La 'Costa Brava' del Alberche
Un paseo por los bosques que tapizan las escarpadas laderas del embalse de Picadas, en el lejano oeste de la regi¨®n
En Navas hay una estatua dedicada a Fernando VII, un rey que, aparte de concederle el t¨ªtulo de villa a este pueblo del lejano oeste madrile?o en 1817, no hizo nada bueno y fue sin discusi¨®n el peor que ha tenido Espa?a, peor incluso que el retrasado de Carlos II. Peor que don Rodrigo, que la perdi¨®.
Tan malo fue, que hoy podemos apreciar por contraste lo majos que han sido otros reyes, mejores cuanto m¨¢s decorativos, y hasta deber¨ªamos estarle por eso mismo agradecidos, como lo est¨¢n en Navas del (a mucha honra) Rey.
Otro contraste muy apreciable e ilustrativo es el que, dentro del mismo municipio, ofrecen sus feas colonias veraniegas -San Juan, La Rocha, El Morro y Santa Ana- con el campo que las rodea, se?aladamente con los bosques que se asoman a la profunda garganta del Alberche.
Dentro del soberbio pinar una pista de tierra desciende en pos del arroyo del Fresno
El caminante pasa junto a un jard¨ªn decorado con gnomos y ¨¢guilas de escayola y se zambulle de sopet¨®n en un paisaje de pinos monumentales adornado con buitres y ¨¢guilas de verdad, y se asusta, y se emociona, y abraz¨¢ndose a un ¨¢rbol, con adem¨¢n un tanto teatral, llora. Si no existiera contraste, no suceder¨ªa esto.
Advertidos de lo que hay -de lo bueno y de lo malo-, saldremos de Navas del Rey caminando por la carretera vieja del puerto de San Juan para, unos 200 metros despu¨¦s de rebasar la blanca iglesia de San Eugenio, desviarnos a la izquierda obedeciendo una se?al que reza: "H¨ªpica Plaza Do?a Ana".
El camino, asfaltado y pr¨¢cticamente llano, nos conducir¨¢ con dulzura por entre vi?edos y almendrales hasta que, a tres kil¨®metros del inicio -una hora de suave andar-, arribemos a la urbanizaci¨®n El Morro, la cual atravesaremos lo m¨¢s r¨¢pido posible, aprovechando que est¨¢ cuesta abajo.
Impresi¨®n brutal, como ya se dijo, es la que produce llegar al fin del asfalto y de los chal¨¦s, y colarse en el soberbio pinar por una pista de tierra que desciende con bruscos zigzags en pos del arroyo del Fresno, barranco de aguas saltarinas y pardos esquistos que evoca las soledades geol¨®gicas de la lejana sierra de Ayll¨®n.
Bajando a su vera, y como a una hora y media del inicio, desembocaremos en la garganta del Alberche, un r¨ªo que, embalsado tras la presa de Picadas, entre paredes rocosas e intacto bosque mediterr¨¢neo, no recuerda nada m¨¢s cercano, ni menos bello, que la Costa Brava.
Para m¨¢s pasmo, descubriremos a orillas del embalse la explanaci¨®n de un ferrocarril que fue concebido en 1891 para unir Madrid con Arenas de San Pedro (?vila) pasando precisamente por esta garganta.
En 1924, las obras estaban tan avanzadas, que en el vecino valle de Valdeiglesias se celebr¨® ya un banquete preinaugural con huevos a la italiana, frito variado, pudding de merluza, coliflor a la espa?ola, ternera asada, postre, vino, champ¨¢n, licor y habano. Tal era el men¨², a 10 pesetas por barba. Incluso se trajo una locomotora para verla rodar por un trechito de v¨ªa all¨ª instalado. Pero la guerra civil agu¨® la fiesta y el tren nunca lleg¨® a funcionar.
Siguiendo hacia la derecha el trazado del tren fantasma, muy pronto cruzaremos un viaducto para continuar por la margen contraria del embalse admirando las evoluciones de las aves acu¨¢ticas, de los buitres leonados y de las escas¨ªsimas ¨¢guilas imperiales.
As¨ª, hasta llegar al puente de San Juan, al pie de la presa hom¨®nima, por donde cruza el r¨ªo la carretera M-501 (Madrid-Plasencia) y por donde cruzaremos nosotros para plantarnos, transcurridas dos horas y media de marcha, en la colonia de San Juan.
Para acometer el ¨²ltimo tramo de la gira (otra hora y media, cuatro en total), bordearemos la colonia por la izquierda, por una empinada cuesta que nace junto al bar Los Pe?a, y luego subiremos por una pista forestal a lo m¨¢s alto del pinar, dando vistas al embalse de San Juan y a las primeras cumbres de Gredos. La misma pista, llana ya y por encinares, nos guiar¨¢ hasta la carretera vieja del puerto de San Juan, a un kil¨®metro y medio de Navas del Rey.
Una ruta f¨¢cil para invierno
- D¨®nde. Navas del Rey dista 55 kil¨®metros de Madrid yendo por la carretera M-501 (de Alcorc¨®n a Plasencia por San Mart¨ªn de Valdeiglesias). Se puede aparcar junto a la iglesia de San Eugenio, para iniciar el camino descrito por la carretera vieja del puerto de San Juan. Hay autobuses a Navas de la empresa Cevesa (tel¨¦fono 91 539 31 32), con salida de la Estaci¨®n Sur (Metro M¨¦ndez ?lvaro).
- Cu¨¢ndo. Ruta circular de 14 kil¨®metros y unas cuatro horas de duraci¨®n, con un desnivel acumulado de 200 metros y una dificultad baja, recomendable para invierno, que es la mejor ¨¦poca para caminar por estos c¨¢lidos bosques de pinos pi?oneros y encinas.
- Qui¨¦n. Gerardo S¨¢nchez Pe?a es el autor de Entre Guadarrama y Gredos (Los Libros de la Catarata; tel. 91 532 05 04), la mejor gu¨ªa de senderismo de la zona. Tambi¨¦n puede consultarse, en la misma colecci¨®n de gu¨ªas, A pie por el suroeste de Madrid a trav¨¦s de una v¨ªa de tren abandonada, del colectivo Cicen-Chrysaetos.
- Y qu¨¦ m¨¢s. Aunque el camino ofrece pocas dudas, no est¨¢ de m¨¢s llevar la siguiente cartograf¨ªa: mapa 17-22 (San Mart¨ªn de Valdeiglesias) del Servicio Geogr¨¢fico del Ej¨¦rcito o la hoja equivalente (557) del Instituto Geogr¨¢fico Nacional, ambas a escala 1:50.000.
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