Las huelgas desaf¨ªan a Chirac
El Gobierno franc¨¦s se enfrenta a una oleada de protestas sociales en v¨ªsperas de la cumbre del G-8 en Evian
Profesores en pie de guerra; amenaza de huelga de ex¨¢menes; manifestaci¨®n nacional en Par¨ªs, el domingo; huelga de hospitales, correos y control a¨¦reo, el martes; paralizaci¨®n del transporte, en junio. La agenda de los sindicatos del sector p¨²blico se carga cada d¨ªa para exigir al Gobierno que retire sus proyectos de reforma de las pensiones y descentralizaci¨®n de la ense?anza. El primer ministro, Jean-Pierre Raffarin, se enfrenta a la oleada de problemas debilitado por su propio partido, que le aconseja "soltar lastre" para rebajar la contestaci¨®n social.
Los organizadores de las huelgas esgrimen la posibilidad de un nuevo paro en los transportes el 3 de junio, coincidiendo con la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los pa¨ªses del G-8 en Evian. Nada podr¨ªa molestar m¨¢s al presidente, Jacques Chirac, que se ha implicado personalmente con las ONG y sindicatos en el intento de que las marchas antiglobalizaci¨®n no se desborden.
Los s¨ªntomas de inquietud afectan a la Uni¨®n por un Movimiento Popular (UMP), el partido gubernamental. Su presidente, Alain Jupp¨¦, sugiri¨® el martes el aplazamiento del traspaso de 110.000 empleados de la educaci¨®n a las regiones y otras colectividades. No se trata s¨®lo de la prudencia del gato escaldado -Jupp¨¦ dirig¨ªa el Gobierno durante la ¨¦poca de las huelgas de 1995-, sino de las reticencias levantadas por el proyecto de descentralizaci¨®n sostenido por el actual primer ministro, que ve as¨ª atacada una de sus principales iniciativas.
Francia vivi¨® ayer la sexta jornada de huelga de ense?anza en lo que va de curso. No fue la m¨¢s seguida -algo m¨¢s de la mitad, seg¨²n los sindicatos; un tercio escaso, a juicio del Gobierno-, pero sirvi¨® para alimentar el incendio. Los ex¨¢menes han sido aplazados en dos universidades de Toulouse que afectan a 59.000 estudiantes y el Gobierno amenaza con suspender el derecho de huelga de los profesores si se extiende el movimiento de boicoteo a las pruebas de fin de curso. El titular de Educaci¨®n, Luc Ferry, apedreado p¨²blicamente con ejemplares de su ¨²ltimo libro, declar¨® ayer a Le Nouvel Observateur que est¨¢ dispuesto a dimitir, "si esto arregla algo".
La disgregaci¨®n de una parte de los empleados de la ense?anza se une a las consecuencias de la reforma de las pensiones, que les afecta como a todos los funcionarios, de forma que habr¨¢n de cotizar 2,5 a?os m¨¢s para poder jubilarse sin descuentos en la pensi¨®n. La coincidencia de ambas reformas sobre un mismo colectivo hace de la ense?anza p¨²blica la punta de lanza de la protesta.
Varios sindicatos urgen al Gobierno a reabrir el debate sobre las pensiones antes del mi¨¦rcoles, fecha prevista por el Consejo de Ministros para dar el visto bueno al proyecto sugiriendo que, de lo contrario, el enfrentamiento ir¨¢ m¨¢s all¨¢ de un movimiento social. El entorno del primer ministro ya habla de "politizaci¨®n" de las huelgas, mientras los diarios se inundan de encartes publicitarios en defensa de una reforma destinada a "salvar las pensiones compartiendo los esfuerzos".
Nada prueba que los partidos de izquierda est¨¦n detr¨¢s del conflicto social. Pero el reciente congreso del Partido Socialista dio la impresi¨®n de un giro. Los 4.000 asistentes dedicaron la m¨¢s larga de sus ovaciones a Bernard Thibault, l¨ªder de la CGT, la central sindical m¨¢s implicada en el actual proceso de huelgas. En su comentario cotidiano de la ¨²ltima p¨¢gina del peri¨®dico Le Monde, el muy le¨ªdo Pierre Georges escrib¨ªa ayer: "La izquierda de los partidos, que sigue en plena convalecencia, recibe una transfusi¨®n de la izquierda de las calles".
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