La teta
No hace mucho, hablando con un grupo de adolescentes sobre comportamientos sociales y otros asuntos ¨¦ticos, sali¨® a debate el tema del machismo y el de la doble moral. Anoche me acord¨¦ de ellos, justo despu¨¦s de ver desde distintos planos y en 29 pulgadas el seno derecho de Janet Jackson. La proeza tuvo lugar en mitad de la Super Bowl, el acontecimiento televisivo del a?o en EE UU. La aparici¨®n en escena de Justin Timberlake trajo consigo el descorche final del pecho de la cantante -cuero fuera- y el lucimiento fugaz de un pez¨®n comprimido, oscuro y estrat¨¦gicamente decorado. Pero la cuesti¨®n no es s¨®lo ese incidente que parece haber conmocionado a los millones de telespectadores que segu¨ªan, hamburguesa en mano, la retrasmisi¨®n del evento. Lo que sorprende (o ya no) es que una teta desnuda y l¨¢nguida haya revolucionado los Estados Unidos de Am¨¦rica, provocado sonrojos y disculpas por parte de los responsables de la emisi¨®n (MTV y CBS) y la condena rotunda de la FCC, ¨®rgano regulador de las telecomunicaciones, que calific¨® el desnudo parcial de grosero y deplorable.
Miren. De cien a?os a esta parte, las mujeres vienen reivindicando su leg¨ªtimo derecho a la equiparaci¨®n laboral, social y humana. Frente al patr¨®n tradicional, decimon¨®nico, de la mujer fr¨¢gil, ornamental, d¨®cil y est¨¢tica, el siglo XX nos dej¨® una impagable n¨®mina de f¨¦minas que defendieron con su vida y con su obra la idea de una mujer activa y en¨¦rgica, independiente, emancipada, integral y heterog¨¦nea (mezcla de espiritualidad y vitalidad). Pese a todo, el machismo colea hoy por hoy en casi todos los ¨¢mbitos y la prueba es que quienes hacen las leyes y dise?an el orden son hombres que se rigen, en su mayor¨ªa, por impulsos gen¨¦tica y socialmente sexuales; hombres que, si bien en el fondo se relamen ante el modelo tradicional de mujer-objeto, pasiva pero sugestiva y sensual, condenan cualquier agresi¨®n p¨²blica al puritanismo imperante.
Tras los atentados del 11-S, una teta (la derecha) ha bastado para alterar de nuevo los cimientos de esa sociedad americana que exporta modelos de violencia para todas las edades. Un verdadero ejemplo moral y una astracanada de libro.
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