Debe una explicaci¨®n
La aparici¨®n en un armario del departamento de Presidencia de la Generalitat de Catalu?a de 175 sondeos de opini¨®n e informes pol¨ªticos realizados o encargados en secreto por los sucesivos Gobiernos de Jordi Pujol entre 1982 y 2003 ha levantado una justificada polvareda pol¨ªtica, pese al sorprendente silencio de los medios locales nacionalistas. M¨¢s grave: otra treintena de sondeos e informes se elabor¨® con criterios estrictamente partidistas, para averiguar las expectativas electorales de CiU, calibrar las de sus distintos candidatos y establecer los puntos flacos de sus rivales. Y, por supuesto, sin informar a la C¨¢mara, contraviniendo la norma que obligaba a ello desde 1998.
Todos los Gobiernos encargan encuestas. El problema surge cuando, como en este caso, lo hacen de forma opaca, sin dar cuentas al Parlamento y sufragadas, incluso las realizadas con objetivos partidistas, con cargo a fondos de la Generalitat, no de la coalici¨®n. Independientemente de las eventuales derivaciones judiciales del caso, CiU est¨¢ obligada a ofrecer explicaciones.
Pero todav¨ªa es de mayor gravedad la aparici¨®n entre esos papeles de un llamado "informe" sobre los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos en los que se clasifica a presentadores y periodistas de TV-3 y Catalunya R¨¤dio seg¨²n sus supuestas orientaciones pol¨ªticas. De algunos de ellos se destacan sus presuntas "tendencias antinacionalistas, y sobre todo anticonvergentes y antipujolistas", o se les califica, en lenguaje de tufo inquisitorial y totalitario, de "quintacolumnistas, colaboracionistas y traidores". Hay que recordar que tambi¨¦n el tripartito ha sido responsable de pr¨¢cticas de parecido calibre, como fue el caso de un informe que acab¨® con la carrera del secretario de Comunicaci¨®n, Miquel Sellar¨¦s.
El asunto es lo suficientemente grave como para pretender ocultarlo detr¨¢s del debate sobre la oportunidad del hallazgo. Efectivamente, es posible que alguien haya tenido inter¨¦s en que se conozca ahora, pero ello no exime de responsabilidad a quienes ordenaron esas encuestas e informes, reveladores del lado m¨¢s oscuramente autoritario de los mandatos pujolistas, contrarrestando los obvios elementos positivos de su balance. Y que amenaza, de no mediar una respuesta contundente, con arruinar la recuperaci¨®n de una moderaci¨®n cre¨ªble emprendida por el heredero de Pujol y actual l¨ªder de la federaci¨®n, Artur Mas, en la tramitaci¨®n de la reforma estatutaria.
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