El desaf¨ªo de Mickelson
El bicampe¨®n del Masters, primer golfista en la 'era Woods' en aspirar al Grand Slam en un ¨²nico a?o

En su discurso oficial como bicampe¨®n (2004 y 2006) del Masters de Augusta, la chaqueta verde cubriendo sus s¨®lidas espaldas, Phil Mickelson baj¨® de repente los ojos hacia donde estaba sentado el tetracampe¨®n (1997, 2001, 2002 y 2005) Tiger Woods, dio trascendencia a su gesto y solicit¨® a todos los presentes; a los directivos del golf mundial, c¨®modamente sentados en las sillas que invadieron el putting green; a los centenares de aficionados que formaban corro alrededor, una oraci¨®n por la curaci¨®n de Earl, el padre de El Tigre, que agoniza en California. El n¨²mero uno, conmovido, le dio unos golpecitos en la pierna.
La acci¨®n, el acto, el contexto -Woods poniendo la green jacket de ganador a Mickelson de la misma manera que un a?o atr¨¢s hab¨ªa ocurrido a la inversa-, cobr¨® de inmediato un valor simb¨®lico que desbord¨® el significado del momento, la consecuci¨®n del primer t¨ªtulo grande de la temporada por el zurdo de los dos drivers, vencedor con 281 golpes por delante del surafricano Tim Clark (283) y de Jos¨¦ Mar¨ªa Olaz¨¢bal, el tambi¨¦n surafricano Retief Goosen, Woods y los igualmente norteamericanos Chad Campbell y Fred Couples (284) -Miguel ?ngel Jim¨¦nez (287) fue und¨¦cimo y Sergio Garc¨ªa (298) cuadrag¨¦simo sexto-. Dos estadounidenses, mano a mano, compartiendo la cima de su deporte.
El zurdo de los dos 'drivers' suma el primer t¨ªtulo 'grande' de 2006 al ¨²ltimo de 2005
En el aire, los m¨¢s viejos creyeron oler el perfume que envolv¨ªa los duelos de los 60 entre otros dos norteamericanos: Arnold Palmer, que ganaba los Masters de los a?os pares (1958, 1960, 1962 y 1964), y Jack Nicklaus, que ganaba tanto los de los impares como los de los pares (1963, 1965, 1966, 1972, 1975 y 1986). La rivalidad con Palmer, diez a?os mayor, dio sentido al dominio de Nicklaus, el joven prodigio. As¨ª, cuatro decenios m¨¢s tarde y aunque Woods le domine (4-2) en los triunfos en Augusta, nadie duda de que el asentamiento de Mickelson en la cumbre -se le contaban como fracasos sus participaciones en las citas del Grand Slam y s¨®lo en la 42?, ya a los 33 a?os, tras 12 intent¨¢ndolo, consigui¨® en 2004 romper la maldici¨®n-, engrandecer¨¢ a¨²n m¨¢s la figura de Woods, ganador de diez grandes antes de cumplir los 30.
Y tambi¨¦n por primera vez desde que el joven Woods tomara al asalto el golf, hace nueve a?os, se puede hablar claramente de que un jugador que no se llama Tiger puede lograr coleccionar los cuatro t¨ªtulos m¨¢s importantes -el Masters, el Open de Estados Unidos y el Brit¨¢nico y el Campeonato de la PGA norteamericana- en un mismo a?o.
Para empezar, con su victoria del domingo, Mickelson, a quien nadie le puede considerar ya un simp¨¢tico perdedor, se convirti¨® en el primero que, no apellid¨¢ndose Woods, se ha anotado en los ¨²ltimos 15 a?os dos grandes consecutivos. El anterior fue el de la PGA de 2005.
Para continuar, Mickelson es un l¨ªder de la revoluci¨®n cient¨ªfico-t¨¦cnica que dentro de un decenio har¨¢ irreconocible el golf que se practica ahora. Es una lucha sin cuartel. Hootie Johnson, el presidente del Augusta National Golf Club, previendo lo que se avecina, reaccion¨® alargando el campo, una herej¨ªa para muchos, una monstruosidad para otros, estrech¨¢ndolo, poni¨¦ndoselo dif¨ªcil a los largos pegadores que pierden precisi¨®n seg¨²n ganan longitud. En respuesta a ese movimiento, Mickelson se trabaj¨® su doble arma: concibi¨® la idea de introducir dos drivers entre los 14 palos que se permiten en la bolsa. Adaptados a los hoyos. Con ellos gan¨® longitud -el mejor en distancia en este Masters- y precisi¨®n -el sexto en greenes alcanzados con los golpes estipulados-.
"Con el que uso para cerrar la bola [darle efecto de izquierda a derecha] lo que logro, en realidad, es convertir el otro, el que abre la bola, en una madera 3", explic¨® Mickelson; "con aqu¨¦l llego 18 o 20 metros m¨¢s lejos sin dificultad. Pero creo que s¨®lo se pueden utilizar los dos en un torneo como el Masters, en un campo como el de Augusta".
La idea de Mickelson es un s¨ªntoma m¨¢s de la ¨²ltima tendencia: la creaci¨®n de palos exclusivos para cada campo, para cada tipo de hoyo. Las nuevas tecnolog¨ªas de los h¨ªbridos -palos con cuerpo de madera y cara de hierro-; la utilizaci¨®n de herramientas como el monitor de lanzamiento, que permite medir la velocidad de impacto, el ¨¢ngulo de tiro, la par¨¢bola que traza la bola en el aire y la distancia, permitir¨¢n a cada jugador el m¨¢ximo sin necesidad de mejorar su juego.
Pero, al final, como el pasado domingo, como comprob¨® Couples, el valiente veterano que perdi¨® en los greenes varias oportunidades de birdie, la victoria en Augusta siempre la dar¨¢ el juego corto: el putt.

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