Entre folclore y fado
Comenz¨® la Merc¨¨ con ese acto tan tradicional de ocupar la calle. Como m¨ªnimo las calles que comunican la plaza de Catalunya con el Ayuntamiento pasando por la catedral. Una ocupaci¨®n que, como m¨ªnimo anteanoche, no alcanz¨® las cotas de a?os anteriores. Por el Portal de l'?ngel se pod¨ªa circular con comodidad y tanto ante la fachada de la catedral como en la plaza de Sant Jaume los llenazos no se acercaron a la sensaci¨®n de agobio que se suele relacionar con la fiesta mayor de Barcelona.
Entre el Ayuntamiento y la Generalitat, Quico el C¨¦lio y su banda de las tierras del Ebro pudieron desparramar a placer esas verdades como pu?os que, servidas con buenas dosis de iron¨ªa y mucha sabidur¨ªa popular, trufan sus canciones. El primer acto del Merc¨¨folk se centr¨® en una m¨²sica con profundas ra¨ªces populares bien interpretada, aunque servida con excesivas interrupciones en forma de largas presentaciones habladas. Demasiado largas para una concurrencia que exteriorizaba ganas de fiesta.
Tambi¨¦n en la catedral se notaban esas ganas de fiesta, pero sin llegar a enturbiar los dos magn¨ªficos conciertos ofrecidos por L¨ªdia Pujol y Misia. En ambos casos un entorno m¨¢s ¨ªntimo hubiera sido deseable, pero las dos artistas superaron las dificultades con muchas tablas y un trabajo soberbio. La ¨²nica cosa que empa?¨® las dos presentaciones y las que vendr¨¢n estos d¨ªas fue el descarado r¨®tulo publicitario que tapa la fachada de la catedral y se convierte en tel¨®n de fondo. Econ¨®micamente tal vez sea necesario, pero es de un mal gusto tremendo y se completa con un par de proyecciones de logotipos de bebidas sobre la fachada de la Pia Almoina que acaba de ensuciar lo que era un bello decorado.
L¨ªdia Pujol present¨® las canciones de su disco Iaie con un buen grupo, en el que no se notaron las ausencia de los invitados de post¨ªn que la secundaron cuando present¨® ese mismo trabajo en el Palau de la M¨²sica. Los mundos m¨¢gicos y secretos que propone Pujol en sus canciones volaron en la noche festiva como peque?os balones de aire puro.
Inmediatamente despu¨¦s la portuguesa Misia complet¨® la velada aportando esas dosis de melancol¨ªa que llevan los fados y que ella sabe materializar como pocos. Acompa?ada por el seductor entrelazado de una guitarra espa?ola y una portuguesa, Misia lleg¨® a estremecer a pesar de que lo suyo son las distancias cortas y en la plaza de la catedral, pasada la una de la madrugada, abundaban las ganas de fiesta.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.