J¨®venes sin dios
El pasado mi¨¦rcoles EL PA?S public¨® los resultados del informe J¨®venes Espa?oles 2005, dirigido por el catedr¨¢tico Pedro Gonz¨¢lez de la Universidad Aut¨®noma de Madrid para la Fundaci¨®n Santillana. Los datos s¨®lo sorprender¨¢n a aqu¨¦llos que siguen asegurando sin m¨¢s que Espa?a es un pa¨ªs cat¨®lico. Pues recordemos que el informe dice que de los cuatro mil encuestados el 39% declara ser cat¨®lico practicante; el 10% cat¨®lico no practicante; el 25% indiferente y agn¨®stico; el 21% ateo y el 2% adhiere a otras religiones. Ahora bien, si consultamos el diccionario de Mar¨ªa Moliner vemos que el agnosticismo "afirma que el entendimiento humano no puede formar la noci¨®n de absoluto, sino s¨®lo las de lo relativo y fenom¨¦nico" y que ateo "se aplica al que no cree en la existencia de dios". Ponga el lector en la definici¨®n de agn¨®stico "dios" en lugar de "absoluto" y la cosa queda m¨¢s o menos as¨ª: mientras que el ateo niega la existencia de dios, el agn¨®stico no cree que podamos conocer su existencia, ni sus supuestos atributos, sino s¨®lo las cosas de este mundo. Una discusi¨®n filos¨®fica podr¨ªa establecer matices entre agn¨®stico y ateo, pero es muy raro que los ciudadanos no versados en filosof¨ªa -y que no consultan diccionarios para contestar encuestas- hagan esas distinciones.
As¨ª, para lo que nos interesa, la identidad religiosa de los j¨®venes, resulta que los descre¨ªdos suman globalmente el 46%, mientras que los cat¨®licos practicantes y no practicantes son el 49% de los encuestados (el 48% y el 50%, respectivamente, en la Comunidad Valenciana; cabe subrayar que en algunas comunidades el porcentaje de los sin dios supera ampliamente la suma de cat¨®licos practicantes y no practicantes: en Catalu?a (62%), Madrid (58%) y Pa¨ªs Vasco (63%). Pero tambi¨¦n cabr¨ªa detenerse en la categor¨ªa de los cat¨®licos no practicantes (39%). ?Qu¨¦ puede significar "cat¨®lico no practicante"? Pues seguramente cosas muy diversas: desde gentes que desconf¨ªan ampliamente de la autoridad eclesial dado su comportamiento social (la encuesta dice que el 80% no conf¨ªa en ella), pasando por los que piensan que dicha adscripci¨®n en tiempos de pluralidad religiosa tiene un significado cultural, hasta creyentes remolones que no cumplen los preceptos de su religi¨®n. Pero el quid del asunto es que en el catolicismo la pr¨¢ctica, la adhesi¨®n codificada a la organizaci¨®n eclesial y su jerarqu¨ªa, los preceptos y liturgia tienen relevancia definitoria. Para eso en Europa existi¨® la Reforma y la Contrarreforma: un cat¨®lico no es un mero cristiano, no es un luterano que puede resolver su relaci¨®n con su dios a trav¨¦s del examen de conciencia y la interpretaci¨®n de las escrituras.
Pero hay un dato llamativo que puede interpretarse de diversas maneras: el 43% desea casarse por la iglesia, mientras que el 22% prefiere el matrimonio civil y el 16% las uniones de hecho. Puesto que la suma del porcentaje de uniones civiles y de hecho (38%) es menor que la de descre¨ªdos (46%) ello indica que un porcentaje significativo de ¨¦stos no piensa institucionalizar, ni de forma laica, sus uniones. Pero tambi¨¦n indica que hay un porcentaje de cat¨®licos (6%) tan poco practicantes que ni siquiera optan por el sacramento matrimonial. Y, al rev¨¦s, hay un porcentaje elevado de no practicantes que a la hora del matrimonio eligen los fastos eclesi¨¢sticos. Wittgenstein dec¨ªa que el hombre era un "animal ceremonial". Y, cierto, el matrimonio cat¨®lico permite hoy mayor pompa y ceremonia. La iglesia de Roma lo sabe y, por decirlo a lo Pascal, piensa que si uno se pone de rodillas y mueve los labios para rezar, cree. De ah¨ª su inter¨¦s, entre otros aspectos m¨¢s mundanos, por conservar posiciones de privilegio en la ense?anza o el encastillarse en negar el car¨¢cter de matrimonio a las uniones civiles de los homosexuales. De ah¨ª la pol¨ªtica de la derecha de empobrecer los ritos matrimoniales laicos. Basta ya pues, cuando se trata de ordenar la libertad de creencias, de analogar la cuesti¨®n a un asunto que implica s¨®lo a las diferentes iglesias, como si no existieran agn¨®sticos y ateos o no tuvieran arte ni parte.
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