El joven Waugh
Evelyn Waugh public¨® su primera novela: Decadencia y ca¨ªda (Anagrama), en 1928; su recepci¨®n fue sorprendente. De inmediato se convirti¨® en uno de los escritores importantes del Reino Unido. La cr¨ªtica lo recibi¨® con un¨¢nime entusiasmo, y no s¨®lo en su pa¨ªs: "El ¨²nico genio c¨®mico de primera magnitud que ha aparecido en ingl¨¦s desde Bernard Shaw", declar¨® Edmund Wilson desde Estados Unidos. Celebrado por sus pares fue a la vez un preferido del p¨²blico. Innovar un g¨¦nero sin desear ser vanguardista es tremendamente dif¨ªcil. Waugh lo logr¨®.
Decadencia y ca¨ªda tiene como protagonista a Paul Pennyfeather, un estudiante de teolog¨ªa en Oxford, quien desde la ni?ez sinti¨® el llamado de la Iglesia y se prepara para llegar a ser pastor. Una noche, en el progrom anual que los j¨®venes atletas de la universidad, acuciados por el alcohol y un sentimiento de virilidad triunfante, se lanzan a castigar salvajemente a los estetas, devastando sus habitaciones, haciendo trizas sus piezas de porcelana antigua, sus matisses, sus pianos de cola, sus tesoros bibliogr¨¢ficos, el joven Pennyfeather regresa a su cuarto despu¨¦s de participar en un debate sobre la paz universal, y es atrapado por algunos de esos feroces cruzados que desean limpiar de afeminamientos su universidad; lo vapulean, lo insultan con palabras horrendas y, al final, le quitan los pantalones. Los guardianes del orden tienen la obligaci¨®n de castigar a los depredadores, pero no se atreven a culpar a los alumnos de nombres y t¨ªtulos respetables, quienes eran generosos con las propinas, sino a ese modesto muchacho que vieron caminar por la noche casi desnudo por los patios de la universidad. Paul Pennyfeather, hay que decirlo, es un personaje angelical. Mischkin, el pr¨ªncipe idiota, en parang¨®n con ¨¦l hubiera sido un depravado. De inmediato es expulsado por conducta indecente. Su t¨ªo y tutor se apropia de la herencia de la cual es custodio, argumentando que a un joven que ha probado los peores vicios, el dinero lo lanzar¨ªa con mayor fruici¨®n al desenfreno, y as¨ª aquel inocente es arrojado a la intemperie sin protecci¨®n alguna. A partir de entonces, sin conocimiento del mundo ni de las perversiones que anida, se mueve en medio de una fauna salvaje, corrupta hasta la m¨¦dula, perfectamente enmascarada y notablemente divertida, de cuya existencia no ten¨ªa la m¨¢s remota idea. Aunque viviera una docena de vidas, si no hubiera sido expulsado de la universidad no habr¨ªa descubierto un tejido de sordidez y felicidad como el que el cielo le hab¨ªa deparado. Se code¨® con las figuras que forman la c¨²pula de una sociedad poderosa: vivi¨® en el Ritz, viaj¨® en un yate, estuvo a punto de casarse con una de las mujeres m¨¢s hermosas del Reino Unido, una anfitriona cuya casa era visitada por la m¨¢s alta sociedad, pero tambi¨¦n descendi¨® a los infiernos, condenado por el delito, nada menos, de trata internacional de blancas; conoci¨® la c¨¢rcel, fue rescatado de ella, reapareci¨® en un palacio en una isla griega.
La estructura de Cuerpos viles est¨¢ formada por un concierto de voces, murmullos y un caudal de citas en torno a la "alegre juventud"
Si Paul hubiera le¨ªdo a Calde-
r¨®n, habr¨ªa supuesto que era una nueva encarnaci¨®n de Segismundo. Le asombraba, eso s¨ª, que en ese juego de sue?os la sociedad estuviera movida por poderosas corrientes secretas. En su trato con el mundo logr¨® advertir la existencia de una vitalidad salvaje encubierta por exquisitos modales y una frivolidad de buen gusto, encarnada en una tratante de blancas, un estafador de altura y un irredento ped¨®filo. Y para que la comedia humana pudiera seguir su curso normal era necesario que algunas instituciones prestigiosas y todas las instancias del poder estuvieran implicadas en los peores manejos. Sin ello, el mundo podr¨ªa perder su preciosa fachada. A?os despu¨¦s, Paul Pennyfeather vuelve a la universidad. Nadie lo reconoce, nadie recuerda su nombre, nunca lleg¨® a ser nadie, y por lo mismo puede continuar sus estudios eclesi¨¢sticos.
Cuerpos viles (Anagrama), publicada dos a?os despu¨¦s, es una novela m¨¢s arriesgada que la precedente. Su estructura est¨¢ formada por un concierto de voces, murmullos y un caudal de citas period¨ªsticas en torno a la "alegre juventud". La novela se inicia en un viaje en barco de Calais a Dover. All¨ª est¨¢ la mayor parte del reparto de la novela: Mrs. Ape y su cadena de ¨¢ngeles evang¨¦licos, en gira por Europa; el padre Rothschild, un misterioso, cult¨ªsimo y evasivo jesuita, y los representantes m¨¢s exaltantes de la "alegre juventud". La novela es una marcha festiva de comicidad delirante; el himno religioso que canta un grupo de coristas vestidas de ¨¢ngeles tiene por nombre: "En el Cordero de Dios no se detienen las moscas". La arquitectura de esta novela se distancia de la anterior. En Cuerpos viles los acercamientos personales se vuelven elusivos, sesgados y sordos; los di¨¢logos insin¨²an m¨¢s que afirman. No hay protagonistas propiamente dichos, los sustituyen una hist¨¦rica trouppe de figuras recortadas de papel colorido.
El cast de Cuerpos viles es amplio. Un clan compacto: "la brillante juventud" circula incesantemente entre la frivolidad, el diletantismo y la disipaci¨®n. Su lenguaje resulta cifrado a todos los otros sectores sociales. Se han liberado de las costumbres familiares, o al menos eso dicen, pero en realidad act¨²an como reba?o. Un espacio privilegiado es cualquiera donde se celebre una fiesta. Vivir fuera de la fiesta es vivir en el error. Pero el hecho de que una fiesta sea una verdadera fiesta depende de la cr¨®nica de sociales de alg¨²n peri¨®dico importante. Sin los columnistas de sociales, la alta sociedad no funcionar¨ªa. Tanto los anfitriones como los invitados dependen de los cronistas. De ellos depende el ¨¦xito o el fracaso de una anfitriona, el reconocimiento de sus esfuerzos, el premio merecido, o, en otros casos, la cat¨¢strofe. El cronista de sociales puede ser un dictador, un inquisidor, un hombre de poderes enormes, y a la vez un ser fr¨¢gil, tremendamente vulnerable. En seis semanas un peri¨®dico importante cambi¨® tres veces a su cronista de sociales, el primero se suicid¨®, el segundo fue despedido y el tercero huy¨® al continente.
Enumera Waugh: "Fiestas de m¨¢scaras, fiestas salvajes, fiestas victorianas, fiestas del Lejano Oeste, fiestas rusas, fiestas de circo, fiestas donde uno tiene que disfrazarse de otro, fiestas en donde se debe concurrir casi desnudo al bosque de St. John; fiestas en los apartamientos, en estudios, en mansiones, en barcos, en hoteles, y en clubes nocturnos, en molinos, en piscinas; t¨¦s escolares, donde come uno bollos y merengues y cangrejos en lata; fiestas en Oxford, donde se bebe jerez y se fuman cigarrillos turcos, aburridos bailes en Londres, c¨®micos bailes en Escocia y desagradables bailes en Par¨ªs... toda esa sucesi¨®n y repetici¨®n de humanidad a?adida... es Cuerpos viles". El ep¨ªlogo de la novela transcurre en un campo de batalla. Unos cuantos j¨®venes brillantes tratan de escapar entre las ruinas. La fiesta hab¨ªa terminado.
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