Lejan¨ªa
En este lugar en el que ahora nos abraza el calor, en las monta?as de Le¨®n, nos abrasan tambi¨¦n las estad¨ªsticas. Es la regi¨®n que m¨¢s habitantes pierde, la que menos empleo crea, donde no hay ni?os, donde hay m¨¢s viejos... La vida pasa lentamente, como si aqu¨ª retumbara un trueno de otro mundo. En concreto, en Babia, que se distingue por la belleza, la historia y las vacas, hay una sola industria, la de embutidos. Las vacas pastan con la parsimonia que las ha hecho famosas, y la melancol¨ªa de sus ojos parece retratar lo que va a pasar, lo que est¨¢ pasando, lo que pasar¨¢ en el lugar que pisan. Alg¨²n d¨ªa no estar¨¢n ni ellas, ya se est¨¢n yendo. Mientras el mundo se quema alrededor, y las noticias se llenan de la sangre que parece espec¨ªfica de este tiempo, aqu¨ª se vive el rumor perenne de la lejan¨ªa. La belleza s¨®lo es una parte del paisaje, porque los lugares hermosos son como las noches y las manzanas, tienen dentro la frescura del para¨ªso y el sabor del infierno. Ahora los montes evocan la hermosura que est¨¢ en las pel¨ªculas y que se queda en la retina de la memoria cuando ¨¦sta es feliz. Sobre esos montes cae mansamente el sol que m¨¢s al sur quema y que aqu¨ª parece acariciar el lomo de una vaca echada. Pero en invierno la vida es la realidad que conocen los que decidieron quedarse. En esos meses que el tiempo hace largos, mon¨®tonos y dif¨ªciles, la nieve anega las casas, y hasta que llega la pala hay gente que no puede salir a recorrer lo que ahora para nosotros est¨¢ entre el para¨ªso y el silencio que debe ser propio de la gloria. En esta lejan¨ªa absoluta siempre hay alguien que dice: "Mejor no lo cuentan, que no vengan porque esto es el para¨ªso". Y siempre hay alguien en el rinc¨®n m¨¢s oscuro de los bares oscuros que cuando oye eso mira con la misma melancol¨ªa que nos regalan las vacas. Ellos saben que el para¨ªso es dif¨ªcil, y que la lejan¨ªa no es precisamente la gloria. Hay j¨®venes que buscan el para¨ªso en otro sitio, y miran para otro lado cuando les preguntan si vienen para quedarse o s¨®lo vuelven porque les ha soplado el amor o el verano. Ahora, en estos d¨ªas de julio, el sol hace amables las tormentas, pero la soledad pr¨®xima tiene el sonido de los montes oscuros en medio de un invierno que no remedia nadie.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.