Contra Pap¨¢ Noel
Esta noche, Nochebuena, tampoco nos van a faltar angelitos con zambombas en las calles de Madrid, sin necesidad de que se refugien en un bel¨¦n viviente del Ayuntamiento: aunque ¨¦sta no sea una fiesta patronal, que es la que en las ordenanzas de Gallard¨®n permite los botellones, el botell¨®n funciona desde hace una semana. Al menos por unos d¨ªas, a las almas con inquietud social no les preocupar¨¢ crear un cineclub de madrugada para distraer a las criaturas que se den al desvar¨ªo nocturno de la ebriedad. Eso s¨ª, al ruido del botell¨®n hay que a?adir ahora el esc¨¢ndalo visual de esos rid¨ªculos gorritos de Pap¨¢ Noel que exhibe en sus cabezas por todo Madrid la muchachada antiglobalizadora, sin darse cuenta de que Pap¨¢ Noel es el Rey Melchor de la globalizaci¨®n peor entendida.
Yo siempre vi en cualquier Pap¨¢ Noel a un agente de la CIA disfrazado, hasta que la CIA pas¨® a ser otra cosa de pura devaluaci¨®n; despu¨¦s pas¨¦ a sospechar que detr¨¢s de cualquier Pap¨¢ Noel podr¨ªa haber un Rold¨¢n o un implicado en Gescartera, un ec¨®nomo, por ejemplo; alguien, en cualquier caso, que te quiere quitar algo, pedir algo o venderte algo. Ahora, adem¨¢s, intuyo tontos de barba blanca que desean sentirse en la leyenda, pobres contratados por grandes almacenes para esa especie de falla con ni?os que suelen instalar a sus puertas, o ministros de Aznar -Rajoy, Zaplana- que te quieren subir al trineo de sus fantas¨ªas para contarte un cuento.
Es posible que la chiquillada piense que Pap¨¢ Noel es m¨¢s moderno que los Reyes Magos. No ser¨¦ yo quien lo desmienta: dice Bukowski en sus Madrigales de la pensi¨®n que "es bastante f¨¢cil parecer moderno". Pero si fuera de verdad moderno encontrar¨ªa resistencia en el actual alcalde de Madrid por incompatibilidad con lo rancio, y la prueba de que no lo es est¨¢ en el hecho de que Manzano no haya llamado la atenci¨®n al hotel Palace por esos Pap¨¢ Noel enflaquecidos que ha instalado en su fachada, como si hicieran de bomberos inoperantes que trepan por sus paredes hasta encaramarse en los alf¨¦izares de las ventanas.
Moderno, no obstante, debe parecerles el tal Pap¨¢ Noel a esas cincuentonas pijas que aparecen en los programas rosa: metidas en una competici¨®n absurda entre la tradici¨®n y la m¨¢s cursi modernidad dicen ser de Pap¨¢ Noel (que es lo que se lleva, un producto que no hab¨ªa sido exportado cuando ellas eran ni?as insoportables) m¨¢s que de los Reyes Magos. Y para no coincidir con ese falso imaginario infantil de tales damas, lo mejor ser¨¢ recluirse en el propio, donde te bastaba con los magos de Oriente, siempre m¨¢s legendarios, elegantes y misteriosos para cualquier imaginario que se precie. No es que opte yo por defender a la realeza en ninguna de sus formas, pero, ya puestos a la elecci¨®n boba, prefiero a los tres monarcas, tan suntuosos, que a un delegado de Bush disfrazado de campesino. Aunque creo que ¨¦sta es una buena raz¨®n para que las nuevas ricas lo tengan por un adecuado agente del eje del bien y para que los progres reconvertidos lo prefieran por pagano, quiz¨¢ sin darse cuenta de su parentesco con Santa Claus, que era obispo; es decir, un colega de Rouco algo m¨¢s verbenero, un activista del despilfarro, que no viene a adorar a Dios pobre alguno sino a entenderse con el poder¨ªo, ¨¦l mismo representaci¨®n hortera de un nuevo poder¨ªo.
De modo que prefiero a unos ex¨®ticos que siguen a una estrella y se entregan a un espejismo que a esa estrella obesa de music hall que salta de luminoso en luminoso. Me sorprende verme escribiendo contra Pap¨¢ Noel, como si mereciera la pena, pero debo confesarles que me siento tan acosado por ¨¦l y por lo que representa que esto quiere ser un exorcismo. Desde que Manzano cantara su ¨²ltimo villancico, vivo entre la emoci¨®n de saber que falta menos de un a?o para tener otro alcalde o alcaldesa y la inquietud de que a Pap¨¢ Noel se le ocurra esta noche visitarme. En el caso de que me visite, es posible que en la c¨¦ntrica calle de Madrid en la que vivo se encuentren ustedes ma?ana, Navidad, con un Pap¨¢ Noel asesinado. Les ruego que no avisen al Samur ni lo embalsamen para el a?o que viene. Porque, ahora que caigo, ya s¨¦ lo que me pasa con ¨¦l: que as¨ª como al negro Baltasar lo veo siempre vivo y distinto, Pap¨¢ Noel me ha parecido siempre un verdadero embalsamado.
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