaban a la orden del d¨ªa. Recibieron m¨¢s de una paliza. Les amenazaban con matarles, apunt¨¢ndoles con armas de fuego, pistolas y escopetas.

Uno de los minusv¨¢lidos estaba tan aterrado que no pudo contar la experiencia hasta que no habl¨® con un trabajador social de una ONG. Estaba desnutrido y hubo que ingresarlo en un hospital por inanici¨®n.