Batalla del Jarama, siete d¨¦cadas despu¨¦s
Se conmemora hoy el comienzo de uno de los m¨¢s encarnizados combates de la Guerra Civil
Se cumplen hoy siete d¨¦cadas de la batalla del Jarama, una de las de mayor importancia de la Guerra Civil y, sin duda, la que mayor proyecci¨®n internacional alcanz¨® entonces. Los campos que circundan Rivas-Vaciamadrid, Morata de Taju?a, San Mart¨ªn de la Vega y Ciempozuelos, as¨ª como los que envuelven cerros como el Pingarr¨®n, de 695 metros de altitud y La Mara?osa; valles como los del Manzanares, el Jarama y el Taju?a; y puentes como los de Pindoque y Arganda, hitos situados todos en el sureste madrile?o, fueron escenario durante tres semanas de febrero de 1937 de feroces combates desencadenados por Franco para cercar Madrid por su zona meridional y aislarlo de Valencia, sede gubernamental republicana.
Su desenlace, pr¨¢cticamente en tablas, mantendr¨ªa el tenso equilibrio entre contendientes hasta el final de la guerra, dos primaveras despu¨¦s de aquellos hechos, que se convirtieron en la expresi¨®n de una contienda que, por su encarnizamiento y la envergadura del despliegue de combatientes e impedimenta b¨¦lica, preludiaban una temida e inexorable II Guerra Mundial.
M¨¢s de 70.000 hombres participaron en distintas fases de la batalla. Por primera vez, de manera combinada, junto a las tradicionales tropas de infanter¨ªa-milicias, caballer¨ªa, ingenieros, artilleros, zapadores y pontoneros, intervinieron tambi¨¦n carros de combate, aviones de bombardeo y artiller¨ªa pesada, simult¨¢neamente.
Protagonistas de aquellas jornadas de sangre y acero fueron brigadas internacionalistas como la Comuna de Par¨ªs, Andr¨¦ Marty, Abraham Lincoln, o Seis de febrero, y tanquistas sovi¨¦ticos, fusileros polacos o irlandeses, tambi¨¦n voluntarios; o tabores de Regulares del S¨¢hara y de Ifni, mehalas y escuadrones de caballer¨ªa marroqu¨ªes, ¨¢rabes y bereberes, y pilotos nazis de la Legi¨®n C¨®ndor, as¨ª como soldados y milicianos espa?oles de igual arrojo y bravura que los for¨¢neos. Jefes militares como L¨ªster, Modesto, Burillo, Rojo y Miaja, u Orgaz, Varela, Garc¨ªa Esc¨¢mez, Asensio, Barr¨®n, Buruaga y Rada, protagonizaron episodios de valor, inteligencia, coraje y tambi¨¦n otros equ¨ªvocos, de crueldad y de astucia, estremeciendo decenas de miles de corazones que, desde rincones de todo el mundo, segu¨ªan sobrecogidos cada jornada de la batalla.
Hubo posiciones que cambiaron de manos hasta 14 veces y tan s¨®lo la pugna por el control de apenas 15 kil¨®metros de terreno entre los puentes de Pindoque y de Arganda, que separaban las primeras l¨ªneas de ambas vanguardias, se cobr¨® hasta 5.000 bajas entre ambos ej¨¦rcitos contendientes. El n¨²mero total de v¨ªctimas se ha cifrado en unas 16.000. Como muestra de la dureza de los combates, 400 voluntarios estadounidenses, brit¨¢nicos, polacos y franceses, perdieron la vida en apenas unas horas en la Colina del suicidio y el Cerro Pingarr¨®n. Sobre los encinares y las laderas sembradas de olivos de las lomas que jalonan su paisaje, hoy, a¨²n, se yerguen decenas de hitos pulverizados que fueron testigos de aquella batalla.
Pero los combates, que duraron apenas tres semanas, se vieron seguidos de un frenes¨ª fortificador para jalonar el terreno de bastiones, casamatas, trincheras, blocaos -nidos de ametralladoras- y otras construcciones b¨¦licas con las que asegurar los contados palmos de terreno ganados por unos y otros contendientes a costa de un elevad¨ªsimo precio de sangre por republicanos y nacionalistas.
Precisamente, catalogar, inventariar, preservar y exhibir estos vestigios de fortificaciones es la tarea que, por encomienda del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, despliegan intensamente Juli¨¢n Gonz¨¢lez Fraile y Jacinto Ar¨¦valo Molina, profesor de Instituto y experto en fortificaciones, respectivamente y miembros ambos del Grupo de Estudios del Frente de Madrid. Esta asociaci¨®n, que re¨²ne m¨¢s de 150 personas, tiene por finalidad la localizaci¨®n y conservaci¨®n, de aquellos hitos constructivos vinculados a la Guerra Civil, que el Gefrema considera parte sustancial del patrimonio hist¨®rico de la Comunidad madrile?a.
Con este prop¨®sito y el aval de numerosas instituciones, como la de los Amigos de las Brigadas Internacionales y el Ayuntamiento ripense, la asociaci¨®n pugna desde hace un lustro por conseguir la creaci¨®n en la zona de la batalla del Jarama de un Parque Hist¨®rico donde pueda explicarse a gentes menudas, j¨®venes y maduras qu¨¦ sucedi¨® all¨ª, como testimonio de un pasado memorable y donde se rinda a sus protagonistas perenne homenaje.
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