Directo al coraz¨®n
Flamenco -por or¨ªgenes, por acentos- ha habido y habr¨¢ muchos. O uno s¨®lo, porque el verdadero es el que llega al coraz¨®n, al est¨®mago o a cualquier v¨ªscera situada en el entorno. Y lo que proponen las nueve mujeres de Gitanas -casi la totalidad pertenece, adem¨¢s, a la etnia- es directamente eso. La expresi¨®n cantaora y bailaora transmitida por la v¨ªa familiar, que prevalece m¨¢s all¨¢ de las carreras profesionales que cada cual haya podido tener. Es cierto que, en este espect¨¢culo, se ha pensado en un atrezzo, en un vestuario y hasta -en el caso de las seguiriyas- en una m¨ªnima coreograf¨ªa; pero ello es secundario. Lo que domina es la fuerza, el arrebato y la capacidad de impactar, elementos que se sit¨²an por encima de otras consideraciones. Es por eso por lo que puede que en ning¨²n espect¨¢culo como en ¨¦ste se oyesen unos ol¨¦s tan atronadores ante cualquier remate o desplante, algo l¨®gico si se tiene en cuenta la enjundia y gitaner¨ªa de las figuras que los ejecutaban.
Gitanas
Baile: Rosario Montoya y Pilar Montoya, entre otras. Guitarra: Rom¨¢n Vicenti, Jos¨¦ Acedo, El Perla. Cante: Juana la del Revuelo y Encarnita Anillo, entre otras. Direcci¨®n: Juan Manuel Fern¨¢ndez, Rosario Montoya. Teatro Lope de Vega, 14 de octubre.
Lo de Pilar Montoya, La Faraona, es todo un caso. Con esa figura oronda -"D¨®nde est¨¢ mi gorda", le reclam¨® Juana la del Revuelo-, Pilar se planta en escena, eleva la mirada y, de inmediato, compone toda una estampa en su estatismo. Y, cuando baila, es puro comp¨¢s zapateando de forma saltarina. Su hermana Rosario La Farruca es la majestad, la templanza que tambi¨¦n se arrebata y se contorsiona en un baile primario que remite a formas ancestrales. Y Angelita Vargas, de otra escuela pero del mismo tronco, ofreciendo su madurez. O Carmelilla Montoya, Triana en esencia, recogido zapateado y expresiva cintura. Hasta Saray de los Reyes, con una fuerza que la edad le ayudar¨¢ a templar, se ajustar¨ªa a un modelo que, en su vertiente masculina, parece tener una continuidad garantizada. El ¨²ltimo de la estirpe, el peque?o Carpeta, ya no sale al final a hacer su pata¨ªta graciosa, lo que ahora hace es ya puro baile.
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