La larga pata del dinosaurio

Es un f¨®sil ¨²nico: la pata de un Baryonyx, dinosaurio que med¨ªa m¨¢s de diez metros y vivi¨® hace 120 millones de a?os. Se hall¨® en agosto de 2005 en Igea (La Rioja), y se exhibe desde hace dos semanas en el centro de interpretaci¨®n paleontol¨®gica de la localidad. Fue descubierto por Pachi S¨¢ez, coordinador del centro, a quien inculc¨® la pasi¨®n por la prehistoria el viejo maestro del pueblo.

Parece una de las historias ejemplares de Coraz¨®n, de Edmundo de Amicis; ocurri¨®, sin embargo, hace s¨®lo 20 a?os. El maestro ?ngel Gracia, gran aficionado a las ciencias naturales, se llevaba al parvulario a registrar el monte en busca de f¨®siles y huellas enquistadas en la roca. Huellas que todo el mundo conoc¨ªa, si bien la leyenda las atribu¨ªa a monstruos desconocidos, gallinas gigantes o, lo m¨¢s probable, pensaban, al caballo de Santiago.

As¨ª reunieron una buena colecci¨®n de bichos y caracoles de piedra. El maestro se traslad¨®, y los hallazgos quedaron arrumbados en cajas durante a?os. Pero sus alumnos crecieron, alguno lleg¨® a alcalde, y alg¨²n otro, a concejal. Todos apreciaban la lecci¨®n del viejo profesor, y formaron una asociaci¨®n cultural, Igeensis; con tal latinajo se atrevieron a pedir ayudas al Gobierno regional y a la sociedad de ciencias Aranzadi. Y consiguieron abrir, en la primavera pasada, el Centro de Interpretaci¨®n Paleontol¨®gica de La Rioja.

El centro se encuentra instalado en los pisos superiores del propio Ayuntamiento. Pero es espacioso, bien equipado y did¨¢ctico. Nada m¨¢s llegar, el visitante ve un magn¨ªfico audiovisual sobre los dinosaurios de toda La Rioja. Dos gu¨ªas se turnan para explicar (tambi¨¦n en ingl¨¦s) el contenido de las salas para luego dejar a cada cual que se demore ante las vitrinas o juegue con pantallas interactivas. El centro posee biblioteca y laboratorio, al que vienen a trabajar un par de paleont¨®logos de Aranzadi.

Se pueden ver recreaciones de yacimientos y dinosaurios, y piezas ¨²nicas, como la mand¨ªbula de un Baryonyx, y ahora, la pata reci¨¦n descubierta, que mide ella sola m¨¢s de dos metros de largo. Igea resulta una buena base para explorar la llamada ruta de los dinosaurios: una l¨ªnea continua de yacimientos que recorre las lindes entre Soria y La Rioja. Hace 120 millones de a?os, aquello era primera l¨ªnea de playa. La Rioja era un mar interior, y sus riberas, con profusa vegetaci¨®n y clima tropical, presentaban un aspecto parejo al del actual delta del Ebro (donde se han tomado las fotos que sirven de fondo a algunos dioramas de la exposici¨®n).

En La Rioja se encuentra una de las mayores concentraciones de icnitas del planeta, unas 8.000 huellas de dinosaurio; m¨¢s de la mitad est¨¢n en el t¨¦rmino municipal de Igea. La Torre y La Era del Peladillo son los yacimientos m¨¢s pr¨®ximos al n¨²cleo urbano. Junto a la carretera, antes de entrar al pueblo, se hall¨® un ¨¢rbol f¨®sil en 1991; el soberbio tronco (protegido por un ed¨ªculo, se?alizado) da idea de c¨®mo ser¨ªan las selvas que cubr¨ªan lo que es ahora una alcarria pelada.

A poca distancia de Igea, a las afueras de Cornago, el yacimiento de Los Cayos re¨²ne varias rastrilladas (rastro o secuencia de huellas) que quedaron impresas sobre rippleys (fondos ondulados de aguas someras). Luego se suceden los yacimientos de Navalsaz y de Poyales, otros seis cerca de Enciso y dos m¨¢s en Munilla. Todos los yacimientos est¨¢n bien se?alizados, protegidos e ilustrados con paneles did¨¢cticos, y en los de Enciso se pueden ver incluso reproducciones de algunos dinosaurios a tama?o natural.