Frenes¨ª inmobiliario: sumar y restar
El pasado domingo 11 de diciembre, Josep Torrent hac¨ªa diana en una sugerente columna (Ausencia de Iniciativas, EL PA?S 11-XII-2005): "La pol¨ªtica valenciana se empobrece a una velocidad de v¨¦rtigo". Hemos entrado en la fase del "todo vale" y el partido en el poder -con gran ventaja en las encuestas pero al que las corruptelas le crecen como hongos- ha decidido hacer frente a la estrategia de denuncia de la corrupci¨®n que practica desesperadamente la oposici¨®n. Ha echado mano del ventilador y del "y t¨² m¨¢s" o el "t¨² tambi¨¦n". El resultado puede parecer entretenido, pero esconde una notable carencia de ideas y propuestas que tengan alg¨²n inter¨¦s.
Por eso, porque en este caso puede ser cierto que los ¨¢rboles no dejan ver el bosque, creo que conviene orillar Ciegsas, becarios, caciques de Castell¨®n y facturas falsas de Tierra M¨ªtica. Olvid¨¦monos, de momento, de recalificaciones, condonaciones a golpe de fe de errores, galimat¨ªas legales de enmienda sobre enmienda (la LUV) y de empresas mixtas del IVVSA de dudosa legalidad y oportunidad. No nos demos por enterados de congresos de econom¨ªa valenciana hechos con nocturnidad y alevos¨ªa sin llamar a la puerta de la Universidad. Quitemos el exceso de espuma a la cerveza y quiz¨¢ as¨ª podamos descubrir que nos han servido otro brebaje.
Puestos a intentar evitar el vertiginoso empobrecimiento de la pol¨ªtica valenciana, quiz¨¢ no est¨¦ de m¨¢s hacer el ejercicio de aceptar "de entrada" alguna tesis oficial -aunque est¨¦ "semiformulada"- y separar el grano de la paja. Les propongo que admitamos la posibilidad de que ser de mayores una "sociedad de calidad residencial", como ha expresado alguna vez el conseller Blasco, quiz¨¢ sea algo m¨¢s que una pseudojustificaci¨®n te¨®rica del frenes¨ª inmobiliario que asola toda Espa?a y que est¨¢ ceb¨¢ndose con especial fruici¨®n en la geograf¨ªa valenciana.
Si se desarrollan los PAI previstos o propuestos, nuestro techo edificado puede albergar en el plazo de un quinquenio a una poblaci¨®n muy superior a la que actualmente ocupa nuestro ya extenso patrimonio inmobiliario. Supongo que ser una sociedad de calidad residencial significa recorrer este camino, por entender que ¨¦sta es la mejor especializaci¨®n posible. Caso de recorrerlo, no es muy dif¨ªcil concebir el punto de llegada extrapolando las tendencias actuales. La construcci¨®n se consolidar¨¢ como el motor de la econom¨ªa. Si en el periodo 2000-2004 su contribuci¨®n al crecimiento del PIB fue del 26% (10 puntos m¨¢s que en Espa?a), en el 2010-2015 su contribuci¨®n puede haber subido a m¨¢s del 30% y su peso relativo en la econom¨ªa valenciana (7,8% en 1995 y 11,5% en 2003) puede perfectamente aspirar a alcanzar el 15%. Junto a la construcci¨®n, el turismo residencial y los servicios escasamente cualificados ser¨¢n las otras dos patas de la silla, mientras que en la industria s¨®lo sobrevivir¨¢n los que sepan competir y el tr¨¢nsito del 26% en 1995 al 20,8% en el 2003 seguir¨¢ hasta estabilizarse en el 10%- 15%. Dejaremos de ser una regi¨®n exportadora de bienes manufacturados (nuestra participaci¨®n en la exportaci¨®n espa?ola ya ha descendido del 14,7% en 1994 al 11,8% el 2004, casi nuestro peso poblacional relativo) y nuestra productividad se mantendr¨¢ en cotas modestas.
Este modelo tiene sus ventajas. Genera bastante empleo que no necesita ser especialmente cualificado y asegura (de no mediar una crisis inmobiliaria por crecimiento excesivo de los precios) unas tasas de crecimiento razonables por los efectos de arrastre -directos e indirectos- que se generan. La finalizaci¨®n del AVE Madrid-Valencia puede aumentar el peso del turismo madrile?o y seguir¨¢ siendo atractiva la compra de inmuebles por parte de inversores for¨¢neos y grupos de rentas medio-altas. Todas estas ventajas hay que computarlas en el haber de la propuesta.
Esta elecci¨®n tiene tambi¨¦n, sin embargo, riesgos, renuncias y costes que no deber¨ªan minusvalorarse. Existen riesgos de ajuste brusco de la burbuja inmobiliaria y de insostenibilidad del d¨¦ficit exterior creciente de la econom¨ªa espa?ola, del cual somos parte especialmente implicada. Existen renuncias porque el modelo de calidad residencial es dif¨ªcilmente compatible con una sociedad tecnol¨®gicamente avanzada: la propia construcci¨®n es un sector de muy baja tecnolog¨ªa y los servicios y el turismo tampoco la requieren. Por tanto, la productividad crecer¨¢ poco y no es de esperar que la I+D supere el 1% del PIB. Nos podemos ir olvidando de ser "vanguardia". No hay que olvidar que los beneficios -considerables- que se obtienen en el sector inmobiliario o se reinvierten en el mismo o van a parar al consumo suntuario. Del mismo modo, la revalorizaci¨®n del patrimonio inmobiliario de las familias (de su "riqueza", en definitiva) se traduce en aumentos en el consumo y no en el ahorro o la inversi¨®n no inmobiliaria.
Riesgos y renuncias aparte, ser una sociedad de calidad residencial que acoja, pongamos, a ocho o nueve millones de personas tiene unos costes que restan de los beneficios potenciales. Costes que no se incluyen en el precio de venta y que recaen en el gasto p¨²blico o en la p¨¦rdida de bienestar. Costes que son mayores si se sigue optando por modelos de baja densidad. Ser¨ªa de agradecer que se pusieran los medios para conocer con un cierto detalle y precisi¨®n la cuant¨ªa de esos costes: redes de servicios; abastecimiento y depuraci¨®n de aguas; tratamiento y eliminaci¨®n de residuos s¨®lidos; p¨¦rdida de la calidad ambiental de espacios naturales; aumento de los costes de mantenimiento que suponen para los Ayuntamientos las "nuevas urbanizaciones" y que igual superan la "inyecci¨®n financiera" de las licencias y el aumento subsiguiente del IBI; costes sociales (de dif¨ªcil medici¨®n pero ciertos) del dualismo que se crea entre habitantes de las urbanizaciones y habitantes de los n¨²cleos urbanos...
Si ponemos las cartas sobre la mesa -sin trucos ni demagogias- y practicamos la suma y la resta, saldremos ganando y, de paso, devolveremos su sentido a la pol¨ªtica.
Josep Sorribes es profesor de Econom¨ªa Regional y Urbana de la Universidad de Valencia.
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