Salud y desarrollo: retos para el siglo XXI
En los pa¨ªses de baja renta la salud es uno de los principales condicionantes del desarrollo econ¨®mico y social. Salud y pobreza constituyen un verdadero c¨ªrculo vicioso. La falta de salud priva a extensas poblaciones del mundo de dignidad y las somete a una permanente e injusta situaci¨®n de dolor y sufrimiento. En efecto, la falta de salud reduce la esperanza de vida y las posibilidades de acceder a una m¨ªnima educaci¨®n, cuando existe. La falta de salud afecta a la capacidad de trabajar, cuando no a la capacidad de producir bienes para la subsistencia. Los padres dejan de invertir esfuerzos hacia los hijos, mientras que, a su vez, aumentan las tasas de fertilidad, puesto que s¨®lo una parte de la descendencia sobrevivir¨¢. En definitiva, la falta de salud exagera las desigualdades sociales e, indirectamente, mina cualquier intento de estabilidad pol¨ªtica y social.
"Prima un poco el caos en cuanto a estrategias se refiere, y surgen nuevas iniciativas que se solapan, cuando no interfieren"
Cualquier enfoque pol¨ªtico, econ¨®mico o social dirigido a minimizar las grandes desigualdades que existen entre una minor¨ªa de pa¨ªses ricos y el resto del mundo exige poner una atenci¨®n especial en los problemas de salud, unos problemas poco coincidentes con los de los pa¨ªses m¨¢s desarrollados. Por ejemplo, la desnutrici¨®n o las enfermedades transmisibles como la malaria, el sida o la tuberculosis constituyen los mayores acicates de los pa¨ªses de baja renta y, muy en particular, de la mayor¨ªa de pa¨ªses del continente africano. Pongamos un par de datos, mientras que en los pa¨ªses ricos la esperanza de vida al nacer ha alcanzado una media de 78 a?os en las mujeres, en el ?frica subsahariana ha retrocedido a menos de 46 a?os en los hombres, principalmente debido a la epidemia del sida. Adem¨¢s, uno de cada cinco ni?os menores de cinco a?os que muere en ?frica es debido a la malaria. Estamos, pues, ante un problema global, de forma que la poblaci¨®n mundial -es decir, los m¨¢s de 5.000 millones de habitantes que viven en los denominados pa¨ªses en desarrollo- no consigue mejorar sus tasas de morbilidad y mortalidad. Es un desequilibrio profundo que, adem¨¢s, viene favorecido por el asim¨¦trico esfuerzo que se realiza en el campo de la investigaci¨®n cient¨ªfica en biomedicina y ciencias de la salud. Es el denominado gap 10 / 90, es decir, s¨®lo el 10% de los recursos mundiales que se invierten en investigaci¨®n cient¨ªfica biom¨¦dica se destina a los problemas que genera el 90% de la carga mundial de enfermedad.
Mientras tanto, en los pa¨ªses ricos que conservan los instrumentos del denominado Estado de bienestar, los niveles de salud son progresivamente mayores, como tambi¨¦n lo son los gastos de su manutenci¨®n y las exigencias de la poblaci¨®n para que se atiendan los costes que comporta la progresiva y acumulativa introducci¨®n de nuevas tecnolog¨ªas y procedimientos. Siguiendo con los contrastes, esta situaci¨®n se acompa?a hoy de la cada vez m¨¢s frecuente aparici¨®n de epidemias globales, unos fen¨®menos que tienen gran difusi¨®n en los medios de comunicaci¨®n y mayor impacto en los mercados y en la opini¨®n p¨²blica mundial. Este ser¨ªa el caso de la crisis de las vacas locas o el m¨¢s reciente del SARS, fen¨®menos nuevos y muy importantes aunque desencadenantes de unas alarmas internacionales desproporcionadas en comparaci¨®n con los efectos lacerantes que, d¨ªa tras d¨ªa, tienen las enfermedades consideradas end¨¦micas en la mayor¨ªa de pa¨ªses del hemisferio sur.
El di¨¢logo Salud y desarrollo se concentrar¨¢ especialmente en los problemas del continente africano, en tanto que regi¨®n paradigm¨¢tica de todo an¨¢lisis que relaciona los problemas de salud con los niveles de desarrollo econ¨®mico y social. Pero no se trata de dedicar mucho tiempo a describir el diagn¨®stico de la situaci¨®n, un an¨¢lisis ya existente y excesivamente repetido en foros internacionales. El objetivo es debatir soluciones sobre la base de exponer y compartir experiencias entre los propios protagonistas. En realidad, los modelos de cooperaci¨®n caritativos o asistencialistas est¨¢n totalmente en crisis, ya que solucionan problemas concretos pero no influyen en soluciones permanentes a largo plazo. Mientras tanto, los pa¨ªses africanos son cada vez m¨¢s dependientes de los recursos econ¨®micos que provienen de los pa¨ªses ricos, dependencia de la que no son ajenas las pol¨ªticas recientes del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial. A finales de la d¨¦cada de 1970, tras la conferencia de Alma Ata y como alternativa al asistencialismo, los programas de cooperaci¨®n promovieron la participaci¨®n de los receptores en la toma de decisiones, una estrategia que, finalmente, tuvo s¨®lo un ¨¦xito moderado. Con posterioridad se exigi¨® que los receptores de ayudas pagaran los costes de la atenci¨®n sanitaria como mecanismo de toma de conciencia, estrategia que ha conducido a unos endeudamientos a¨²n m¨¢s empobrecedores. Actualmente se intentan desarrollar nuevos y amplios programas de cooperaci¨®n, proyectos multidisciplinares, estrategias de partenariado entre iniciativas p¨²blicas y privadas. En realidad, prima un poco el caos en cuanto a estrategias se refiere, y continuamente surgen nuevas iniciativas que se solapan, cuando no interfieren. Este di¨¢logo se ha organizado para recapitular y, en la medida de lo posible, para contribuir a simplificar la confusi¨®n existente.
Jordi Cam¨ª (IMIM-UPF) es director del di¨¢logo Salud y desarrollo
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.