El haz y el env¨¦s

A partir de las fotograf¨ªas manipuladas respectivamente de las ciudades chinas de Zhenzhou y de Pek¨ªn, realizadas por el espa?ol Jos¨¦ Manuel Ballester (Madrid, 1960) y el chino Zhang Dali (Heilongjiang, 1963), la galer¨ªa Estiarte nos presenta esta exposici¨®n conjunta de ambos bajo el t¨ªtulo de Construcci¨®n/Demolici¨®n. Evidentemente este montaje no se basa s¨®lo en un coyunda tem¨¢tica, que funciona, sin duda, en la alternante intercalaci¨®n de las im¨¢genes urbanas de cada uno de estos dos artistas -el uno, Ballester, con su fascinaci¨®n por la neutra y satinada visi¨®n de la industrializada ciudad actual, y el otro, Zhang Dali, con su visi¨®n melanc¨®lica de lo mismo, pero entrevista en escorzo a partir del marco de lo que se destruye-, sino que tambi¨¦n afecta a la plasmaci¨®n de la sensibilidad y trabajo formal comunes.

En relaci¨®n con la convergente divergencia primera de sus respectivas im¨¢genes urbanas, que se aplican a subrayar, en Ballester, la belleza de lo que hay, y, en Zhang Dali, la belleza de lo que se pierde, como sendos haz y env¨¦s de una misma visi¨®n con diferentes vivencias, descritas aqu¨ª como "construcci¨®n" y "destrucci¨®n", no se puede negar que resultan, ¨¦tica y est¨¦ticamente, complementarias. No obstante, se produce en este encuentro una complicidad formal y t¨¦cnica, a mi juicio, m¨¢s interesante y significativa. Y es que los dos no s¨®lo tratan, por as¨ª decirlo, pict¨®ricamente la imagen, con todo lo que ello supone de una positivaci¨®n muy elaborada o "manipulada", sino que reflejan una misma actitud conceptual compleja y distanciada y, asimismo, un mismo refinado talante de enfocar la realidad mediante puntos de fuga o escorzos.

Aunque pudiera parecer que

el m¨¦todo de Ballester es m¨¢s transparente y directo que el de Zhang Dali, la realidad es que ambos se las apa?an para desplazar lo obvio de la imagen fotogr¨¢fica hacia sus no tan evidentes trasfondos. Las im¨¢genes m¨¢s neutras y fr¨ªas de Ballester trascienden la an¨¦cdota visual para imponer la trama de sus estructuras y luces, mientras que las superposiciones de Zhang Dali enseguida nos revelan una escritura gestual y mat¨¦rica, que tambi¨¦n nos desplazan a un trasfondo formal. Al final, la percepci¨®n del espectador es esta muestra conjunta de dos artistas que pertenecen generacionalmente a un mismo universo globalizado, el signo de los tiempos.