La miner¨ªa met¨¢lica toca fondo
Lossindicatos y las administraciones negociar¨¢n este mes un plan de choque ante la crisis de las explotaciones onubenses
El suroeste de la pen¨ªnsula Ib¨¦rica es una de las zonas m¨¢s se?aladas en los mapas de las compa?¨ªas mineras internacionales. La faja pir¨ªtica, con epicentro en Huelva, ha suministrado metales desde hace siglos, pero en las ¨²ltimas d¨¦cadas las explotaciones onubenses languidecen. Y este a?o, la crisis ha reventado, quiz¨¢ definitivamente. Las administraciones y los sindicatos negociar¨¢n este mes un plan de choque que incluye medidas sociolaborales ante el posible cierre de las minas.
La actividad de la miner¨ªa onubense tiene ahora poco que ver con la intensidad con la que compa?¨ªas brit¨¢nicas exprimieron las reservas de la faja pir¨ªtica. A principios de siglo, Minas de Riotinto empleaba a m¨¢s de 10.000 obreros. En 2001, las seis explotaciones abiertas en Huelva sumaban 1.364 puestos de trabajos directos, de los que dependen otros 12.000. Pero s¨®lo una de ellas (Presur, en Cala) estaba en marcha. El resto hab¨ªa recurrido a expedientes de regulaci¨®n de empleo para parar la extracci¨®n de minerales, que amenazaba con dinamitar sus asientos contables.
A finales de 2001, cinco de las seis minas abiertas pararon y ahora los trabajadores reclaman jubilaciones anticipadas como las de Boliden
La extracci¨®n nacional de cinc, cobre, plomo, azufre, oro y plata se concentra en los ¨²ltimos a?os, casi de modo exclusivo, en las minas de la faja pir¨ªtica. Con una facturaci¨®n estancada en los ¨²ltimos a?os en los 150 millones de euros, la p¨¦sima situaci¨®n financiera de todas las empresas implicadas amenaza con dejar la producci¨®n met¨¢lica reducida a su m¨ªnima expresi¨®n. MRT (Riotinto) y Minas de Almagrera (dos explotaciones en Cala?as), las firmas se?eras en la cuenca minera onubense, con un millar de trabajadores en plantilla, arrastran deudas enormes (60 millones de euros cada una). Tharsis y Fil¨®n Sur, mucho m¨¢s peque?as, tambi¨¦n est¨¢n paradas por falta de rentabilidad.
La faja pir¨ªtica es una reserva privilegiada de metales: las prospecciones en la zona son frecuentes y hay proyectos maduros (Las Cruces, en Sevilla; Aguas Blancas en Badajoz). Pero las cuentas de las minas actuales no cuadran. Son explotaciones a cielo abierto muy antiguas que requieren una costosa tecnolog¨ªa (extracciones a gran profundidad), en las que la gesti¨®n (sociedades an¨®nimas laborales y multinacionales ruinosas como la irlandesa Navan o la canadiense Caledonian) ha sido muy desafortunada, en un entorno de costes laborales poco competitivos y precios a la baja.
En enero, los sindicatos dieron la voz de alarma. Una huelga general paraliz¨® una veintena de localidades onubenses, hubo encierros en la mina y una acampada en Huelva que dur¨® m¨¢s de dos meses. Las movilizaciones cesaron en mayo con el acuerdo de las administraciones de afrontar un plan de choque a imagen y semejanza del ensayado con los trabajadores de Boliden.
Tras casi un a?o de negociaciones y protestas, la Junta andaluza y el Gobierno respaldaron, con 30 millones de euros, jubilaciones anticipadas para 300 de los 415 mineros empleados en la mina donde se origin¨® el vertido t¨®xico de Aznalc¨®llar (Sevilla). La Junta complet¨® la actuaci¨®n con becas-salario para los que no accedieron a la jubilaci¨®n y un programa de diversificaci¨®n econ¨®mica para atraer nuevas empresas.
Los sindicatos y las administraciones establecer¨¢n primero si alguna de las explotaciones abiertas es a¨²n viable. Para el resto, UGT y CC OO quieren la receta Boliden, pero su aplicaci¨®n se antoja m¨¢s compleja: el coste del plan de jubilaciones anticipadas es mucho mayor (se estima en m¨¢s de 130 millones de euros) y la situaci¨®n de las empresas no es tan clara como la de la filial espa?ola de Boliden, que lleg¨® a un acuerdo laboral para facilitar el proceso de suspensi¨®n de pagos.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.