El m¨²sculo se impone

Imbroda sigue sin sonreir. El rompecabezas imposible madridista contin¨²a sin encajar sus piezas. Las ¨²ltimas, Alfonso Reyes y Mumbr¨², recuperados de sus lesiones, pero lejos de su mejor momento. El Estudiantes apel¨® al m¨²sculo, a Brewer, y gan¨®.

En el primer cuarto, el Real Madrid desempolv¨® la pizarra, esa que dice que no hay nada mejor para agrietar una defensa que un p¨ªvot con extraordinaria habilidad para sumar asistencias. Alston lo es. Al estadounidense le gusta bailar a tres metros del aro, donde es capaz de brindar una amalgama de asistencias. El beneficiado, en este caso, fue Hern¨¢ndez, quien s¨®lo tuvo que plantar la tienda de campa?a en la pintura. Este tuya-m¨ªa de los p¨ªvots blancos coloc¨® un parcial 0-14 a favor del Madrid y pareci¨® sumir a los estudiantiles en una bruma infranqueable.

Pero Alston pidi¨® el cambio, porque no pod¨ªa m¨¢s, y el Estudiantes encendi¨® los faros antiniebla. Loncar aup¨® a los de Maeztu con dos triples seguidos y el Madrid fue el que se instal¨® en una nebulosa. Adem¨¢s, la pareja Alfonso Reyes-Lampe no supo dominar los tableros como lo hab¨ªan hecho Alston y Hern¨¢ndez Sonseca. La direcci¨®n del Madrid no encontraba el camino. Todo lo bueno que hab¨ªa aportado Victoriano en el primer cuarto, Hawkins lo deshizo en un par de pases telegrafiados al vac¨ªo. Curioso lo de Victoriano. De conocer las fuerzas del averno en la Liga LED, el base argentino ha vuelto m¨¢s pausado. Sabe correr cuando el ritmo lo exige y sabe reducir la velocidad de los fotogramas cuando al equipo le falta aire. Justo lo contrario que Hawkins, sin sangre caliente para tirar del equipo. Ayer, eso s¨ª, dispar¨® con acierto, la ¨²nica forma de redimir sus carencias.

A los de Maeztu no les carburaba el juego interior y prefirieron ver de lejos la canasta con la connotaci¨®n de ruleta rusa que eso tiene. Cuando el partido pidi¨® gresca, ambos entrenadores la dieron. Pepu Hern¨¢ndez e Imbroda se llevaron una t¨¦cnica y ninguno de los dos encontr¨® la forma de inocular calma en le tercer cuarto. La cuesti¨®n era no buscar buenas posiciones de tiro y dar le?a en el poste bajo. En una de esas acciones, Keefe tuvo que retirarse lesionado tras un manotazo de Alfonso Reyes, el mejor prestidigitador a la hora de defender. Al mayor de los Reyes a¨²n le faltan partidos para coger agilidad.

Los ¨²ltimos minutos se disfrutaron a trompicones. Los dos conjuntos se ced¨ªan la arritmia y un rato funcionaba uno, y otro, el de enfrente, hasta a que Brewer le dio por hacer lo que se pide a todo extranjero que viene a la ACB, es decir, sumar y no mantener el encefalograma plano. Agarr¨® el partido y lo adopt¨® como si fuera su criatura. Una criatura con rostro de victoria.