Libro blanco, libro negro
El Gobierno de la Generalitat reuni¨® al personal para dar cuenta de sus buenas intenciones en materia de cultura. Debo decir que no estuve en la presentaci¨®n on line del Libro Blanco de las industrias culturales de Catalu?a coordinado por el profesor de la Universidad de Barcelona Llu¨ªs Bonet, ni formo parte de ese contingente de expertos de los sectores culturales -un n¨²mero par entre 150 y 200, ojo al riguroso trabajo de campo- a los que se les inquiri¨® un diagn¨®stico del sector de la cultura. Dos d¨¦ficit que no deber¨ªan quitarme el sue?o, a juzgar por la escasa concurrencia de la parte contratante (algunos empresarios del audiovisual) y el bajo ¨ªndice de contratados de la parte contratante, con profusi¨®n de funcionarios sobre creadores culturales, que sirvieron de base estad¨ªstica.Y sin embargo, me preocupa este principio aritm¨¦tico porque me siento administrado por la Generalitat y para afrontar el futuro con entusiasmo prefiero echar mano de sus objetivos estrat¨¦gicos antes que de las anfetaminas. F¨ªjense si el tema merece trascendencia.
La cong¨¦nita timidez del consejero de Cultura, Jordi Villajoana, le llevar¨ªa a se?alar que el Libro Blanco no conten¨ªa grandes sorpresas (para empezar no era ni libro, sino un disquete), tan s¨®lo preparaba el terreno para la futura creaci¨®n de un observatorio de las industrias culturales, esto es, un nuevo Libro Blanco para que el pr¨®ximo trienio la gente estuviera ocupada. Por fortuna, ah¨ª estaba el conseller en cap, Artur Mas, para poner ¨¦nfasis en la mentalidad econ¨®mica y empresarial de la cultura y advertir de que poco importaba que el libro fuera blanco o fuera negro ( supongo que en raz¨®n de su formato digital) mientras se comiera a los ratones. Es m¨¢s, firmemente convencido de que la cultura es una fuente de industria y comercio, Mas puso como ejemplo de su argumentaci¨®n a California, para¨ªso de parques tem¨¢ticos y turismo familiar. Decididamente, los funcionarios catalanes necesitan consejeros en la sombra para que no resbalen siempre hacia el modelo americano, que s¨®lo permite casar el provincianismo con la bober¨ªa bajo la p¨¢tina internacionalista del traje Ermenegildo Zegna.
Naturalmente en este tipo de homil¨ªas, con independencia de la administraci¨®n p¨²blica que las formule, no cabe esperar un debate de ideas. Por ejemplo, alguna referencia a que Catalu?a -Barcelona- ha creado una industria cultural de consumo apto para su proyecci¨®n tur¨ªstico-internacional, pero se ha empobrecido de ideas (priva el potaje multicultural sobre las delikatessen) o que Barcelona est¨¢ perdiendo a marchas forzadas su cosmopolitismo, para entrar en un proceso de regionalizaci¨®n cultural a la que no es ajena el tartufismo de su clase pol¨ªtica. Es cierto que en este caso el informe promovido por la Generalitat se quedaba en la periferia sin aprovechar la autoflagelaci¨®n y el agravio comparativo con Madrid, aunque no me cabe duda de que el ping-pong con la capital del reino segu¨ªa actuando como referente. Las cifras manejadas sobre el crecimiento bruto del audiovisual y la ca¨ªda o estancamiento del sector del libro, dos de los sectores mimados en Madrid, apuntaban en esa direcci¨®n.
Madrid ha tomado la delantera en casi todos los ¨¢mbitos culturales, y no es suficiente con invocar la cercan¨ªa del poder, que por lo dem¨¢s solo apadrina TVE o tramos del AVE, para justificarlo. La capital del reino se ha convertido en una ciudad muy activa en el mercado del arte contempor¨¢neo (anta?o territorio reservado para Barcelona), con una cartera de coleccionistas y clientelismo nacional e internacional superiores a los de la capital catalana (aunque ese tema parece abocado hacia la empresa de prestaci¨®n de servicios culturales para las provincias, a juzgar por el florecimiento de museos de arte contempor¨¢neo en toda la geograf¨ªa peninsular ). Desde distintos puntos se fortalece la producci¨®n editorial a costa de mantener viva la oferta narrativa y los canales de difusi¨®n (con mimo diario y dramaturgia de gin tonic hacia determinados escritores vedettes). No ha superado los ¨ªndices del teatro, entre otras razones porque todav¨ªa necesita recurrir a la naftalina del teatro de boulevard, pero todo llegar¨¢. Y en cuanto al audiovisual, para qu¨¦ entretenerles. Durante m¨¢s de dos d¨¦cadas en Barcelona se emprendi¨® la ingente tarea de sepultar cualquier atisbo industrial gracias a los delirios ag¨®nico-ling¨¹¨ªsticos de la Generalitat y la colaboraci¨®n interesada de comanches y advenedizos de las tivimuvis. En eso est¨¢n todav¨ªa, pero el grueso de la industria del audiovisual reside en Madrid, aunque se trate de un aut¨¦ntico corral repleto de aves de paso y al final del boulevard sean cuatro los favorecidos y un batall¨®n los enterrados. En todo caso, la proyecci¨®n del producto cultural y la fuerza medi¨¢tica de la fauna tutti-frutti terminan imponiendo una fiebre: hay que estar all¨ª para no perder el tren de Sig¨¹enza, que tal vez nos lleve al infinito despu¨¦s de cruzar los campos de Castilla.
Menos mal que nos queda el F¨°rum de les Cultures. Regreso en puente a¨¦reo a mi ciudad tras advertir que el proyecto municipal es poco conocido en Madrid y escasamente apreciado en determinados c¨ªrculos intelectuales. No importa. Pienso que no hace falta ampliar el batall¨®n de disidentes m¨¢s alla del Ebro, pues para enemigos el F¨°rum ya los tiene todos dentro. Lo ¨²nico verdaderamente sostenible es la cantidad de desaf¨ªos a su propia existencia, no en vano se trata de un evento con m¨¢s gestores por metro cuadrado que proyectos por definir. Ante mis contertulios madrile?os no supe dar la lista de quienes estaban maquinando o imaginando algo en el terreno de la cultura, porque todos dimiten o cambian de canal, y si abandon¨¦ la idea de exponerles la magnificencia de Diagonal Mar fue para que no me devolvieran, ombligo por ombligo, las referencias urban¨ªsticas de Prado del Rey y Pozuelo de Alarc¨®n. Pero llegar¨¢ el d¨ªa en que el F¨°rum se ilumine con estr¨¦pito a trav¨¦s de las ceremonias oficiales y la televisi¨®n, y alguien desde los sillones de palacio programe un Libro Blanco o Negro con fastos y entierros para dar constancia de su paso.
Dom¨¨nec Font es profesor de Comunicaci¨®n Audiovisual de la Universidad Pompeu Fabra.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.