Un portero, sin m¨¢s
C¨¦sar, nuevo fichaje del Zaragoza, abandona el Madrid superado por la figura de Casillas y por su propia imagen de hombre sencillo
"El carisma no va con la fisonom¨ªa. Hay gente que no es guapa ni atractiva y es carism¨¢tica". C¨¦sar S¨¢nchez (C¨¢ceres, 1971), el nuevo portero del Real Zaragoza, lleva toda su carrera compitiendo contra guardametas m¨¢s j¨®venes, m¨¢s altos y m¨¢s atractivos. En el Valladolid, donde jug¨® ocho temporadas, se impuso a Ricardo, a su melena engominada y su cuerpo de modelo. Y en el Madrid, su ¨²ltimo equipo, acab¨® superado por Casillas, el genio con cara de ni?o, el ¨ªdolo de la grada, protagonista de paradas imposibles. Aunque nunca desesper¨®: para C¨¦sar el carisma no tiene nada que ver con la belleza.
"!V¨¢mos! ?Toma ya! ?Venga!". Durante sus cuatro a?os en el Madrid, C¨¦sar ha celebrado todas sus paradas de los entrenamientos entre gritos, gesticulando, sin que le importase blocar un tiro envenenado de Beckham o un ca?onazo de Roberto Carlos. C¨¦sar entrena con intensidad. "Lo m¨¢s importante es tener la conciencia tranquila por hacer lo que te mandan", sol¨ªa argumentar cuando le recordaban que s¨®lo hab¨ªa jugado 20 partidos de Liga en cuatro temporadas con el Madrid. Amparado en su fama de portero sobrio y seguro, meticuloso hasta el exceso, C¨¦sar lleg¨® al Madrid en 2000. Sus armas: la fe en si mismo y su inmunidad hacia las cr¨ªticas. "Un portero debe parar lo f¨¢cil y, si es posible, lo dif¨ªcil. A veces no es posible ni una cosa ni otra. Es la ley del juego. No me atormentan los errores. En el uno contra uno el portero se convierte en el ¨²ltimo baluarte de una secuencia que no fue posible detener antes", dec¨ªa cuando le acosaban las cr¨ªticas. En esos momentos pensaba en Coria, su pueblo -"voy all¨ª para poner los pies en la tierra", suele contar- y no cambiaba sus h¨¢bitos, alejados de las c¨¢maras y el glamour, unas costumbres que le llevaban a preferir comer en casa o en los bares, "con los curritos".
"A mi me dijeron que al que no le han metido un gol entre las piernas no ha sido portero"
Estudiante de Econ¨®micas, amante del golf y los toros, C¨¦sar vivi¨® calladamente la explosi¨®n de Casillas y el clamor de la grada del Bernab¨¦u, que exigi¨® la vuelta del canterano cuando Del Bosque, el entrenador del Madrid en 2002, decidi¨® apostar por ¨¦l. En su contra jugaba su imagen de hombre sencillo y pausado. A su favor, el apoyo de su entrenador: "Sinceramente, lo que menos miro es el carnet de identidad. Soy consciente de que hay una corriente favorable a uno de ellos, por simpat¨ªa y diversas causas. Pero, si pongo en la balanza a los dos, hay muy pocas diferencias", dijo Del Bosque. La balanza, sin embargo, se inclin¨® hacia el lado de Casillas empujada por alg¨²n error de C¨¦sar. Primero encaj¨® un gol entre las piernas durante la final de la Copa del Rey de 2002 contra el Depor y se convirti¨® en el s¨ªmbolo del centenariazo. Pocos de los compa?eros que hab¨ªan exigido su titularidad hablaron entonces para defenderle. ?l no se escondi¨®: "He cometido un error, vale. Y lo asumo. A mi me dijo un portero que al que no le han metido un gol por debajo de las piernas no ha sido portero". Ese mismo a?o, la final de la Copa de Europa ante el Bayer Leverkusen sell¨® su destino de suplente eterno en el Madrid. No cometi¨® ning¨²n error de bulto, grit¨® y mand¨® con autoridad a sus defensas, pero se lesion¨® y tuvo que dejar su puesto a Casillas, que firm¨® un final de partido inolvidable, plagado de paradas magn¨ªficas.
C¨¦sar, portero sin m¨¢s, dej¨® entonces de tener un hueco en el Madrid de las estrellas, un equipo cincelado sobre los excesos de Ronaldo, el cuerpo apol¨ªneo de Beckham y la sonrisa de Zidane. El Zaragoza espera ahora devolverle todo lo que le ha quitado: desterrado a los partidos de la Copa del Rey, C¨¦sar fue titular en la final perdida por el Madrid ante el equipo ma?o en 2004.
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