Henin se corona de nuevo en Par¨ªs
La belga barre a la francesa Mary Pierce y vuelve a la ¨¦lite tras un a?o de problemas f¨ªsicos
La final fue un desastre. Una masacre. La belga Justine Henin-Hardenne gan¨® su cuarto t¨ªtulo del Grand Slam con una facilidad inimaginable. Se enfrent¨® en la cita decisiva de Roland Garros a la francesa Mary Pierce y la super¨® por un doble 6-1 en cuesti¨®n de una hora y dos minutos. Una frivolidad. Un resultado que demuestra la fragilidad del tenis femenino y la absoluta necesidad de que las grandes jugadoras, si las hay, recuperen r¨¢pidamente su excelencia y vuelvan a elevar el tono del circuito. La final, sin embargo, no fue la m¨¢s corta de la historia del torneo. Este m¨¦rito lo ostenta todav¨ªa la alemana Steffi Graf, que en 1988 derrot¨® a la bielorrusa Natasha Zvereva por 6-0 y 6-0 en s¨®lo 34 minutos.
"Siento muchas emociones", confes¨® Henin, que el pasado d¨ªa 1 cumpli¨® los 23 a?os; "pas¨¦ por momentos muy dif¨ªciles el a?o pasado y me preguntaba si podr¨ªa volver a jugar en Roland Garros. Por tanto, todo lo que estoy viviendo es muy emocionante".
La tenista quiso agradecer p¨²blicamente, en su momento de gloria, el esfuerzo continuado que ha realizado su entrenador, el argentino Carlos Rodr¨ªguez, con quien ha estado trabajando durante los ¨²ltimos nueve a?os. "Nunca me has dejado caer", le dijo por los altavoces de la pista central. Gracias a su ayuda, Henin ha ganado ya Roland Garros en 2003 y 2005, el Open de Estados Unidos en 2003 y el Open de Australia en 2004.
La vida de Henin nunca ha resultado f¨¢cil. Viaj¨® a Par¨ªs con su madre cuando ten¨ªa diez a?os, en 1992, y mientras ve¨ªa la final, entre Graf y la norteamericana de origen serbio Monica Seles, le coment¨®: "Alg¨²n d¨ªa yo estar¨¦ ah¨ª abajo y ganar¨¦ Roland Garros". Era una reacci¨®n natural, propia de una ni?a de su edad que ya comenzaba a sentir la pasi¨®n por el tenis. Pero, cuando su madre falleci¨® de c¨¢ncer cuatro a?os m¨¢s tarde, aquella promesa qued¨® grabada en su cabeza. Y, cuando en 2003 disput¨® la final y gan¨® a su compatriota Kim Clijsters, aquella historia sali¨® a la luz.
Paralalemente, se supo tambi¨¦n que Henin no viv¨ªa con su padre porque manten¨ªa con ella actitudes excesivamente agresivas y que toda su vida hab¨ªa sido un aut¨¦ntico drama. M¨¢s adelante, la desgracia sigui¨® persigui¨¦ndola. Cuando se clasific¨® para disputar la final de Wimbledon en 2001 contra la estadounidense Venus Williams, que acab¨® ganando, su abuelo falleci¨® a la edad de 82 a?os justamente cuando ella estaba a punto de entrar en la pista.
As¨ª que encontrar la estabilidad no le result¨® nada f¨¢cil. Y la bas¨® en una confianza total en su entrenador, Rodr¨ªguez, que no s¨®lo la dirigi¨®, sino que tambi¨¦n le hizo de segundo padre desde los 14 a?os, y en la estabilidad emocional que encontr¨® en su marido, Pierre-Yves Hardenne, desde que se cas¨® en noviembre de 2002. "Es cierto, he pasado momentos muy dif¨ªciles en mi vida que me han endurecido", confes¨® ayer Henin; "pero no ser¨ªa la misma ni tendr¨ªa la misma personalidad si no hubiera perdido a mi madre siendo tan joven y no me hubiera ocurrido todo eso".
Tal vez sin esa fuerza interior le habr¨ªa resultado m¨¢s dif¨ªcil recuperar la moral despu¨¦s de haberse visto afectada en 2004 por varios virus que la tuvieron algunos meses parada y una lesi¨®n en la rodilla derecha que se le produjo despu¨¦s de proclamarse campeona del Open de Australia. En la final, sin embargo, no acus¨® nada de todo aquello, ni los problemas de isquiotibiales y de espalda que hab¨ªa estado anunciando. En la final jug¨® a un buen nivel, no el mejor, pero le bast¨® para controlar a una desordenada Pierce, que no contaba ya con volver a una final del Grand Slam y que fue incapaz de controlar sus emociones.

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