El gato ha muerto. Viva Elvis
Erwin Schr?dinger ide¨® su c¨¦lebre paradoja del gato porque, al igual que Einstein, no pod¨ªa creer que Dios jugara a los dados con el mundo. Un gato est¨¢ encerrado en una caja junto a un trocito de uranio radiactivo. Un ¨¢tomo de uranio puede desintegrarse, pero no hay forma de predecir cu¨¢ndo. Todo lo que la f¨ªsica cu¨¢ntica nos permite saber es cu¨¢l es la probabilidad de que se desintegre en un plazo dado: digamos, por ejemplo, que hay una probabilidad del 50% de que cualquier ¨¢tomo del trocito de uranio se desintegre en el pr¨®ximo segundo.
Como en los inventos del doctor Franz de Copenhague, en la caja hay un contador Geiger (capaz de detectar las part¨ªculas alfa de la desintegraci¨®n) conectado a un martillo suspendido sobre una ampolla de gas mostaza. Si a cualquier ¨¢tomo de uranio le da por desintegrarse en el pr¨®ximo segundo, adi¨®s gato. Pero, hasta que no abramos la caja, no tenemos forma de saber si el gato est¨¢ vivo o muerto. S¨®lo sabemos que hay una probabilidad del 50% de que est¨¦ vivo y otra del 50% de que est¨¦ muerto.
F¨ªjense en la extravagante consecuencia que eso tiene para nosotros: el gato est¨¢ 50% vivo y 50% muerto a la vez
Para describir correctamente el ¨¢tomo de uranio durante ese segundo incierto, la f¨ªsica cu¨¢ntica nos obliga a sumar sus dos posibles estados, que siga intacto y que se haya desintegrado. De hecho, seg¨²n la f¨ªsica cu¨¢ntica, el ¨¢tomo de uranio est¨¢ 50% intacto y 50% desintegrado a la vez. Pero ahora f¨ªjense en la extravagante consecuencia que eso tiene para nosotros: el gato est¨¢ 50% vivo y 50% muerto a la vez. Por supuesto, al abrir la caja veremos que el gato est¨¢ vivo, o que est¨¢ muerto. Y si est¨¢ vivo, ?d¨®nde est¨¢ el 50% de gato muerto que coexist¨ªa con ¨¦l hasta que abrimos la caja? Para Schr?dinger, esta consecuencia absurda de la interpretaci¨®n probabil¨ªstica del mundo subat¨®mico demostraba que esa interpretaci¨®n era incorrecta. Dios no juega a los dados.
El f¨ªsico alem¨¢n Dieter Zeh se dio cuenta en 1970 de que hab¨ªa una trampa en la paradoja de Schr?dinger. El estado m¨¢gico en el que las probabilidades se superponen (ese gato que est¨¢ 50% vivo y 50% muerto simult¨¢neamente) existe, pero es muy fr¨¢gil. Una simple mol¨¦cula de aire que choque con el gato basta para destruir la magia. El gato vivo-muerto se ramifica en un gato vivo y un gato muerto que ya no se pueden comunicar entre s¨ª. La simultaneidad de dos estados posibles ("coherencia", en la jerga) es f¨¢cil de obtener para un ¨¢tomo, o un peque?o conjunto de ¨¢tomos, pero casi imposible de mantener para un gran conjunto de ¨¢tomos como el gato de Schr?dinger.
Pero, una vez perdida la coherencia, ?d¨®nde est¨¢n los dos gatos, el vivo y el muerto? El estudiante Hugh Everett III propuso la soluci¨®n en 1957, al leer su tesis doctoral: ambos gatos existen, pero en dos universos paralelos. Por mejor decir, el choque con una mol¨¦cula de aire no s¨®lo divide al gato vivo-muerto en un gato vivo y otro muerto, sino que tambi¨¦n divide nuestro universo en dos, un universo en el que el gato est¨¢ muerto y otro en el que est¨¢ vivo. En el primer universo, usted abre la caja, ve el gato muerto y se pregunta d¨®nde demonios est¨¢ el gato vivo. En el otro, usted ve el gato vivo y se pregunta d¨®nde demonios est¨¢ el gato muerto. Esto no supone ninguna inconsistencia, porque usted ya no es ¨²nico: se ha dividido en dos copias, y cada una vive en un universo separado, sin posibilidad de comunicaci¨®n. ?Absurdo? Tal vez, pero es la clase de absurdo en la que creen muchos f¨ªsicos actuales.
"En esta misma habitaci¨®n", escribe el f¨ªsico te¨®rico Michio Kaku, "coexisten mundos donde los alemanes ganaron la Segunda Guerra Mundial, donde los extraterrestres nos han visitado desde el espacio exterior, donde usted no ha nacido". Otro f¨ªsico, Frank Wilczek, a?ade: "Una infinidad de copias levemente diferentes de nosotros mismos est¨¢n por ah¨ª viviendo sus vidas paralelas, y en cada momento surgen nuevos duplicados que van ocupando nuestros muchos futuros alternativos". En palabras de otro f¨ªsico, Alan Guth: "Hay un universo en el que Elvis vive todav¨ªa". Ya lo ven. Sin m¨¢s que elegir los universos adecuados, podemos decir con toda propiedad: El gato ha muerto. Viva Elvis.
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