Movilidad o salud: ?qu¨¦ prevalece?
Alrededor de 12 millones de personas respiramos aire de mala calidad en Espa?a. Pr¨¢cticamente la totalidad de las ciudades importantes y sus ¨¢reas metropolitanas presentan ¨ªndices de calidad del aire insatisfactorios, seg¨²n los est¨¢ndares fijados por la Uni¨®n Europea. La incidencia de la contaminaci¨®n del aire en el agravamiento de problemas respiratorios en la infancia y en las personas mayores ha hecho saltar las alarmas en Europa. Se estima que uno de cada diez ni?os europeos padece problemas de asma y que, en total, en torno a 20 millones de europeos sufren cada d¨ªa problemas respiratorios. Estamos ante un tema de salud p¨²blica muy importante.
En los ¨²ltimos 15 a?os hemos asistido a un fen¨®meno social muy significativo en otro ¨¢mbito ligado a la salud p¨²blica, el relacionado con el humo del tabaco. Como consecuencia de que numerosos estudios cient¨ªficos han demostrado de manera inapelable la incidencia negativa del tabaco en la salud -incluyendo la de los fumadores pasivos-, en apenas unos a?os la asignaci¨®n de derechos que realiza la sociedad se ha transformado de manera radical. Se ha pasado de considerar social y legalmente admisible que el fumador lo hiciera d¨®nde y cuando quisiera -imposible olvidar aquellos autobuses, trenes, aviones llenos de humo-, a valorar que ha de prevalecer, social y legalmente, el derecho a la salud de las personas no fumadoras. En consecuencia, los fumadores se han visto progresivamente obligados a respetar esa jerarqu¨ªa de derechos.
Se estima que en Espa?a se producen 17.000 muertes prematuras al a?o por la mala calidad del aire
El derecho a la salud est¨¢ por encima del derecho de los conductores a utilizar el coche a su antojo
En mi opini¨®n, estamos en los inicios de un proceso semejante en el tema de la mala calidad del aire de nuestras ciudades, debida sobre todo a las emisiones contaminantes producidas por los coches. Estamos asistiendo a las primeras colisiones socialmente significativas entre el derecho de los conductores a transitar por el espacio p¨²blico de los pueblos y ciudades y el derecho de la ciudadan¨ªa -especialmente, el de los sectores m¨¢s vulnerables- a respirar un aire saludable, a no ver perjudicada su salud. Soy de los que creen que en el plazo de una generaci¨®n nos parecer¨¢ inaudito que durante d¨¦cadas hayamos permitido invadir el espacio p¨²blico con coches cuya emisiones contaminantes apuntaban directamente a los pulmones de nuestros hijos. Intuyo que nos producir¨¢ el mismo asombro que hoy sentimos al recordar que todav¨ªa anteayer se fumaba hasta en los hospitales.
Esa colisi¨®n ha comenzado a ser una realidad porque los datos de los estudios presentados por la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y por la Uni¨®n Europea comienzan a ser abrumadores. As¨ª, se estima que en Espa?a se producen 17.000 muertes prematuras al a?o debido a la mala calidad del aire: diez veces m¨¢s que las muertes anuales por tr¨¢fico, como acertadamente ha recordado la ministra Narbona. El reciente programa europeo Aire Limpio para Europa (CAFE por sus siglas en ingl¨¦s) ha estimado que en el a?o 2000 alrededor de 350.000 personas murieron prematuramente en Europa debido exclusivamente a la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica producida por las part¨ªculas finas (PM 2,5). Esto se corresponde con una p¨¦rdida media de esperanza de vida de nueve meses por persona, efecto equivalente a la p¨¦rdida de esperanza de vida debida a los accidentes de tr¨¢fico. Asimismo, seg¨²n el mismo informe, el ozono es responsable de unas 20.000 muertes al a?o en Europa. El coste total en la salud de la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica en la Uni¨®n Europea en 2000 ha sido estimado entre 305.000 y 875.000 millones de euros.
En el ¨¢mbito del Pa¨ªs Vasco, informes publicados hace unos meses por el Departamento de Medio Ambiente y Ordenaci¨®n del Territorio con datos correspondientes a 2004 se?alaban que los municipios de Bilbao, Barakaldo, Basauri, Amorebieta, Erandio, Mondrag¨®n, Renter¨ªa, Beasain, Lezo, Durango, Zierbena, Alonsotegi y Portugalete no alcanzan los est¨¢ndares de calidad del aire exigidos por la UE. El tr¨¢fico de coches es, en todos los casos, el principal causante de la contaminaci¨®n. Desde el punto de vista de la incidencia en la salud, es importante tener en cuenta que el tr¨¢fico tiene una incidencia directa en la exposici¨®n humana hacia la contaminaci¨®n atmosf¨¦rica, debido a que los contaminantes emitidos por los tubos de escape se encuentran muy pr¨®ximos a las personas, cerca de sus aparatos respiratorios.
En el horizonte de 2020 asumido por la Estrategia Ambiental Vasca de Desarrollo Sostenible, el tema de la calidad del aire en los pueblos y ciudades de Euskadi va a ser un tema crucial. El binomio calidad del aire-salud va a ser valorado cada vez m¨¢s como un componente fundamental de las condiciones de vida de las personas. Ante la progresiva colisi¨®n de derechos que se est¨¢ produciendo en los espacios urbanos entre la libertad de utilizar el veh¨ªculo privado y el derecho a la salud de las personas, es necesario abrir un debate social. No se puede seguir mirando hacia otro lado, como si el dominio por parte de los coches del espacio p¨²blico fuese algo inevitable. No estamos frente a una fuerza de la naturaleza ante la que nada se puede hacer, sino ante la expresi¨®n de una determinada asignaci¨®n de derechos sociales y, en consecuencia, de decisiones pol¨ªticas.
El derecho a la salud, en especial la de los ni?os y las personas mayores, est¨¢ por encima del derecho de los conductores a utilizar su coche c¨®mo, cuando y donde quieren. Modificar los comportamientos, las preferencias, las inercias de cuarenta a?os de pol¨ªticas p¨²blicas sesgadas a favor del coche privado no va a ser f¨¢cil. Salta a la vista que la mayor¨ªa de los alcaldes tienen miedo a ponerle ese cascabel al gato. Es de esperar que la sociedad sea cada vez m¨¢s exigente hacia nuestros responsables pol¨ªticos, demandando una m¨¢s adecuada asignaci¨®n de derechos sociales. M¨¢s salud para las personas, menos coches en las calles.
Antxon Olabe es consultor ambiental.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.