Miren vuesas mercedes

El teatro de la Zarzuela ha elegido dos d¨ªas muy se?alados para festejar el cuarto centenario de la primera edici¨®n del Quijote: el 11 de marzo, con la pareja Falla-Chap¨ª, y el 14 de abril, con Fern¨¢ndez Guerra poniendo m¨²sica a la m¨ªtica pel¨ªcula Don Quijote, de Pabst. Obviamente, anteayer se guard¨® un recuerdo especial para las familias de las v¨ªctimas.

Las primeras im¨¢genes del espect¨¢culo no fueron precisamente tranquilizadoras. El coro enton¨® con una energ¨ªa poco matizada las seguidillas. Pronto, pronto, que es tarde, los actores chillaban en general como si tuviesen enfrente un auditorio de sordos y, en fin, la orquesta se manifestaba en plan fino y, si me apuran, fuera de estilo. La venta de Don Quijote no tiene un libreto muy feliz que se diga, aunque la m¨²sica posea momentos destacables. Destac¨® por encima de todo la caracterizaci¨®n del personaje de Don Quijote por Enrique Baquerizo y, como efecto teatral, el reba?o de ovejas.

El retablo de Maese Pedro es otra historia y Lorenzo Ramos dio un aire diferente a la orquesta: m¨¢s ¨¢gil, m¨¢s en consonancia con las intenciones del autor.

La escena, sin embargo, no se desprendi¨® del tono pesante de la primera parte. La sustituci¨®n de las marionetas por una especie de baile de aut¨®matas con fondos futuristas o mecanicistas a lo De Chirico no es, en principio, desde?able, pero su desarrollo fue alimentando paulatinamente un sentimiento de distancia (cosa extra?a en un director tan pr¨®ximo como Luis Olmos, que hizo en este escenario una lectura mod¨¦lica de La bruja). Los dos espacios -el del retablo y el del p¨²blico- no quedaron claramente separados, con lo que se perdi¨® el efecto po¨¦tico de evoluci¨®n de Don Quijote de la realidad a la fantas¨ªa, reduci¨¦ndose su presencia a una caricatura en su "intervenci¨®n" final.

Baquerizo no mantuvo el nivel de La venta y en lo vocal destac¨® el Trujam¨¢n de Flavio Oliver. Como golpe de efecto bien acogido result¨® la cabalgada de Don Gayferos en varios planos de profundidad. Tal vez son consideraciones excesivamente particulares y la obra puede llegar de una manera m¨¢s directa tal como se ha planteado. A mi modo de ver, el espect¨¢culo no logr¨® desprenderse de cierta dosis de frialdad. El p¨²blico, en cualquier caso, aplaudi¨® generosamente.