E la nave va...
Se acercan las Navidades del 2007 y Bernat Salavert se ha despertado excesivamente temprano para ser domingo. Tras dar por cumplidos los quehaceres matutinos, desayuna y sale al balc¨®n a fumar un cigarro. Hace bastante fr¨ªo. Se enfunda el ch¨¢ndal, el cuero y la bufanda, se encasqueta la gorra de lana y se lanza a la calle. Hoy toca andar. De dos a tres horas ser¨¢n suficientes. Para tener casi sesenta tacos, el templo del Esp¨ªritu Santo no se porta mal . La pr¨®xima visita al cardi¨®logo ser¨¢ m¨¢s reconfortante.
Piensa el itinerario. Decide con rapidez: volver¨¢ a ir al Puerto y su zona de influencia. En junio acabaron los fastos de la Copa del Am¨¦rica y han quedado las nuevas instalaciones deportivas, los hoteles y centros comerciales, las nuevas promociones inmobiliarias, el galimat¨ªas viario... Y tambi¨¦n un previsible aumento del paro, aunque hoy domingo no se notar¨¢ tanto. Desde que Valencia fue elegida como lugar de celebraci¨®n de la Copa del Am¨¦rica el mi¨¦rcoles 26 de noviembre de 2003, Bernat ha seguido de cerca los avatares, que no han sido pocos. El resultado final le ha dejado un conocido sabor agridulce. Demasiados errores y demasiado listillo. El balance, piensa conciliador, tampoco ha sido catastr¨®fico. El exceso de deuda y el paro se pueden curar. La piedra es m¨¢s irreversible. Y no ser¨¢ porque no me hart¨¦ de decirlo, carallo, murmura en tono menos conciliador.
En cualquier caso es justo y necesario reconocer que en la ¨²ltima d¨¦cada la ciudad ha dado un giro espectacular, y a Bernat no le gusta negar las evidencias. Primero fue el famoso boom o burbuja immobiliaria y luego ?zas!, la Copa del Am¨¦rica. Los Idus de Marzo se concitaron. El azar y la necesidad de Jacques Monod, piensa Bernat. Le gusta m¨¢s lo de "iron¨ªas de la historia" de Deustcher, pero, en el tema de la Copa, Monod compite bien. Rita, obviamente, ha vuelto a ganar y empieza a ser un caso de estudio para expertos polit¨®logos. "Yo ya sab¨ªa que me jubilar¨ªa antes que ella", exclam¨® Bernat. Un transe¨²nte despistado le mir¨® con desconfianza. Igual estaba pirado.
Bernat enfil¨® Manuel Candela desde el cruce con Blasco Ib¨¢?ez. En un cuarto de hora estar¨ªa en la zona. El Parotet de Navarro y la Torre de Francia segu¨ªan siendo un buen punto de referencia, aunque ahora hab¨ªa m¨¢s de todo. Bernat apret¨® el paso para calentarse y sigui¨® d¨¢ndole al mag¨ªn. La memoria le jug¨® una de las suyas y record¨® como si fuera ayer la conversaci¨®n telef¨®nica que mantuvo con una periodista dos d¨ªas despu¨¦s de la nominaci¨®n. Le hab¨ªa llamado por la ma?ana con dos preguntillas de esas que se hacen a bocajarro. Que si el modelo de ciudad, que si las inversiones que eran aconsejables... Hab¨ªan pasado cuatro a?os, pero Bernat reten¨ªa con bastante claridad lo que sucedi¨®. Cosa rara en ¨¦l , le pidi¨® "tiempo" a la periodista, como hacen los entrenadores en el basquet. Cuando le llam¨® por la tarde, Bernat ya no pod¨ªa huir. ?nimo, se mentaliz¨®. Si me entienden y transcriben sin errores, chapeau, aunque no sirva para nada. Y si no, pues ?hala!, a la rica confusi¨®n. Ya lo dice el refr¨¢n: si tiene barba, San Ant¨®n, y si no, la Pur¨ªsima Concepci¨®n.
Bernat recuerda que, tras el fugaz circunloquio, se lanz¨® a la arena y utiliz¨® el misterio de la transmisi¨®n de la voz por hilos de cobre para salir del paso con cuatro ideas que, en aquel momento, le parecieron sensatas. Del modelo de ciudad que deber¨ªa resultar (??qu¨¦ man¨ªa con la palabrita "modelo"!!), Bernat record¨® con bastante precisi¨®n su respuesta. Como estaba en el Ayuntamiento (de gabinet en cap del batlle, toma ya) cuando se aprob¨® el Plan General de 1988, se aprovech¨® descaradamente y le solt¨® un discursito documentado sobre la filosof¨ªa de "la T" (el Jard¨ª del T¨²ria i la Fa?ana Mar¨ªtima), que se explicaba en un libro llamado La Valencia de los 90 y que la Copa era una oportunidad para rematar la faena: ejecutar el tramo central del Jard¨ª del T¨²ria, calentarse la cabeza con la Malva-rosa, invertir (habr¨ªa que ver c¨®mo) la tendencia de degradaci¨®n de El Cabanyal (si iban a prolongar el enterramiento hasta la Fuente de San Luis, la avenida de Francia llegar¨ªa al mar y la prolongaci¨®n de Blasco Ib¨¢?ez todav¨ªa perd¨ªa m¨¢s raz¨®n de ser), revalorizar el Parque Natural de la Devesa y L'Albufera... De Natzaret.... qui le sait, reconoci¨® Bernat. ?Inversiones pertinentes? ??Puff!! Bernat recordaba que le dijo algo sobre la calidad del capital humano "gerencial" como condici¨®n sine qua non para que la cosa saliera digna, de la conveniencia del di¨¢logo con "expertos" antes de meter la pata para varias d¨¦cadas, de aprovechar el evento para impulsar la renovaci¨®n de los centros hist¨®ricos y la consolidaci¨®n de un turismo urbano comme il faut. ??Ah, s¨ª!! Y que por razones de justicia y "presentabilidad", la preocupante degradaci¨®n de la Valencia en blanco y negro y la creciente dualizaci¨®n social deber¨ªan tambi¨¦n figurar en la agenda. No toda la ciudadan¨ªa estaba organizada en los gremios de p¨ªcaros, listillos, advenedizos o respetables hombres de negocio. Siempre est¨¢n los de a pie, los que se quedan a dos velas (nunca mejor dicho) o con las migajas de empleos coyunturales.
Recordando la conversaci¨®n, Bernat lleg¨® al lugar de autos y volvi¨® a recorrer el escenario. Esta vez, edificios, puentes y dem¨¢s constructos no eran de cart¨®n piedra como en la Exposici¨®n Regional de 1909. Un siglo despu¨¦s, hab¨ªamos vuelto a ser noticia, a recibir ilustres visitantes, a experimentar l'impacte del somni. Hace un siglo aprovechamos la ocasi¨®n para saltar de una vez por todas la muralla psicol¨®gica del T¨²ria y crecer hacia el mar. Ahora, dicen que nos hemos reconciliado definitivamente con el mar. Yo nunca he tenido problemas con el Mare Nostrum pero bueno... ironiz¨® Bernat para sus adentros. De las sugerencias que le hab¨ªa hecho a la periodista cuatro a?os atr¨¢s, la cosa hab¨ªa quedado en tablas como el ¨²ltimo enfrentamiento entre Kasparov y el ordenador de la IBM. Rita, erre que erre, hab¨ªa prolongado Blasco Ib¨¢?ez. La Malva-rosa segu¨ªa siendo espacio poco recomendable para pasear por la noche en cuanto uno se iba del estricto frente mar¨ªtimo. La trama urbana de El Cabanyal se medio manten¨ªa y hab¨ªa muchos cambios de uso y de residentes. Natzaret soportaba con problemas la convivencia con el flamante PAI que le hab¨ªan adosado. El Balc¨®n al Mar no era ning¨²n prodigio de dise?o ni le hab¨ªan cambiado el horrendo y castellanizado t¨ªtulo, aunque algo hab¨ªan mejorado del provinciano proyecto inicial. El Puerto no lo conoc¨ªa ni su padre, y L'Albufera y el centro hist¨®rico empezaban a ser algo civilizado. De la periferia degradada, ni caso. Flores, luces, jardines y ornamentos urbanos varios segu¨ªan una distribuci¨®n normal, de campana de Gauss, y escaseaban a medida que te alejabas del nuevo centro de la nueva Valencia. Normal.
Total, que ni aquello de Veles e vents han mon desig complert ni el pesimista de "a dos velas". Amadeu Fabregat, que se neg¨® a hablar del futuro de la ciudad en aquella Lletra exculpat¨°ria de una comanda impossible, hab¨ªa oficiado m¨¢s de una ceremonia. Ahora s¨ª le toca a Deustcher, pens¨® Bernat. Eran las doce. Misi¨®n cumplida. De vuelta a casa y a surar. El ¨¢rbol geneal¨®gico de Bernat era n¨ªtido: su bisabuelo era de Eslida, Serra d'Espad¨¤, lugar donde el alcornoque era end¨¦mico. Y el corcho -o suro- flota en los m¨¢s variados medios acuosos. ?Qu¨¦ m¨¢s se puede pedir en esta incorregible ciudad?, filosof¨® Bernat mientras se duchaba. E la nave va... ma non troppo. ??Qui¨¦n hubiera tenido a Fellini o a Vittorio Gassman como comisarios!! El buen hacer, como la cultura, no se improvisa. Otra vez ser¨¢.
Josep Sorribes es profesor de Econom¨ªa Regional y Urbana de la Universidad de Valencia.
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