Un se?or de la calle
Hola. Me llamo Goldie Bishop, la bisha para los amigos, y soy investigadora privada. Mis credenciales son unas delanteras que me costaron una pasta, un cerebro brut nature y una autom¨¢tica Colt Mustang Pocketlite, nueve mil¨ªmetros corto, un arma peque?a y devastadora. Mis jefes de Culturburgo, del Departamento de Alta Literatura Exquisita, sito en la calle Torre de Marfil sin n¨²mero, me han confiado una misi¨®n delicada. Andan estos prohombres inquietos con la hipot¨¦tica deserci¨®n de uno de sus m¨¢s exquisitos representantes, Andr¨¦s Trapiello, quien seg¨²n ciertos indicios no s¨®lo se habr¨ªa pasado a las filas de la literatura popular (ecs, dejen que me lave el instrumento tras haber escrito algo tan asqueroso y degradante), sino que, encima, habr¨ªa ganado un premio y declarado a la prensa, entre otras insensateces, que Di adi¨®s al ma?ana, la novela (negra) del podrido Horace Mc Coy -que Lucifer lo tenga a su vera-, es... ?una obra maestra! Si uno empieza por permitirse ensalzar una novela negra, pronto no le da importancia a leer novelitas de Simenon, de ah¨ª pasa a incubar el abyecto deseo de ser un escritor de los que venden libros y acaba por escribir cosas que corren el peligro de interesar a alguien.
"La novela negra permite meterte en las camas y en las conversaciones de la calle para llevar a cabo un retrato social y pol¨ªtico"
Con ¨¢nimo de conseguir datos que me permitan avanzar en mis pesquisas, cojo mi Pocketlite y me bajo a Negra y Criminal, una librer¨ªa de mala nota sita en el barrio de la Barceloneta (calle de la Sal, 5). A mis receptivos o¨ªdos hab¨ªa llegado la noticia de que ese antro de perdici¨®n, liderado por Paco Camarasa y Montse Clav¨¦ y que pretende convertirse en una importante base de operaciones, una especie de Espectra de la novela criminal, ha organizado su primer acto p¨²blico dos meses y un d¨ªa despu¨¦s de su apertura.
?Y a qui¨¦n han invitado a presentar su ¨²ltimo libro? Pues nada m¨¢s y nada menos que a Francisco Gonz¨¢lez Ledesma, que acaba de publicar El pecado o algo parecido (editorial Planeta) despu¨¦s de un largo silencio. Por si ustedes no se hicieran cargo de qui¨¦n es este peligros¨ªsimo sujeto -que Lucifer le d¨¦ un cargo en el infierno-, les dir¨¦ que tiene publicadas, con su nombre y con el ignominioso seud¨®nimo de Silver Kane, unas 500 novelas, lo que lo convierte en un individuo a¨²n m¨¢s abyecto y nocivo para la Alta Literatura que Simenon, que s¨®lo public¨® 400 t¨ªtulos.
Por si alguien dudase de la adscripci¨®n de las novelas de Gonz¨¢lez Ledesma a la novela popular, ah¨ª van unos cuantos t¨ªtulos que despejar¨¢n todas las dudas: Verdugo busca empleo, ?Colt! ?Colt! ?Colt!, ?Te acuerdas de rezar, nena?, Que el plomo te bendiga, Las t¨ªas buenas, Con las mujeres no hay vacaciones, Demasiadas curvas para el muerto, El buitre de Denver, Dame masajes, chico, T¨ªa guapa, t¨ªo muerto, y centenares de t¨ªtulos por el estilo que me encantar¨ªa citar aqu¨ª, pero que no caben ni en tres cr¨®nicas como ¨¦sta. Como sin duda lo habr¨¢n sospechado al leer el listado, estos t¨ªtulos corresponden a novelas del Oeste y de aventuras que Gonz¨¢lez Ledesma escrib¨ªa para pagarse la carrera de Derecho y mantener a su familia, que ten¨ªa el mal gusto de querer comer tres veces al d¨ªa. Como lo recordaba Andreu Mart¨ªn el d¨ªa de la presentaci¨®n, las novelas del Oeste, publicadas por Bruguera, se vend¨ªan a cinco pesetas. Y, casualmente, Hitchcock estuvo a punto de comprar uno de esos argumentos, pero el sindicato de guionistas estadounidenses abort¨® la operaci¨®n.
No crean que se acaban ah¨ª las agravantes que pesan sobre Gonz¨¢lez Ledesma: no contento con publicar aqu¨ª sus novelas negras, entre las que cabe citar El expediente Barcelona, Historia de Dios en una esquina y Las calles de nuestros padres, este peligro p¨²blico, que en 1984 ganaba el Premio Planeta con Cr¨®nica sentimental en rojo, se dedica a exportar su producci¨®n. Incluso se da la curiosa circunstancia de que El pecado o algo parecido haya sido publicada en Francia (Gallimard, s¨¦rie noire) seis meses antes que en nuestro pa¨ªs.
Y a¨²n hay m¨¢s: seg¨²n se jactaba el otro d¨ªa, este individuo, que abandon¨® la abogac¨ªa por el periodismo y durante un tiempo fue redactor jefe de La Vanguardia, ha pateado mucho las calles y ha forjado en ellas su mirada. "La verdad est¨¢ en los ojos de la gente. Y las historias est¨¢n en el aire. Barcelona es la verdadera madre de mis novelas... La novela negra permite bucear en una sociedad y meterte -muy importante- en las camas y en las conversaciones de la calle para llevar a cabo un retrato social y pol¨ªtico". ?C¨®mo se atreve! En lugar de escribir sobre su excelso y fascinante ombligo, va y pretende erigirse en un cronista del mundo que lo rodea, qu¨¦ desfachatez. Incluso hay quien lo considera, junto a Eduardo Mendoza, como uno de los mejores cronistas con que cuenta Barcelona. Una Barcelona canalla donde en las casas de putas se organizan concursos de poes¨ªa, como cuenta Gonz¨¢lez Ledesma que suced¨ªa en la c¨¦lebre casa de la Emilia, en el barrio chino.
Finalizados los parlamentos de Andreu Mart¨ªn y Gonz¨¢lez Ledesma, me mezcl¨¦ entre el numeroso p¨²blico que abarrotaba la librer¨ªa y entre el que, por cierto, se hallaba el juez Oubi?a, gran adicto al g¨¦nero negro. Felizmente, mi astucia, combinada con los efectos deshinibidores del vino tinto que circulaba a placer, me permiti¨® averiguar, adem¨¢s de ciertos trapillos sucios, que Trapiello, el supuesto tr¨¢nsfuga de la Alta Literatura Exquisita no lo era tanto, pues ha hecho declaraciones donde deja muy claro que la novela con que gan¨® el premio no es negra porque "no est¨¢ centrada en la resoluci¨®n del crimen, sino en los motivos y circunstancias de los personajes que lo rodean". Y que lo suyo no es literatura negra, sino literatura literaria. Menos mal, qu¨¦ alivio.
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