Empate agridulce del Espanyol ante un Villarreal poco goloso

El Espanyol atrap¨® un punto en El Madrigal, que no resulta poco en los momentos de c¨®lera en que vive. Vino a por el bot¨ªn b¨¢sico y se march¨® con la extra?a sensaci¨®n de que ¨¦ste pudo haber sido mayor con un poco m¨¢s de suerte o, por el contrario, con algo de fatalidad, haberse quedado sin nada. Y con la mosca detr¨¢s de la oreja tras serle anulado un gol de cabeza a Pandiani cuando faltaba un minuto para concluir el encuentro despu¨¦s de que el linier de ataque avisara a Pino Zamorano de que el centro de De la Pe?a, a la salida de un saque de esquina, hab¨ªa rebasado la l¨ªnea de fondo. El conjunto catal¨¢n se fue con un empate ante un Villarreal menos goloso de lo habitual y que cay¨® preso en la mara?a tejida por el Espanyol y amplificada por la escasa sutileza mostrada por los jugadores que dirige Pellegrini.

El estado convulso en el que se encuentra el Espanyol, reflejado en la mala clasificaci¨®n y los enredos en el vestuario, no invitaban precisamente al romanticismo en el planteamiento de Ernesto Valverde, m¨¢s pendiente de contrarrestar a su rival que de jerarquizar el juego. La alineaci¨®n as¨ª lo dictaba. La puesta en escena refrendaba el talante conservador con el cual el conjunto catal¨¢n pretend¨ªa oponerse al Villarreal. Cinco jugadores en el medio del campo para evitar la fluidez del equipo de Pellegrini y con un jugador, Mois¨¦s, con la ¨²nica tarea de no conceder apenas cent¨ªmetros a Riquelme, que ejerc¨ªa su labor de enganche por detr¨¢s de Jos¨¦ Mari y Forl¨¢n.

A pesar de la conservadora propuesta, bien es cierto que el Espanyol no iba a renunciar a nada. El conjunto perico vio que su camino para sacar provecho de su visita a El Madrigal pasaba por no dejar pensar al Villarreal y llegar con rapidez a los dominios de Viera. El portero uruguayo, a los diez minutos, agradeci¨® la candidez de De la Pe?a, que dej¨® pasar de largo el esf¨¦rico cuando ten¨ªa un golpeo franco dentro del ¨¢rea amarilla, al parecer, atendiendo la petici¨®n de Senna, que simul¨® ser su compa?ero. La picaresca del hispano-brasile?o enfureci¨® al pelado c¨¢ntabro.

El partido se fue afeando en el segundo periodo. El Villarreal, enredado por la presi¨®n rival, y el Espanyol, sin saber si agarrarse al punto o buscar un mayor premio. Decreci¨® el juego, apenas gotearon las ocasiones, termin¨® el partido y ambos se quedaron con la pose.