La frontera m¨¢s profunda
La Real Academia da 'arribes' como vocablo de Salamanca, plural y masculino: "Pendientes escarpadas a ambos lados del Duero". Pero los salmantinos, de siempre, les han llamado las arribes y dicen que fueron los zamoranos los que, influidos por los turistas, les cambiaron el g¨¦nero.
Parece que todos tienen su parte de raz¨®n, incluso los Salomones de la Academia. Femeninas suelen ser las m¨¢rgenes, las costas, las ribas, las veras y las riberas. En cambio, masculinos son precipicio, escarpe, abismo, acantilado, cantil y desfiladero. Arribes es una mezcla de ambos, de orilla y despe?adero, y como pasa con mar, su sexo es libre (mar con min¨²scula, no vayamos a liarla a¨²n m¨¢s).
Otro punto en el que no hay acuerdo es en c¨®mo se formaron las/los arribes, si por el roce secular del Duero en el duro granito herc¨ªnico o si ya estaban all¨ª antes de que el segundo r¨ªo m¨¢s caudaloso de Iberia decidiese lanzarse desde la alta meseta norte hacia el Atl¨¢ntico (antes vert¨ªa al Mediterr¨¢neo) trazando la que en el futuro ser¨ªa la frontera m¨¢s herm¨¦tica de una Europa sin fronteras, un foso de 122 kil¨®metros y 400 metros de profundidad que hace que pueblos espa?oles y portugueses que s¨®lo distan una legua en l¨ªnea recta no tengan trato, ni bueno ni malo.
Aqu¨ª hay linces, cig¨¹e?as negras, alimoches... y m¨¢s de 106 plantas end¨¦micas
Miradores, sendas y v¨ªas abandonadas se asoman al foso abismal que separa a Salamanca y Zamora de Portugal
Pero ya se sabe: lo que repele a los hombres atrae a la naturaleza. Aqu¨ª hay linces, cig¨¹e?as negras, alimoches... y m¨¢s de 106 plantas end¨¦micas. Los labrantines que aterrazaron hasta el ¨²ltimo palmo de estos desgalgaderos para plantar almendros y olivos, miraron con esperanza la construcci¨®n de gigantescas presas a mediados del siglo XX, pero la electricidad no se come. ?Y el turismo?
Hay pueblos bell¨ªsimos -Fermoselle en Zamora y San Felices de los Gallegos en Salamanca-, cascadas tremendas -el Pozo de los Humos, en Pere?a-, miradores estratosf¨¦ricos como el de la Code y deliciosos paseos en barca por el Duero a la altura de Vilvestre y Aldead¨¢vila, pero la comarca sigue sin despegar, porque contin¨²a estando al margen de todos los caminos y todos los planes de desarrollo.
Prueba de ese abandono es el tren que, procedente de La Fuente de San Esteban, cruzaba la frontera entre La Fregeneda y Barca d'Alva. Inaugurado en 1887, se cerr¨® por deficitario en 1984 y, desde entonces, sus ra¨ªles han estado criando or¨ªn sin provecho alguno.
Excepcional es el trazado a partir de La Fregeneda, desde donde la v¨ªa corre asomada cual balc¨®n a los arribes del ?gueda -tributario del Duero, enca?onad¨ªsimo como ¨¦l-, atravesando 20 t¨²neles y ocho puentes de hierro, una obra tan magn¨ªfica como in¨²til, pues Renfe ni siquiera permiti¨® en 1997 una inocente experiencia tur¨ªstica con 'biclonetas' (bicicletas adaptadas a los ra¨ªles).
A pie, que si se puede, la ruta comienza en la ruinosa estaci¨®n de La Fregeneda, enfilando al principio los t¨²neles m¨¢s largos del recorrido -el primero, de dos kil¨®metros, y el tercero, en codo e infestado de murci¨¦lagos diarreicos- y, a continuaci¨®n, varios puentes vertiginosos de hierro que exigen tener los nervios de lo mismo para pasarlos por su acera de medio metro de ancho, incluso habiendo asidero.
As¨ª, hasta llegar, unas cinco horas despu¨¦s, a la desembocadura del ?gueda en el Duero, con sus dos puentes internacionales y el puerto fluvial de Vega de Terr¨®n, que supuestamente iba a revitalizar la comarca y ah¨ª est¨¢ muerto de risa desde 1995. Una opci¨®n para caminantes menos osados es el sendero de peque?o recorrido que parte del mirador de la Code, en Mieza, dando vistas al profundo Duero y al muro de 139 metros de la presa de Aldead¨¢vila, y baja zigzagueando entre 'cotos' o bancales hasta la misma orilla, donde vira a la diestra para volver a Mieza, ahora en cuesta de las que cuestan Dios y ayuda. En total, cuatro horas.
Unamuno, que pas¨® por la Code en burro, dijo que era "el m¨¢s bello, m¨¢s agreste y m¨¢s impresionante paisaje de Espa?a entera". Pues eso.
Cruceros fluviales en catamar¨¢n
- C¨®mo ir. La Fregeneda (Salamanca) dista 300 kil¨®metros de Madrid yendo por las autopistas A-6 y AP-51 hasta ?vila, por la N-501 hasta Salamanca y por la C-517 hacia Vitigudino y Lumbrales.
- Datos de la ruta. Duraci¨®n: cinco horas (s¨®lo ida). Longitud: 16,5 kil¨®metros. Desnivel: nulo. Dificultad: muy alta. Tipo de camino: v¨ªa f¨¦rrea sin desmantelar, muy pedregosa; hay que llevar linterna para pasar los t¨²neles; si se tiene v¨¦rtigo, es preferible rodear por debajo los puentes; para volver al punto de partida, lo mejor es concertar un veh¨ªculo de apoyo donde nos alojemos. Cartograf¨ªa: hojas 474, 475 y 448-bis del Instituto Geogr¨¢fico Nacional.
- Alrededores. En Saucelle (a 20 km): cascada del Cach¨®n de Camaces. En San Felices (a 23 km): castillo del duque de Alba y museo del aceite El Lagar del Mudo. En Mieza (a 38 km): mirador de la Code. En Pere?a (a 54 km): cascada del Pozo de los Humos.
- Comer. Posada de las M¨¦dicas (Ahigal de los Aceiteros; Tel. 636 81 42 58): pastel de esp¨¢rragos trigueros con reques¨®n y delicias de jabal¨ª; 15 euros. Quinta de la Concepci¨®n (Hinojosa; Tel. 923 51 30 70): quesito de cabra gratinado con agridulce de ciruela y bacalao a la dorada; 17 euros. Apartadero II (Lumbrales; Tel. 923 51 25 96): carnes de ib¨¦rico de producci¨®n propia; 20 euros.
- Dormir. Quinta de la Concepci¨®n (Hinojosa; Tel. 923 51 30 70): habitaciones con vistas a los arribes, en una finca con piscina y naranjos; doble, 50 euros. Quinta de Valicobo (La Fregeneda; Tel. 923 52 12 18): antiguas casas de labor, en un monte con 50.000 olivos, ermita y piscina; 54-66 euros. Posada de las M¨¦dicas (Ahigal de los Aceiteros; Tel. 923 50 44 01): caser¨®n de piedra del siglo XIX, con chimenea y bodega; 50 euros.
- Actividades. Coraz¨®n de las Arribes (Tel. 923 53 63 38): cruceros fluviales en catamar¨¢n y alquiler de piraguas.
- M¨¢s informaci¨®n. En www.arribes.net
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