La doble moral
Como todas las personas honradas de este mundo, Juan Urbano sabe que no hay inmoralidad mayor que la doble moral. Pero, como buen aficionado a la filosof¨ªa, tambi¨¦n sabe lo que dijo sobre ese asunto Bertrand Russell, aquello de que "la mayor¨ªa de las personas tiene una moral doble, hecha, por un lado, de lo que predica y no practica y, por el otro, de lo que practica pero no predica". Ser¨¢ as¨ª, pero lo cierto es que ¨¦l no es capaz de entenderlo.
No, ¨¦l no comprende, por poner los tres o cuatro primeros ejemplos que se le acaban de venir a la cabeza, que haya gente que primero repite durante a?os que s¨®lo existe una clase de terrorismo y luego, cuando las bombas empiezan a explotarle entre las manos, nos hace ver que, en realidad, pensaba que hab¨ªa dos: el que te hace ganar unas elecciones y el que hace que las pierdas.
No comprende a los que ponen el grito en el cielo cuando se dicta una pena de muerte en ciertos pa¨ªses y se callan cuando se hace en otros. Pero, sobre todo, no es capaz de comprender que ciertos personajes crean en la Ley cuando les da la raz¨®n y, cuando se la quita, desacrediten ferozmente a los tribunales superiores y los jueces que les llevan la contraria. O sea, que no comprende casi nada.
Lo de la Ley amiga o enemiga, a la que seg¨²n convenga se puede considerar independiente o manipulada, eficaz o torpe, tendenciosa u objetiva, lo volvi¨® a pensar Juan Urbano al ver que, de nuevo, la Justicia europea va a estudiar si las obras de la M-30 son ilegales por no haberse sometido a una prueba de impacto ambiental.
En realidad, todo este asunto, llevado de forma tan artera desde el Ayuntamiento, es un enredo enorme que sale de una trampa muy peque?a, la de dividir en tramos la M-30 para despu¨¦s asegurar que ni tiene los kil¨®metros que tiene ni es una carretera, sino una v¨ªa urbana, por lo que la reforma no debe someterse a ning¨²n an¨¢lisis de impacto ambiental. "En el fondo, da lo mismo", ponder¨® Juan Urbano, "porque cuando llegue la sentencia, si es que llega, la obra ya habr¨¢ acabado y el da?o ecol¨®gico estar¨¢ hecho, de modo que lo ¨²nico que podr¨ªa lograrse es una victoria moral que, en cualquier caso, ser¨ªa tambi¨¦n in¨²til, porque como esta gente tiene doble moral, cualquier victoria sobre ellos es tambi¨¦n media derrota. No s¨¦ si me explico".
Habr¨¢ que ver, en cualquier caso, lo que ahora opina el alcalde de la Justicia, que no le gust¨® cuando una sentencia del Tribunal de Justicia de la Uni¨®n Europea confirm¨® que una obra no puede eximirse de Evaluaci¨®n de Impacto Ambiental s¨®lo porque se ubique en zona urbana y, por tanto, abrir¨ªa un procedimiento de infracci¨®n; pero s¨ª le gust¨® cuando la Direcci¨®n General de Medio Ambiente de la Comisi¨®n Europea consider¨® las propuestas del Ayuntamiento para poner fin al expediente sancionador abierto por la Comisi¨®n "realistas, justificadas y aceptables"; pero volvi¨® a no gustarle cuando, a petici¨®n de Izquierda Unida y gracias a un ruego de In¨¦s Saban¨¦s a la Comisi¨®n de Peticiones del Parlamento Europeo, ¨¦sta le hizo saber que "el procedimiento sigue abierto". Y tampoco le habr¨¢ gustado que ahora, tan cerca de las elecciones, se vuelva a meter la ropa sucia de su gran proyecto urban¨ªstico en la lavadora de UE, en la que, como puede verse, las togas unas veces giran hacia la derecha y otras hacia la izquierda.
O sea, que cualquiera sabe nada, porque con tantas idas y venidas, recursos y cambios de direcci¨®n, uno empieza a sentirse confundido, que sin duda es justo de lo que se trata: "Mar¨¦alos, que cuando vuelvan a ponerse en pie y a abrir los ojos, nosotros ya estaremos inaugurando la obra. Y en cuanto a los tribunales, para eso est¨¢ la Ley, para trucarle la balanza y llev¨¢rtela a tu terreno hasta que en lugar de ser la due?a de todos, sea tu mascota".
Juan Urbano se mont¨® en su coche, se meti¨® en la M-30. Cualquiera sabe cu¨¢ndo llegar¨ªa a su casa y, sobre todo, a su chica capic¨²a, que con un solo gesto har¨ªa desaparecer toda la confusi¨®n de este mundo traidor en el que tantos podr¨ªan ponerse de apellido aquella frase de Groucho Marx: "Mire usted, yo tengo unos principios. Claro que, si no le gustan, tengo otros".
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