Las mafias echan sus tent¨¢culos en la construcci¨®n
Los grupos criminales internacionales han aprovechado la fiebre constructora espa?ola para blanquear el dinero y crear sus redes
"A lo largo de estos a?os, las operaciones ligadas a la construcci¨®n en la Costa del Sol han aportado unos r¨¦ditos mucho mayores que los de la Bolsa y s¨®lo superables por los tr¨¢ficos delictivos de drogas, armas o prostituci¨®n", apunta Rafael Duarte, responsable de Urbanismo en la gestora municipal que administra ahora la bancarrota del Ayuntamiento de Marbella. "Calculo que el beneficio real de las inversiones oscilaba entre el 60% y el 70%, pero es que las plusval¨ªas por la compraventa de suelo han sido impresionantes. Hay quien compr¨® suelo r¨²stico a 1.500 pesetas el metro cuadrado y al poco tiempo, una vez recalificado, lo ha vendido por m¨¢s de 200.000", afirma Duarte.
A El Dorado del Sur y el Levante espa?ol han acudido a lo largo de estos a?os capitales coloreados con la gama completa de tonalidades que van del blanco inmaculado al negro riguroso: dinero leg¨ªtimo, transparente; dudoso, sin propietario conocido; decididamente opaco de los para¨ªsos fiscales, sospechosamente sucio y tambi¨¦n dinero procedente de las multinacionales del crimen y de las mafias locales. Fondos de inversi¨®n nacionales y extranjeros, bancos -casi todos tienen su divisi¨®n inmobiliaria-, sociedades de inversi¨®n, asociaciones gremiales (joyeros), promotores de capital indio procedente, por lo visto, de las tiendas del todo a 100, grandes inversores particulares y hasta personajes famosos del mundo de la canci¨®n y del f¨²tbol se han dado cita en este gran negocio que ha convertido en millonarios a peque?os constructores, enriquecido a pol¨ªticos locales y extendido la corrupci¨®n urban¨ªstica municipal en buena parte del litoral espa?ol.
El 80% de las mociones de censura de los ayuntamientos es por asuntos urban¨ªsticos
"Ya no se compra al pol¨ªtico, ahora es el pol¨ªtico el que se pone en oferta", dice un fiscal
"El blanqueo no est¨¢ tipificado como delito grave", se?ala el catedr¨¢tico D¨ªez Repoll¨¦s
Cuando un concejal prevarica, la condena es de seis meses a dos a?os o multa
Nunca hubo tanto delito en Marbella como cuando los delincuentes y corruptos gobernaron
La Operaci¨®n Avispa, llevada a cabo contra la mafia rusa en junio del pasado a?o, ya dio una primera prueba de que dinero procedente del crimen organizado internacional estaba siendo blanqueado en la costa del Mediterr¨¢neo espa?ol. Una idea de la peligrosidad de esta trama la aporta el hecho de que el jefe supremo de esta red, el ruso georgiano Zahar Kalachov, fue tra¨ªdo directamente a Espa?a desde Dubai en un avi¨®n militar, por miedo a que su poderosa organizaci¨®n secuestrara los aviones de l¨ªnea regular en los que iba a ser inicialmente trasladado.
Y por si quedaba alguna duda, la Operaci¨®n Ballena Blanca (centrada en el bufete de abogados que gestionaba un millar de sociedades) ha confirmado la inversi¨®n del dinero del narcotr¨¢fico internacional en el sector inmobiliario espa?ol. Seg¨²n el fiscal coordinador de Medio Ambiente, Antonio Verchet, m¨¢s de una veintena de narcotraficantes detenidos en los ¨²ltimos tiempos contaba con sus propias agencias inmobiliarias. "Ocurri¨® tambi¨¦n en Canc¨²n (M¨¦xico), en Palm Beach (Miami) y en N¨¢poles. Cuando la mafia entra en el tr¨¢fico de coca¨ªna, elige a la construcci¨®n como el sector ideal de blanqueo", indica Alejandra G¨®mez-C¨¦spedes, investigadora del Instituto de Criminolog¨ªa de M¨¢laga.
?Es muy audaz preguntarse por el papel que el crimen organizado ha podido desempe?ar en el cementado intensivo que ha modificado irremisiblemente el paisaje del litoral espa?ol? ?Hasta qu¨¦ punto la propia presi¨®n financiera de estas mafias, su capacidad de corrupci¨®n y coacci¨®n, han podido contribuir a este fen¨®meno de expansi¨®n urban¨ªstica sin parang¨®n en el mundo que, con epicentro en Marbella, se ha desarrollado ante la inacci¨®n pr¨¢ctica de los poderes p¨²blicos, avivada permanentemente por la codicia y la visi¨®n miope de los pol¨ªticos que vieron ah¨ª la gallina de los huevos de oro?
A falta de pruebas que demuestren conexiones estructurales entre las mafias internacionales y las aut¨®ctonas, lo que s¨ª hay son rumores, a veces instalados en altas instancias judiciales, policiales y pol¨ªticas, que dan cuenta de amenazas de grupos extranjeros -incluido un secuestro por espacio de unas horas- a responsables municipales de urbanismo corruptos que habr¨ªan incumplido el compromiso de recalificar unos terrenos en los plazos acordados.
"En el estudio sobre las pr¨¢cticas il¨ªcitas urban¨ªsticas en la Costa del Sol que hicimos hace dos a?os dentro del proyecto internacional Falcone detectamos una gran presencia de dinero gris en la construcci¨®n", afirma Jos¨¦ Luis D¨ªez Ripoll¨¦s, catedr¨¢tico de Derecho y director del Instituto de Criminolog¨ªa de M¨¢laga. El estudio, que identificaba hasta ocho tipos de delitos urban¨ªsticos habituales en la zona -la forma m¨¢s t¨ªpica de corruptela es el convenio urban¨ªstico en el que constructores y ayuntamiento se ponen de acuerdo en la recalificaci¨®n de terrenos que altera el plan general-, fue acogido con muestras de esc¨¢ndalo entre los empresarios del sector y una parte de la clase pol¨ªtica.
Las acusaciones de "criminalizar" a la construcci¨®n y perjudicar la imagen tur¨ªstica -"?qu¨¦ importa de d¨®nde viene el dinero?", era un comentario recurrente- acogieron tambi¨¦n el informe de la fiscal¨ªa, que puso igualmente de manifiesto las irregularidades urban¨ªsticas y el dinero negro. Las denuncias de Ecologistas en Acci¨®n y los recursos de la Junta de Andaluc¨ªa no lograron impedir la pol¨ªtica de hechos consumados, en buena medida porque la justicia penal se mantuvo a la espera de que se agotara la v¨ªa contencioso-administrativa que supon¨ªa entre 8 y 10 a?os, tiempo m¨¢s que suficiente para que las construcciones quedaran terminadas y vendidas.
Decir que Marbella ha estado en manos de una mafia durante estos a?os y que todo el sistema ha fallado parece una obviedad. Una pregunta pertinente es si el procesado Juan Antonio Roca era el verdadero capo de la mafia local o, como sospechan algunos, s¨®lo la cabeza visible de una organizaci¨®n de mayor alcance. Y la gran cuesti¨®n est¨¢ en saber si Marbella y sus alrededores son un fen¨®meno aislado y pasajero o el s¨ªntoma m¨¢s aparatoso y extravagante de una ola de corrupci¨®n que estar¨ªa recorriendo casi todo el litoral espa?ol y que no siempre va de la mano pol¨ªtica de las agrupaciones electorales "independientes" que siguen surgiendo al modo del desaparecido GIL.
"Mi impresi¨®n es que Jes¨²s Gil empez¨® comprando voluntades y que con el tiempo descubri¨® que si se presentaba ¨¦l mismo y ganaba las elecciones se ahorrar¨ªa tener que comprar a los pol¨ªticos. Porque ya no se compra al pol¨ªtico, ahora es el pol¨ªtico el que se pone en oferta", comenta el teniente fiscal de M¨¢laga, Antonio Morales. "Crearon un cuerpo de polic¨ªa local bien dotado de medios t¨¦cnicos para dar cobertura a los ladrones mafiosos. Hac¨ªan contravigilancias y barridos telef¨®nicos para bloquear las investigaciones de la Polic¨ªa Nacional". Se sabe tambi¨¦n que algunos agentes de este cuerpo se ganaban un dinero extra trabajando para el Ayuntamiento marbell¨ª.
Por si fuera poco, el Ayuntamiento de Gil reun¨ªa a la c¨²pula del poder judicial en unas jornadas pretendidamente t¨¦cnicas festejadas con unas cenas lujos¨ªsimas en las que no faltaba de nada. Consiguieron remover a un comisario y a una juez hostil, seguir de cerca el funcionamiento de los abrumados juzgados -los turnos de guardia judiciales aparecen con todo detalle en uno de los cuadernos de Roca- y disponer del voto y de la adhesi¨®n de cientos de personas que deb¨ªan su puesto de trabajo a la "generosidad" de los gestores municipales.
Las detenciones del verano han supuesto un punto de inflexi¨®n evidente. "Los mafiosos o est¨¢n callados o han levantado el campo", dice el teniente fiscal. Hay un antes y un despu¨¦s en Marbella, pero es dudoso que este juicio pueda extrapolarse al resto de la costa y de las capitales entregadas a la desaforada "pasi¨®n por construir". De hecho, nadie entre los observadores cr¨ªticos del desmadre urban¨ªstico duda de que el dinero negro se ha desplazado hacia Murcia, Alicante, Castell¨®n, Madrid, etc., a nuevos territorios de oportunidad.
En este contexto, crece la exigencia de retirar las actuales competencias de urbanismo a los ayuntamientos. "Tenemos una vivienda para cada dos habitantes y resulta que mucha gente no puede acceder a una casa propia. El 80% de las mociones de censura que se presentan en los ayuntamientos es por cuestiones urban¨ªsticas", afirma el fiscal coordinador de Medio Ambiente, Antonio Verchet. "La teor¨ªa mercantilista de que los precios descender¨ªan si se liberaba m¨¢s suelo se ha demostrado completamente equivocada", dice, "porque en el precio de la vivienda est¨¢n interviniendo factores no naturales". A Verchet no le cabe la menor duda de que el Estado debe recuperar las competencias. "Las instituciones fuertes tienen m¨¢s capacidad de resistir la corrupci¨®n", subraya.
A juicio del catedr¨¢tico de Derecho Penal de M¨¢laga Jos¨¦ Luis D¨ªez Ripoll¨¦s lo ocurrido demuestra que, de hecho, los pol¨ªticos locales no han podido resistir. "Pensar que esto se ha limitado a Marbella es un gran error, puesto que los cohechos y prevaricaciones han estado a la orden del d¨ªa en la Costa del Sol, gracias a la aplicaci¨®n de un patr¨®n de inobservancia administrativa y dejaci¨®n de responsabilidades inspirado en la creencia de que esto creaba empleo y riqueza", afirma.
Abortar la expansi¨®n de este nuevo ciclo delictivo marcadamente globalizador y detener la corrupci¨®n rampante puede que exija tambi¨¦n el endurecimiento de las penas por blanqueo que van desde los seis meses a los seis a?os de prisi¨®n. "No est¨¢ tipificado como delito grave y tampoco implica el ingreso en prisi¨®n si el delito se comete por primera vez", apunta D¨ªez Ripoll¨¦s. "Y cuando un concejal prevarica y autoriza un delito urban¨ªstico, la condena es de seis meses a dos a?os o multa", indica.
Hay relatos que ilustran, obscenamente, el poder¨ªo econ¨®mico de algunos de los acusados de Marbella. "Cuando el juez le anunci¨® que para eludir la prisi¨®n tendr¨ªa que depositar una fianza de 300.000 euros, el constructor se limit¨® a hacerle un gesto de asentimiento a su abogado", narra una fuente judicial. "Al poco tiempo, un empleado de su empresa deposit¨® en el juzgado una bolsa con un mont¨®n de billetes. Pero la bolsa no conten¨ªa 300.000 euros, sino pr¨¢cticamente el doble", relata un funcionario judicial.
En opini¨®n de D¨ªez Ripoll¨¦s, la sociedad espa?ola es m¨¢s sensible a los robos que a los delitos que deshacen nuestro medio ambiente de forma irreversible. No es el ¨²nico que alerta del peligro de legislar a golpe de suceso dram¨¢tico. Ciertamente, mucho m¨¢s tras la importaci¨®n del secuestro expr¨¦s y el asalto violento a los domicilios habitados, el debate parece ser el de "m¨¢s c¨¢rcel o m¨¢s c¨¢rcel".
"Ha desaparecido la actitud de comprensi¨®n hacia la criminalidad tradicional, en especial hacia la peque?a delincuencia, que consideraba al delincuente un ser socialmente desfavorable y marginado", indica D¨ªez Ripoll¨¦s. Y eso ocurre, precisamente, cuando aparecen entre nosotros inmigrantes sin recursos que parecen abocados a la marginaci¨®n.
A juicio de este especialista, la realidad delincuencial espa?ola no justifica el protagonismo que la inseguridad ciudadana ha adquirido en la agenda pol¨ªtica y en la opini¨®n p¨²blica y que est¨¢ dando lugar a sucesivas reformas en la legislaci¨®n penal. "Estamos llegando a unas tasas de encarcelamiento insostenibles, y teniendo en cuenta que las tres cuartas partes de los penados est¨¢n en la c¨¢rcel por comisi¨®n de delitos contra el patrimonio o por tr¨¢fico de drogas, har¨ªamos bien en preguntarnos", dice, "qu¨¦ peculiaridades concurren en nuestro pa¨ªs para que, con independencia del desarrollo econ¨®mico, tengamos una delincuencia patrimonial desconocida en otros pa¨ªses europeos".
En su opini¨®n, la respuesta habr¨ªa que buscarla en el bajo gasto social y en el poco esfuerzo que el sistema judicial ha realizado en el campo de las penas alternativas. En lugar de endurecer el arsenal punitivo disponible sobre la delincuencia cl¨¢sica, habr¨ªa que poner coto a la nueva criminalidad de la corrupci¨®n y el blanqueo de la delincuencia de guante blanco. A prop¨®sito del clima de preocupaci¨®n social, el profesor Borja Mapelli, de la Universidad de Sevilla, subraya que "el ¨ªndice de criminalidad que soporta una sociedad poco o nada tiene que ver con su percepci¨®n sobre la seguridad o inseguridad".
El caso es que la inseguridad ciudadana lleva ya a?os reclamando el inter¨¦s creciente de los medios de comunicaci¨®n espa?oles, tal y como ha puesto de manifiesto la investigadora de la Universidad de M¨¢laga Susana Soto Navarro, adem¨¢s de disparar el crecimiento de la seguridad privada. Al igual que otros investigadores, Soto sostiene que los medios de comunicaci¨®n ofrecen, por lo general, una visi¨®n deformada de la realidad delictiva, en la medida en que sobredimensionan los delitos, obvian los datos oficiales de criminalidad real e ignoran la opini¨®n de los expertos.
Se comparta o no esta apreciaci¨®n, es evidente que el delito y el miedo al delito pone en manos de los medios de comunicaci¨®n una poderosa, y tentadora, palanca de influencia que puede acabar con cualquier Gobierno que aparezca incapacitado para controlar la delincuencia.
El vac¨ªo abierto por la ausencia de un debate pol¨ªtico serio sobre el problema est¨¢ siendo ocupado por la habitual pol¨¦mica tramposa, al circular la asociaci¨®n aberrante entre delincuencia e inmigraci¨®n. Es un asunto extremadamente grave porque, como en las grandes falacias, la mentira se nutre tambi¨¦n aqu¨ª de algunas verdades relativas. En efecto, la delincuencia organizada es preferentemente cosa de extranjeros y, adem¨¢s, parece igualmente cierto que el ¨ªndice de delitos entre la poblaci¨®n inmigrante es superior, a causa de su marginaci¨®n social y de sus h¨¢bitos culturales. Seg¨²n los c¨¢lculos del investigador crimin¨®logo Manuel Avil¨¦s, autor del estudio Criminalidad Organizada, el 30% de los cr¨ªmenes conyugales son obra de extranjeros.
Si reconocer la realidad y huir de lo pol¨ªticamente correcto parece condici¨®n necesaria para abordar el problema, evitar el alarmismo, la frivolidad incendiaria y la confusi¨®n resulta imprescindible para conjurar el peligro de la xenofobia y conseguir la integraci¨®n razonable de las segundas generaciones de la inmigraci¨®n. Distinguir entre los criminales por convicci¨®n, dif¨ªcilmente reinsertables, y los delincuentes ocasionales por necesidad parece, igualmente, un ejercicio conveniente, como lo es desmontar el enga?o que present¨® a Marbella como la ciudad sin delincuencia. Mientras expulsaba, de forma ilegal, a marginados, peque?os rateros y a prostitutas pobres, el Ayuntamiento de Gil cobijaba a grandes criminales, ladrones de guante blanco, narcotraficantes y prostitutas de lujo. Conviene dejar claro que nunca hubo tanto delincuente y tanto delito en Marbella como cuando los delincuentes y corruptos gobernaron esa ciudad.
La contradicci¨®n aparente entre la modesta tasa delictiva de nuestro pa¨ªs y el elevado n¨²mero de reclusos se explica, en gran medida, por el endurecimiento -dos a?os m¨¢s de c¨¢rcel- de las penas por tr¨¢fico de drogas y por las instrucciones para que los fiscales solicitaran sistem¨¢ticamente la prisi¨®n provisional en el caso de extranjeros irregulares. En solo tres a?os, la poblaci¨®n reclusa ha pasado de tener una edad media de 32 a?os a 37.
Lo explica con precisi¨®n el subdirector general de Tratamiento Penitenciario, Virgilio Valero Garc¨ªa: "De los 9.000 internos extranjeros que ten¨ªamos hace cinco a?os, hemos pasado a 19.500, lo que significa que casi la tercera parte de nuestra poblaci¨®n reclusa no es espa?ola. Los ingresos de extranjeros crecen porque como muchos carecen de arraigo y se corre un riesgo mayor de que se sustraigan a la acci¨®n de la justicia, raramente se les aplica la libertad provisional. De hecho", indica, "el 39% de ellos est¨¢ en situaci¨®n preventiva, frente al 14% de los espa?oles. Adem¨¢s, el 45% de los extranjeros se encuentra aqu¨ª por tr¨¢fico de drogas, lo que implica condenas de 9 y 10 a?os. Buena parte de ellos parecen abocados a conductas delictivas derivadas de su situaci¨®n irregular", destaca Valero.
"Tenemos un C¨®digo Penal m¨¢s duro que el de otros pa¨ªses. Y la gente se equivoca si piensa que los delincuentes entran por una puerta y salen por otra, aunque no falten los multirreincidentes en los peque?os delitos", dice Jos¨¦ Luis Castro, juez de Vigilancia Penitencia. Tambi¨¦n ¨¦l distingue entre los criminales de la delincuencia organizada -"es el nuevo perfil carcelario: tipos duros, fr¨ªos, a menudo antiguos paramilitares, militares o polic¨ªas del Este que siguen organizados en las c¨¢rceles"-, de los traficantes de medio pelo que s¨®lo pueden acceder al tercer grado una vez purgada la mitad de sus nueve a?os de condena. "Hay que ser duros con los criminales y los terroristas, pero puede que estemos aplicando de forma exagerada el cargo de delincuencia organizada, porque hay una parte de la poblaci¨®n penitenciaria muy aprovechable", indica Castro.
En todo caso, vistas las orejas al lobo del crimen organizado y de la corrupci¨®n rampante, los poderes p¨²blicos parecen ahora decididos a que tambi¨¦n los delincuentes de guante blanco, los blanqueadores y los corruptos encuentren su hueco entre rejas.


Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.