El fin de la sociedad civil
En esta nuestra comunidad hay que estar dispuesto a sufrir o disfrutar de una sorpresa cada d¨ªa. En otros lados estas sorpresas proceden del mundo de la pol¨ªtica, donde est¨¢n clasificados cualificados acr¨®batas, pero aqu¨ª es la llamada sociedad civil la que realiza los mejores ejercicios en el alambre. Quiz¨¢, probablemente, como no hay sociedad civil, pues algunos prohombres esfuerzan su papel por brillar bajo los focos. Cuesti¨®n de esterilidad social en una Europa donde la sociedad es un fin y no un medio.
Esta semana la mejor prueba ha estado en las apariciones estelares de Benjam¨ªn Mu?oz, secretario de la Asociaci¨®n Valenciana de Promotores Inmobiliarios, y de Francisco Pons, presidente de la Asociaci¨®n Valenciana de Empresarios. El primero comparece para evidenciar el final de un "ciclo en el mercado inmobiliario", por culpa de la "presi¨®n medi¨¢tica y pol¨ªtica". ?Albricias! Mu?oz inventa un nuevo modelo econ¨®mico, que deber¨ªa darse prisa en patentar el maestro Andr¨¦s Garc¨ªa Reche. Obviamente la actuaci¨®n desesperada de Enrique Villarreal (PSOE) y Joan Antonio Oltra (EU) por llevarse la foto ha acabado por darle carta de tratado a la afirmaci¨®n de Mu?oz. Todo de primero de infantil.
Y el segundo, Pons, alt¨ªsimo dirigente de la invisible sociedad civil, pronunci¨® una buena conferencia denunciando la falta de productividad, competitividad, formaci¨®n, nuevas tecnolog¨ªas y del riesgo derivado de la especulaci¨®n con el suelo como fuente de nuestros males. Todo m¨¢s que evidente y mil veces dicho en estas p¨¢ginas ?Pero c¨®mo denuncia esto Francico Pons si es la sociedad civil empresarial que lidera quien debe asumir esas carencias? ?A qui¨¦n dirige sus denuncias? Es como mirarse al espejo para decirse feo.
Tal vez la explicaci¨®n de este ejercicio circense est¨¢ en que no hay sociedad civil valenciana que responda a estas provocaciones. Porque en cualquier naci¨®n de esas tan vertebradas como nos rodean, estos actores llevar¨ªan a?os poniendo orden en los fallos que denuncian, para evitar los efectos negativos sobre las empresas y sociedad civil que lideran. Como no saben o no pueden poner ese orden, pues a rabiar mirando al cielo protector. S¨®lo ha faltado la t¨ªpica y t¨®pica representaci¨®n pidiendo la intervenci¨®n de los poderes p¨²blicos para aliviar la pesada carga civil. Al final el intervencionismo no es una pragm¨¢tica pol¨ªtica sino un alivio para cuando no se sabe qu¨¦ decidir.
Por eso Pons se queja ahora de todas esas carencias, cuando hace a?os que su (nuestra) sociedad civil deber¨ªa haber corregido esas desviaciones. ?Se enteran ahora los empresarios valencianos que se puede vender por Internet? Ni siquiera sab¨ªan que hab¨ªa ladrillos verdes. Las se?ales de alarma no han sonado porque el timbre est¨¢ desconectado. Y quienes las han hecho sonar les ha importado una higa la naturaleza del problema. S¨®lo lo han hecho como objetivo pol¨ªtico.
Por eso aparece Mu?oz con su nueva estructura econ¨®mica. No han sabido corregir los excesos urban¨ªsticos a tiempo y ahora pagan justos por pecadores y todos est¨¢n sumidos en una crisis real. Porque el fin del ciclo es producto de los precios, de la ca¨ªda de la demanda y de saturaci¨®n del mercado espa?ol, m¨¢s que de las variables pol¨ªticas y medi¨¢ticas, al fin y a la postre las m¨¢s controlables. Por eso en el ¨²ltimo a?o en la Comunidad Valenciana descienden las viviendas visadas en un 5,5 % y en Catalunya y Andaluc¨ªa suben en un 12,3% y en un 1,6 % respectivamente. ?All¨ª no les afecta el ciclo medi¨¢tico-pol¨ªtico? ?No ser¨¢ que Mu?oz y Cia. no han sabido hac¨¦rselo?
Pero no pasa nada. A lo mejor es que somos unos adelantados. El fin de la sociedad es el fin de la modernidad. Por eso Alain Touraine y Vicente Verd¨² dicen ahora que cuando se esperaba el triunfo de la sociedad civil el mundo aparece dominado por los choques entre conjuntos pol¨ªticos-religiosos y el nacimiento del sujeto. As¨ª debe ser, porque en esta nuestra Comunidad no discutimos de las aseveraciones de Mu?oz o de Pons, sino del altar para la visita del Papa.
(*) www.jesusmontesinos.es
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