Vinagres y familias
En Vamos a cocinar (TVE-1), Jos¨¦ Andr¨¦s hizo un excelente programa sobre vinagres y sopas fr¨ªas malague?as. Irrite o no su tono did¨¢ctico-paternalista, la cantidad de informaci¨®n que proporciona al espectador es impresionante. A diferencia de Karlos Argui?ano, que despu¨¦s de cada movimiento siempre se lava y seca las manos, a Andr¨¦s a veces se le olvida y coge la naranja, el bacalao y la cebolla con los mismos dedos pringados con los que recibe a sus invitados.
Vud¨²
El martes, Andr¨¦s habl¨® de vinagres andaluces, catalanes y asturianos. Su pasi¨®n por los productos patrios, t¨ªpica de quien ha pasado mucho tiempo en el extranjero, contrasta con la demagogia que en los noticiarios derrochan los pol¨ªticos hablando de la Espa?a de las opas hostiles. La Espa?a de las gastronom¨ªas, en cambio, destila m¨¢s sensatez. Con buen criterio, Andr¨¦s record¨® que "el vinagre tiene memoria hist¨®rica". A juzgar por la cara que pon¨ªa Eduardo Zaplana, acidulado portavoz del PP en el Congreso, atribuyendo la opa a un vud¨² catalanista, el presente tiene m¨¢s vinagre que memoria. Y tambi¨¦n se cocina con dedos pringados.
Abuelas
La experiencia real de la escritora Rosa Reg¨¤s, que cada a?o invita a sus nietos a su mas¨ªa, se traslada a la serie Abuela de verano (TVE-1). A m¨ª me record¨® Verano azul: muchos ni?os y un abuelo enrollao. En un campamento familiar con disciplina pacifista y la intendencia cubierta por un ej¨¦rcito sin uniforme, todos est¨¢n a los ¨®rdenes de una abuela moderna interpretada por Rosa Mar¨ªa Sard¨¢. La veteran¨ªa es un grado, y Sard¨¢ dialoga, ri?e, escucha, incauta m¨®viles y expresa opinables opiniones sobre la educaci¨®n que reciben seg¨²n qu¨¦ ni?os. La realidad que retrata la serie s¨®lo afecta a un porcentaje baj¨ªsimo de la poblaci¨®n, pero eso tambi¨¦n ocurr¨ªa con la mansi¨®n de El pr¨ªncipe de Bel Air o el chal¨¦ de M¨¦dico de familia. En TV-3, la exitosa serie Majoria absoluta, hermana mayor de ¨¦sta, planteaba situaciones similares y una necesaria renovaci¨®n de los estereotipos de la serie familiar.
Ternurismo progre
Abuela de verano mezcla las contradicciones de hijos y yernos, hombres y mujeres, con la inestabilidad afectiva de la infancia y la adolescencia. Con un toque de relato inici¨¢tico, all¨ª est¨¢n los perros, las sobremesas, las camas sin hacer de los veranos felices y un grupo humano que intenta salirse de los viejos t¨®picos para crear unos nuevos. "La palabra prohibir no me gusta", dice la abuela. Ese mandamiento rige una disciplina que requiere mucha diplomacia. Si Ana y los 7 abusaba del sentimentaloide engominado y carca, Abuela de verano propone un neochanquetismo progre. Su concepto de autoridad es distinto pero, adem¨¢s del excelente trabajo de los actores, en el primer cap¨ªtulo prevaleci¨® m¨¢s el ternurismo costumbrista que la comicidad de los di¨¢logos y de las situaciones.
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