Un icono para el mundo ¨¢rabe
El jeque Nasral¨¢, l¨ªder de Hezbol¨¢, adquiere proporciones de leyenda por su lucha sin cuartel contra Israel
Hasan Nasral¨¢ aparece en la pantalla relajado y con voz serena. Nada hace sospechar que se trata de una grabaci¨®n en la clandestinidad. Su turbante negro le identifica como descendiente del Profeta, pero su discurso no es religioso, sino pol¨ªtico salpicado de alg¨²n dato militar. Ha cuidado el detalle de que detr¨¢s, junto a la bandera de Hezbol¨¢, aparezca siempre la de L¨ªbano. Resistencia y patria. Al asociar ambas con la fe chi¨ª, Nasral¨¢ transform¨® la milicia en un movimiento islamonacionalista y logr¨® su integraci¨®n en la pol¨ªtica libanesa. Su desaf¨ªo al Ej¨¦rcito israel¨ª cuestiona esta ¨²ltima, aunque le ha convertido en el nuevo icono del mundo ¨¢rabe e isl¨¢mico.
El retrato del jeque Nasral¨¢, como se refieren a ¨¦l sus seguidores, lleva a?os presidiendo casas y colmados de las zonas chi¨ªes de L¨ªbano. Ahora ha trascendido su base chi¨ª en el sur y el este y decora lugares tan dispares como las calles de Gaza o los suburbios de Kuala Lumpur. No s¨®lo los palestinos (sun¨ªes) han encontrado un nuevo ¨ªdolo en el l¨ªder de Hezbol¨¢ (chi¨ª). En Bahrein, le dedican canciones. Egipcios y tunecinos exhiben su fotograf¨ªa en manifestaciones contra la ofensiva israel¨ª. Algunos analistas han llegado a compararle con el egipcio Gamal Abdel N¨¢ser, uno de los h¨¦roes ¨¢rabes contempor¨¢neos.
Es considerado el ¨²nico musulm¨¢n que ha derrotado a Israel en el campo de batalla
"Nasral¨¢ ha adquirido proporciones legendarias", ha declarado Amal Saad-Ghorayeb, profesora de la Universidad Americana de Beirut y autora de un libro sobre Hezbol¨¢. "Ha superado la divisi¨®n entre sun¨ªes y chi¨ªes, entre ¨¢rabes y no ¨¢rabes. Sin pretenderlo, los israel¨ªes han agrandado su talla bastante m¨¢s de lo previsible".
Sus vibrantes discursos atraen incluso a quienes discrepan de sus ideas. La elocuencia verbal cuenta mucho en el mundo ¨¢rabe. Y Nasral¨¢, que ha pasado por los centros del saber chi¨ª de Nayaf (Irak) y Qom (Ir¨¢n), domina sin duda la ret¨®rica y la argumentaci¨®n. M¨¢s importante a¨²n: corona sus dotes dial¨¦cticas con resultados sobre el terreno, fruto tal vez de la experiencia guerrillera adquirida durante sus a?os como combatiente de base. A diferencia de otros l¨ªderes que antes hicieron so?ar a los ¨¢rabes, tiene fama de cumplir lo que dice. Nunca ha prometido destruir Israel, como N¨¢ser o Sadam Husein, sino hacerle sangrar hasta que ofrezca concesiones. Est¨¢ en ello.
Este cl¨¦rigo chi¨ª de rango medio, que hoy tiene 46 a?os, parec¨ªa predestinado para el cometido. Seg¨²n relata el director sirio Nabil al Milchen en su pel¨ªcula La inc¨®gnita de Nasral¨¢, ya de ni?o se extasiaba ante el retrato del imam Musa S¨¢der (figura clave del chi¨ªsmo liban¨¦s) que presid¨ªa la modesta tienda de frutas y verduras de su padre en el barrio beirut¨ª de Qarantina. Su familia no era especialmente religiosa, pero Hasan, el mayor de nueve hermanos, prefer¨ªa la mezquita al f¨²tbol. Al estallar la guerra civil en 1975 los Nasral¨¢ se trasladaron a su pueblo de origen, Basuriye, en el sur de L¨ªbano. El cambio resultar¨ªa clave en la formaci¨®n pol¨ªtico religiosa del futuro dirigente chi¨ª. All¨ª, con apenas 15 a?os, se uni¨® a Amal, la rama militar del Movimiento de los Desfavorecidos que hab¨ªa inspirado S¨¢der. Pero su inter¨¦s por el islam le llev¨® hasta Nayaf, donde tuvo como tutor a Abb¨¢s al Musawi, a quien seguir¨ªa en el establecimiento de Hezbol¨¢ tras la invasi¨®n israel¨ª de L¨ªbano en 1982 y a quien sustituy¨® como secretario general cuando fue asesinado por Israel diez a?os m¨¢s tarde.
Su llegada a la direcci¨®n del movimiento coincide con el inicio del proceso de reconstrucci¨®n de L¨ªbano reci¨¦n salido de 15 a?os de guerra. El Hezbol¨¢ de Nasral¨¢, muy distinto del grupo que en la d¨¦cada anterior ha estado tras el secuestro de occidentales, opta por contribuir a la unidad nacional e integrarse en el sistema institucional liban¨¦s. Sin embargo, el movimiento no renuncia a su raz¨®n de ser: la resistencia a la ocupaci¨®n israel¨ª. Esa actitud contribuye al consenso nacional que surge en torno a Hezbol¨¢ y explica en buena medida la reacci¨®n de la clase pol¨ªtica libanesa en la crisis actual.
Para la mayor¨ªa de los libaneses, Nasral¨¢ no es el l¨ªder de un grupo terrorista como pretenden Israel y EE UU. Al contrario, sus continuas referencias a recuperar la dignidad arrebatada encuentran credibilidad en su propia trayectoria personal. En 1997 perdi¨® al mayor de sus cinco hijos, Hadi, de 18 a?os, luchando contra los israel¨ªes. Ahora, el segundo de ellos, Jawad, de 26, combate en el sur.
Las consecuencias de su aventura sobre el futuro pol¨ªtico de L¨ªbano todav¨ªa no est¨¢n claras. "Nadie sabe c¨®mo de fuerte va a salir", se preocupa Jad Akhaui, un chi¨ª laico que asesora al Gobierno de Siniora. "Si act¨²a en plan ganador, no va a ser f¨¢cil negociar con ¨¦l", intuye. En su opini¨®n, el problema es que "Nasral¨¢ se sit¨²a por encima de la pol¨ªtica libanesa y se beneficia de la credibilidad de la resistencia". De momento, el eco de su acci¨®n dentro y fuera de este pa¨ªs evidencia una vez m¨¢s la sensaci¨®n de injusticia que tienen los habitantes de esta parte del mundo.
"La resistencia se ha convertido en un ejemplo limpio y claro para todos en el mundo ¨¢rabe. Ahora habr¨¢ quienes tratar¨¢n de emularla en sus propios pa¨ªses", afirma el general liban¨¦s retirado Amin Hotait. Pero incluso antes de los ¨²ltimos combates, Nasral¨¢ ya era "el ¨²nico musulm¨¢n que ha derrotado a Israel en el campo de batalla", seg¨²n le describe la web ¨¢rabe Al Bawaba. Tanto para los libaneses como para el mundo isl¨¢mico, Hezbol¨¢ fue la causa de la retirada israel¨ª del sur de L¨ªbano, en mayo de 2000, despu¨¦s de 22 a?os de ocupaci¨®n.
A diferencia de Bin Laden, con quien le compara Israel, Nasral¨¢ nunca ha predicado la yihad global. Su objetivo siempre ha sido combatir la ocupaci¨®n israel¨ª de L¨ªbano. Incluso el temor de muchos libaneses, sobre todo entre las comunidades cristianas, a que tratara de imponer una rep¨²blica isl¨¢mica al estilo iran¨ª, se ha ido disipando.
Un Estado dentro del Estado
Pocos conocen con certeza c¨®mo funciona Hezbol¨¢. El secretismo que siempre ha rodeado a la organizaci¨®n se ha incrementado desde que su captura de dos soldados desatara la ira de Israel. La c¨²pula dirigente del Partido de Dios e incluso su emisora de televisi¨®n, Al Manar, pasaron de inmediato a la clandestinidad. Pero sigue en pie, y funcionando, todo el entramado de instituciones asistenciales con las que ese grupo ha logrado implantarse en la comunidad chi¨ª libanesa hasta el punto de crear lo que algunos analistas describen como "un Estado dentro del Estado".
El eje de esa red es la instituci¨®n Al Shahid (El M¨¢rtir), que se ocupa de las familias de los milicianos muertos en combate o de quienes mueren por los bombardeos israel¨ªes. Ofrece pensiones a las viudas, escolarizaci¨®n a los hijos y decenas de ambulatorios en los suburbios meridionales de Beirut, llanura de la Bekaa y sur de L¨ªbano. Los servicios de ¨¦stos, como los de sus dos hospitales situados en la capital, son gratuitos para las familias de los m¨¢rtires o los combatientes heridos, y a precios muy bajos para el resto, algo que resulta vital en un pa¨ªs donde pr¨¢cticamente no existe la seguridad social.
Otra instituci¨®n, Al Yarih (El Herido), se ocupa tanto del cuidado y recuperaci¨®n de las v¨ªctimas como de su formaci¨®n y reintegraci¨®n sociolaboral. La asociaci¨®n Al Emdad (El Apoyo) ayuda a las familias necesitadas, pero tambi¨¦n a personas mayores que viven solas o a discapacitados.
Un cuarto pilar es la fundaci¨®n Yihad al Bina (Esfuerzo de Construcci¨®n) inicialmente creada para reconstruir los miles de casas destruidas o da?adas por los bombardeos israel¨ªes. Tras el ataque de 1993, rehabilit¨® 4.873 viviendas; despu¨¦s del de 1996, otras 6.714. Pero adem¨¢s ha levantado escuelas, ambulatorios y centros religiosos. Recientemente empez¨® a ocuparse del abastecimiento de agua a los suburbios meridionales de la capital y localidades de la Bekaa y del sur, adem¨¢s de instalar subestaciones el¨¦ctricas en zonas a las que no abastece la red nacional.
Finalmente, pero no menos importante, est¨¢ la atenci¨®n a la educaci¨®n. Las 12 escuelas Al Mahdi (en referencia al im¨¢n oculto que veneran los chi¨ªes) ense?an el curr¨ªculo oficial m¨¢s otro religioso a 5.000 alumnos en todo el pa¨ªs. Adem¨¢s respaldan cuatro escuelas religiosas (hawza almiya) para la formaci¨®n de te¨®logos que luego ejercen su trabajo en las decenas de mezquitas bajo control de Hezbol¨¢.
?Qui¨¦n financia este entramado? Seg¨²n Walid Charara y Fr¨¦deric Domont en su libro sobre el movimiento chi¨ª, "Hezbol¨¢ recibe una ayuda oficial de Ir¨¢n, el apoyo de fundaciones religiosas libanesas, de empresas, de la di¨¢spora, sin olvidar los donativos y la limosna legal (zakaat)", pero adem¨¢s aseguran que "un buen n¨²mero de estas instituciones han llegado a la autonom¨ªa financiera". Sea como fuere, esa red social ha llenado el abandono de d¨¦cadas por parte de los Gobiernos centrales y hoy constituye no s¨®lo la base del respaldo a ese movimiento, sino tambi¨¦n un desaf¨ªo al poder del Estado. "Los servicios sociales de Hezbol¨¢ no dejan a los dem¨¢s que trabajen all¨ª", denuncia, entre otros, Jad Akhoui.
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