"No pasa nada si la nueva divisi¨®n territorial se va al final de mandato"
La Diputaci¨®n de Barcelona tiene desde ayer nuevo presidente. La misma mayor¨ªa de los tres partidos de izquierdas existente en el Parlamento catal¨¢n y en las Cortes eligi¨® para este cargo a Celestino Corbacho (Valverde de Legan¨¦s, Badajoz, 1949). Alcalde de L'Hospitalet de Llobregat desde 1994, Corbacho sucede en la presidencia a Jos¨¦ Montilla, el primer secretario del PSC, que la ha dejado para incorporarse al Gobierno de Espa?a como ministro de Industria.
Pregunta. Se hace cargo de una instituci¨®n sobre cuyo futuro pesa el interrogante de la nueva organizaci¨®n territorial que pretende crear el Gobierno catal¨¢n. ?Qu¨¦ cree usted que debe hacerse con las diputaciones?
Respuesta. La discusi¨®n no ha de empezar sobre si Diputaci¨®n si o Diputaci¨®n no. Empezar¨ªamos mal. La Diputaci¨®n de Barcelona ya ha hecho una adaptaci¨®n muy importante y hoy no entra en conflicto con otras instituciones, sino que est¨¢ en un papel de cooperadora, y es la que mejor asistencia da a los municipios peque?os.
Para pasar a los municipios la educaci¨®n de cero a tres a?os basta un decreto
P. Pero, con vistas al futuro, ?usted qu¨¦ propone?
R. No cometer el mismo error que en 1987. Entonces se impuso una ordenaci¨®n territorial con criterios unilaterales, sin tener en cuenta lo que realmente interesaba al pa¨ªs para modernizarse. Y esta segunda vez, cuando se abra el debate, tiene que estar presidido por una voluntad de di¨¢logo y consenso.
P. ?Para hacer qu¨¦?
R. Pues un marco que, por ejemplo, acote una futura ¨¢rea metropolitana de Barcelona a tres o cuatro servicios: movilidad, urbanismo, vivienda, promoci¨®n econ¨®mica. Por tanto, sin entrar en los servicios personales. La Diputaci¨®n tiene que estar acotada a la cooperaci¨®n con los municipios. El resultado final ha de fortalecer el municipalismo y debe dar lugar a una administraci¨®n, ¨¤gil moderna, no cara, bajo el principio de la proximidad.
P. ?Mantendr¨ªa el nombre?
R. El nombre no hace la cosa. En 1980 no nos gustaban ni la Diputaci¨®n ni la provincia. Pero ahora es distinto, y debemos tener necesariamente en cuenta si el Estado est¨¢ dispuesto a modificar su organizaci¨®n perif¨¦rica y las circunscripciones electorales.
P. Ahora los socialistas est¨¢n en los gobiernos de los tres niveles donde hay que tomar decisiones, el central, el auton¨®mico y el local. Eso debiera facilitar las cosas, ?no cree?
R. S¨ª, pero la experiencia de lo que hizo CiU en 1987 nos muestra que no es bueno imponer este tipo de decisiones.
P. ?Cree que puede haber un acuerdo r¨¢pido?
R. No hay que tener prisa. No pasa nada si la ordenaci¨®n territorial se va a final de mandato.
P. ?Pero no cree que sobre este asunto est¨¢ ya todo m¨¢s que discutido y lo que hace falta es tomar decisiones?
R. Hay que ver si somos capaces de sentar las bases en seis meses. Pero hay cosas que pueden hacerse ya. Para pasar a los municipios las oficinas de Bienestar Social, los hogares de jubilados y los centros c¨ªvicos de la Generalitat no hace falta ni una ley, basta con un decreto. Y lo mismo para hacer que la educaci¨®n de cero a tres a?os sea de competencia municipal.
P. Usted form¨® parte de la ejecutiva del PSOE hasta el congreso que eligi¨® a Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero como l¨ªder del partido. ?Esperaba que ganar¨¢ las elecciones tan pronto?
R. La verdad es que en aquel momento muchos de nosotros, y yo tambi¨¦n, pens¨¢bamos en un recorrido m¨¢s largo que una legislatura. En el que primero se viera un cambio en el partido; que despu¨¦s se viera que hab¨ªa una buena oposici¨®n, con una primera cita electoral en 2004, y despu¨¦s que se viera que hab¨ªa una alternativa que no se agotaba en 2004. Muchos pens¨¢bamos de esta forma, menos Jos¨¦ Luis. Desde luego, es mejor que haya acertado ¨¦l. Ha sido magn¨ªfico.
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