Se busca 'capo' para poner orden
La ausencia de l¨ªder mafioso desencadena en N¨¢poles una ola de cr¨ªmenes

La polic¨ªa italiana pensaba que para acabar con la Camorra napolitana hab¨ªa que empezar por los jefes, por los grandes capos como Genaro Licciardi, A Scigna (El Mono), encarcelado y muerto en prisi¨®n hace casi una d¨¦cada. Parec¨ªa razonable pensar que, una vez descabezado, el imperio mafioso se derrumbar¨ªa. Durante a?os, la polic¨ªa se ha concentrado en detener a los peces gordos y, sin embargo, las cosas han evolucionado al rev¨¦s. N¨¢poles sufre en la actualidad una oleada de violencia terror¨ªfica, salvaje. Precisamente porque falta un gran capo que controle a la veintena de clanes que compiten por el control de la ciudad y restaure el viejo sistema de alianzas.
Mientras Sicilia, la isla de la Mafia, vive una ¨¦poca de relativa tranquilidad gracias a la tregua impuesta por el gran capo di tutti capi, el fantasmag¨®rico Bernardo Provenzano, N¨¢poles se hunde en "una situaci¨®n dram¨¢tica". "La violencia y la ilegalidad se difunden y corroen, o destruyen, los fundamentos mismos de la convivencia ciudadana en N¨¢poles", dijo el ministro del Interior, Giuseppe Pisanu. La gran paradoja consiste en que, ahora mismo, los mandos policiales no querr¨ªan que existiera un Bernardo Provenzano. Querr¨ªan que existieran dos, y que uno de ellos dirigiera la mala vita napolitana.
Con un 20% de la poblaci¨®n menor de 14 a?os y un 30% de paro, no es dif¨ªcil reclutar matones
Es dif¨ªcil contar el n¨²mero de muertos del ¨²ltimo mes. Tres camorristas conocidos aparecieron el lunes en un coche, torturados y ejecutados. Otro, un joven de 25 a?os, sin antecedentes, estaba en la calle con unos amigos cuando un grupo se acerc¨® y dispar¨® una r¨¢faga. La v¨ªctima, Antonio Landieri, era cojo y no pudo huir ni arrojarse al suelo. Sus cuatro amigos, m¨¢s ¨¢giles, quedaron heridos pero vivos. Cerca de ese mismo lugar fue asesinado otro camorrista el martes de la semana pasada. Ese mismo d¨ªa, en Secondigliano, cayeron ametrallados, con heridas graves, cuatro carabinieri de paisano. Diez d¨ªas antes hab¨ªan sido ejecutados dos miembros del clan Di Lauro, que no tiene bastante con enfrentarse a otros clanes: parece que se ha dividido y sus matones se asesinan entre s¨ª.
En la Camorra todo es posible. El pasado 15 de octubre un chico de 17 a?os, Salvatore Albino, rob¨® un ciclomotor. Aquel veh¨ªculo pertenec¨ªa a la hija de un miembro de la Camorra. La ni?a, de 15 a?os, telefone¨® a su padre entre sollozos para decirle que le hab¨ªan robado el motorino y que hab¨ªa sido Salvatore. ?Qu¨¦ no har¨ªa un padre por su hija del alma? El padre fue a buscar a Salvatore y le peg¨® un tiro en la cabeza. La ni?a est¨¢ ahora en la prisi¨®n de menores de Nisida y dice que todo fue un asunto "entre mayores".
La quiebra moral afecta a barrios enteros (el Barrio Espa?ol, Secondigliano, Vomero) que viven del crimen: droga, contrabando de cigarrillos, usura, extorsi¨®n, proxenetismo, tr¨¢fico de armas, robo. Seg¨²n el instituto de estad¨ªstica Eurispes, la Camorra factur¨® 16.459 millones de euros en 2004 s¨®lo con la droga.
El ¨²ltimo informe que los carabinieri locales han enviado al Ministerio del Interior indica que la Camorra "se ha fragmentado" y que la situaci¨®n es cada vez peor porque faltan figuras criminales de relevancia. Falta autoridad, un capo indiscutible. Con un 20% de la poblaci¨®n de menos de 14 a?os y un paro real que ronda el 30%, los clanes no tienen problemas de reclutamiento. La gente pac¨ªfica que abunda en N¨¢poles, calla por miedo, escribe cartas desesperadas a los peri¨®dicos, o se larga si puede.
En N¨¢poles es pr¨¢cticamente suicida llevar puesto el casco de la moto. S¨®lo se lo ponen los matones, para no ser identificados cuando disparan por la calle. La polic¨ªa lo reconoce: "Los chicos nos dicen que el casco les hace parecer camorristas y que se arriesgan a ser tiroteados, ?qu¨¦ podemos responderles?".

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