Un tri¨¢ngulo m¨¢gico de convivencia
Garc¨ªa Mar¨ªn se adentra con la novela 'Azafr¨¢n' en la Andaluc¨ªa del siglo XIII
En Al-?ndalus hab¨ªa tres religiones pero una sola cultura. Su riqueza iba m¨¢s all¨¢ de cortes suntuosas, monumentos, jardines y toda la belleza extra¨ªda al paisaje. La cocina, los aromas, la cultura y en definitiva la sabidur¨ªa que aport¨® fueron su principal patrimonio". El malague?o Jos¨¦ Manuel Garc¨ªa Mar¨ªn estuvo un a?o impregn¨¢ndose de los aromas de las principales ciudades de Al-?ndalus, C¨®rdoba, Sevilla y Granada, adem¨¢s de Toledo. Recorri¨® mercados y callejuelas para descubrir la intrahistoria de sus barrios. "Hay que tocar, sentir, beber y familiarizarte con todos los aspectos de unas culturas como la jud¨ªa y la ¨¢rabe, que me son ajenas, para ofrecer al lector ese tri¨¢ngulo m¨¢gico de convivencia", cuenta con entusiasmo. La novela hist¨®rica Azafr¨¢n (Rocaeditorial) se mete en harina desde el principio y recrea todos esos detalles del d¨ªa a d¨ªa tan dif¨ªciles de captar, y que se nos escapan en las infinitas descripciones de los ensayos de los arabistas.
El libro muestra c¨®mo las tres religiones, musulmana, cristiana y jud¨ªa, aportaron la diversidad que hicieron de Al-?ndalus un lugar irrepetible. Garc¨ªa Mar¨ªn sit¨²a la acci¨®n en 1252, cuando el maestro musulm¨¢n Mukhtar ben Saleh, hastiado de los rigores del poder cristiano impuesto, decide abandonar su pueblo (la actual Sanl¨²car la Mayor) para encontrar un poco de aire entre los musulmanes a¨²n presentes en la Pen¨ªnsula. Se dirige hacia Granada, donde a¨²n est¨¢ en proyecto construir la mejor de las fortalezas, la Alhambra. Para llegar ah¨ª recorre los caminos andaluces y hace parada en Ishbiliya (Sevilla), pero la mayor sorpresa se la lleva este maestro pueblerino en C¨®rdoba, una capital deslumbrante y que sobrepasaba el medio mill¨®n de habitantes, cuando Par¨ªs contaba apenas con 25.000 almas. En aquel siglo el mayor esplendor de Al-?ndalus ya era historia, y ciudades como Lisboa y Zaragoza, cristianas. El reino nazar¨ª, con Granada como capital, mantiene su identidad musulmana y hacia all¨ª se encamina el protagonista de la novela.
Un rabino y un im¨¢n
Azafr¨¢n es un amplio recorrido y una oportunidad de recrear el pasado de muchos pueblos que a menudo pasan por alto en las rutas. En Loja, Guadix, Castro del R¨ªo y Priego el protagonista mantiene encuentros con sus gentes y en las capitales convivir¨¢ con un rabino, un im¨¢n, y un maestro cristiano. As¨ª, a pesar de ser musulm¨¢n, Mukhtar descubre incansable la riqueza que las tres religiones aportaron a una civilizaci¨®n irrepetible.
La cocina juega un papel importante en el libro, y a m¨¢s de uno se le har¨¢ la boca agua. Garc¨ªa Mar¨ªn se recrea en la riqueza y refinamiento de la gastronom¨ªa del siglo XIII y da un bot¨®n de muestra: "en Granada la poblaci¨®n guardaba en los s¨®tanos, a gran profundidad, hielo de Sierra Nevada para aderezar sus limonadas. El nivel de sofisticaci¨®n de su gastronom¨ªa es inimaginable hoy".
"Para profundizar en las religiones entrevist¨¦ a imanes y rabinos durante tanto tiempo que se convirtieron en amigos. La investigaci¨®n se prolong¨® durante meses para asumir y hacer tuya esa religi¨®n ajena", cuenta Garc¨ªa Mar¨ªn. Al maestro protagonista de la novela le fascina la gran literatura ¨¢rabe de la ¨¦poca y sus fuentes de inspiraci¨®n para filosofar, una costumbre que ejercita con frecuencia, son m¨ªsticos suf¨ªes andalus¨ªes.
"La Reconquista no fue una guerra de religiones, sino que empieza as¨ª: 'yo me quedo con tu casa, con tu comercio exterior y tus maravillas'. ?se fue el resultado". Sobre los conflictos mencionados en la novela, parece tenerlo claro: "La historia que nos han vendido es que nos avasallaron un mont¨®n de ¨¢rabes, pero sin embargo la toma de Andaluc¨ªa fue un paseo militar". "La llamada Reconquista no fue tal, porque la poblaci¨®n no era ¨¢rabe, pero s¨ª andaluces musulmanes", a?ade.
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