?ngeles Gasset, in mem¨®riam
Ha fallecido ?ngeles Gasset a la muy avanzada edad de 97 a?os. Con su muerte desaparece una m¨¢s de aquellas notables personas que dieron nobleza y dignidad a una ¨¦poca en nuestro pa¨ªs. Su vida ha sido muy larga y muy fruct¨ªfera. Lleva quien deja. ?ngeles ha dejado muchas y valiosas obras, muchas amistades y muchos gratos recuerdos.
Trato de hilvanar en mi memoria trazos que puedan ayudar a definir aproximadamente su extraordinaria personalidad. No se me oculta que son como viejos trozos de un mosaico que trato de colocar en mis recuerdos en mi empe?o de bosquejar su rico car¨¢cter.
Recuerdos: hace ya mucho tiempo como alumno suyo en la clase de p¨¢rvulos del Instituto-Escuela. Una profesora joven, animosa, sensible, con enorme ilusi¨®n por su labor y solamente inflexible y "autoritaria" a la hora de exigir limpieza en manos y u?as a los alumnos que se quedaban a comer. Se las arregl¨® junto a otras pocas profesoras para dar clase de historia sagrada y religi¨®n conforme a sus propias y firmes creencias sin sensibler¨ªas ni dogmatismos a los alumnos que as¨ª lo deseaban (ellos o sus familias).
Lleg¨® la Guerra Incivil y con ella el fin del Instituto-Escuela y de otras muchas valiosas instituciones. Ella pas¨® el exilio en Par¨ªs en casa de su t¨ªo Jos¨¦ Ortega y Gasset con la perenne y sincera amistad de su prima Soledad Ortega.
Ya de vuelta a Espa?a en la dif¨ªcil y mugrienta Espa?a de la posguerra, se empe?¨® y consigui¨®, junto a Jimena Men¨¦ndez Pidal y Carmen Garc¨ªa del Diestro como tr¨ªo fundacional, poner en marcha un dificil¨ªsimo y casi imposible proyecto: la fundaci¨®n del colegio Estudio y su ejemplar funcionamiento. Ah¨ª queda consolidado y con buena salud su obra.
Era una conversadora amena y divertida, y era un placer o¨ªrle contar sus recuerdos infantiles, como cuando en el Madrid de entonces iban sus madres a recogerlas al colegio. Madres guapas y elegantes. La noticia tambi¨¦n lleg¨® a un grupo de marciales y apuestos militares que, como por azar, all¨ª tambi¨¦n se congregaban a la misma hora. Sus recuerdos y aventuras en una finca de un pariente en la r¨ªa de Vigo tambi¨¦n eran divertid¨ªsimos.
Ya de joven su afici¨®n al teatro aficionado, valga la redundancia, le llev¨® de gira a Cuenca a representar un papel en una obra de Arniches. Y era una verdadera delicia o¨ªrle contar las divertidas circunstancias y avatares que le llevaron de madrugada a la catedral de Cuenca ("t¨® arriba, t¨® arriba") y desde all¨ª quedar deslumbrada por la belleza del paisaje. Consecuencia de este flechazo fue su constante amor a Cuenca, y la casa de ?ngeles en Cuenca pas¨® a ser un lugar m¨ªtico y so?ado y siempre lleno de gente divertida e interesante. Hasta aquel habitual "el del Mercedes" que nadie supo c¨®mo se llamaba pero dejaba su lujoso coche all¨ª cerca.
Saura, Torner y Z¨®bel eran vecinos y amigos, y con ellos emprendi¨® la simp¨¢tica y quijotesca tarea de la reconstrucci¨®n de la iglesia rom¨¢nica de Arcas, a la que nos arrastr¨® a otros muchos con un poder de convocatoria irresistible. Ah¨ª queda la iglesia de Arcas como una muestra m¨¢s de las cosas bellas y valiosas en las que ?ngeles puso su af¨¢n y cari?o. El pueblo agradecido le ha dedicado una calle. Y estoy seguro de que su recuerdo perdurar¨¢ entre otros muchos: su don Julio, su Honorio, el maestro de obras, su p¨¢rroco y entre toda la extensa n¨®mina de colaboradores a los que contagi¨® su entusiasmo. De todo esto hace m¨¢s de cuarenta a?os.
Otra imagen de ?ngeles es su llegada, generalmente como la llegada del s¨¦ptimo de caballer¨ªa a bordo de sus personal¨ªsimos 2 caballos, modelo de coche que llev¨® al desguace de uno o dos ejemplares, por el tute que les daba. Innumerables viajes a Cuenca, a las obras del nuevo colegio, a Arcas, a Las Torcas desde la estaci¨®n de Cuenca en varios viajes el mismo d¨ªa, etc¨¦tera. Siempre a disposici¨®n de los dem¨¢s.
Otro aspecto de su generosidad y ella nunca lo mencion¨® ni alarde¨® fue su valent¨ªa para dar cobijo y refugio en tiempos duros del franquismo a alg¨²n joven metido en l¨ªos por sus ideales pol¨ªticos.
Tambi¨¦n supe de su estancia en Estados Unidos en una de las m¨¢s prestigiosas universidades del Este donde hizo buenas amistades, y me atrevo a suponer que su car¨¢cter siempre franco y decidido se revisti¨® con un aire de resoluci¨®n y dinamismo pragm¨¢tico que resultaba un poco de pel¨ªcula.
Hasta muy mayor iba por la calle como una moto con paso r¨¢pido y firme. Las amistades de Am¨¦rica quedaron para siempre consolidadas y puestas de manifiesto en la buena relaci¨®n que tuvo con el Instituto Internacional, donde la recuerdo en un despacho tomando t¨¦ y haciendo referencia humor¨ªstica al manual de urbanidad y buenos modales de miss Emily Post.
Y hemos citado antes su amor al teatro; pues bien, es coautora o coproductora o correcopiladora del magn¨ªfico Auto de Navidad que se representa en el colegio Estudio todas las navidades y que por su belleza, atinado fondo musical y de danzas y maravillosas poes¨ªas es capaz de suscitar la admiraci¨®n y el aprecio del m¨¢s recalcitrante y esc¨¦ptico volteriano. ?Y qu¨¦ decir de su entrega y magistral puesta en escena de "los curritos"! Ella se defin¨ªa a s¨ª misma con gracia y humildad como "titerera".
Vive el que ha vivido. Pocas personas pueden estar tan orgullosas y satisfechas de una enorme labor realizada. Descanse en paz y viva para siempre en nuestra memoria. Un p¨¢rvulo. Clase de la se?orita ?ngeles. Instituto-Escuela.-
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