Bronca chino-japonesa
Jap¨®n tiene problemas con su pasado. Tantos, que en un nuevo libro de texto de Historia recientemente aprobado por Tokio el revisionismo japon¨¦s ha vuelto a las andadas al intentar diluir o cuestionar las atrocidades que cometi¨® durante la invasi¨®n y ocupaci¨®n de China entre 1931 y 1945, en la que perdieron la vida millones de chinos. Olvidar, por ejemplo, la masacre de Nanking, en 1937, o las esclavas sexuales de origen chino o coreano es una ofensa de un pa¨ªs, el Jap¨®n de hoy, que sigue teniendo una componente xen¨®foba preocupante, no s¨®lo respecto a China.
Estas disputas sobre el pasado han provocado manifestaciones violentas en varias ciudades chinas -que ayer se hab¨ªan extendido a Hong Kong- y surcoreanas, otra de las v¨ªctimas del imperialismo nip¨®n. Pero si Jap¨®n se muestra m¨¢s que reacio a asumir la parte m¨¢s oscura de su pasado, China no puede ser absuelta en esta escalada de un contencioso hist¨®rico. Pek¨ªn tampoco cuenta en sus libros de texto las atrocidades que sus propios dirigentes han infligido al pueblo chino. Y de hecho ha autorizado t¨¢citamente unas maniestaciones que jam¨¢s ha permitido para que sus propios ciudadanos protesten por la palmaria falta de democracia que existe en el gigante asi¨¢tico controlado por el partido comunista.
No se trata de una mera disputa sobre libros de texto, sino tambi¨¦n sobre el presente y el futuro de dos pa¨ªses cruciales para la estabilidad de Asia. China es, a pesar de todo, el primer socio comercial de Jap¨®n. Tokio ha apoyado a Taiwan en el mantenimiento del statu quo de la isla y ha criticado la pol¨ªtica de modernizaci¨®n y rearme de las fuerzas chinas. Y Pek¨ªn ha replicado movilizando a la opini¨®n p¨²blica contra las aspiraciones japonesas a convertirse en miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.
La rivalidad ha crecido a medida que ambos han ido ganando en riqueza y poder¨ªo. Se han convertido en competidores por una primac¨ªa regional que Pek¨ªn escenificaba apropiadamente el lunes poniendo fin a sus disputas fronterizas con India y anunciando una profunda cooperaci¨®n tecn¨®logica bilateral. La tensi¨®n entre dos de los m¨¢s ac¨¦rrimos enemigos del siglo XX debe desactivarse y exige humildad rec¨ªproca.
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