Historias de mujer

La bailaora sevillana ?ngeles Gabald¨®n ha querido contar una historia que bull¨ªa hace tiempo en su interior. La belleza de la ortodoxia no le basta ya, le es insatisfactoria la repetici¨®n del mismo modelo. Mira la bailaora a sus adentros y sue?a con proyectar las inquietudes que palpitan en su ser de mujer. Nace as¨ª una obra de concepci¨®n muy individual pero con una participaci¨®n plural en su moldeado final, lo que se traduce en una configuraci¨®n m¨¢s de collage que de cuadro cerrado. Un marco abierto en el que se insertan diferentes escenas y coreograf¨ªas que remiten a historias, sentimientos y experiencias de mujer.

Es, pues, una composici¨®n de distintos tonos y texturas; tersas algunas, deliberadamente rugosas otras. Una composici¨®n realizada con materiales afines y c¨®mplices -el toque Latorre, los textos de T¨¦llez, la frescura joven de cantaores y tocaores- que se integran en el conjunto pero que, en algunos casos, mantienen su ser independiente.

En un trabajo que no es para nada ajeno al compromiso, se busc¨® la complicidad del p¨²blico desde el principio, con un informal duelo de fandangos interpretados con mucho m¨¢s que gracia en el mismo vest¨ªbulo del teatro por los dos j¨®venes cantaores. Luego, en la escena, el tono l¨²dico se mantuvo con la jugosa coreograf¨ªa de Latorre en clave de guajira que casaba a la perfecci¨®n con los textos de T¨¦llez. El maniqu¨ª, la mu?equita-modelo y el ama de casa enrabietada... im¨¢genes engarzadas con un vivo dinamismo. A continuaci¨®n, la danza estilizada de la complicidad de unas mujeres unidas en una condici¨®n com¨²n. Con la ton¨¢ llegar¨ªa el hombre y, con ¨¦l, la tensi¨®n y la sinraz¨®n que lleva a la lucha de g¨¦neros representada a trav¨¦s de una coreograf¨ªa densa y trabada.

Pero "la libertad es un tren que, por m¨¢s tarde que llegue, tiene nombre de mujer". Y Leonor fue la libertad de un baile que se ilustra en pantalla con las im¨¢genes de una larga historia de liberaci¨®n. Fue entonces el momento adecuado para cambiar los roles, para instar a buscar el lado femenino de cada cual con una Ni?a de fuego que es var¨®n.

En el largo proceso de interiorizaci¨®n que supone la obra, un camino que va de lo exterior a la ¨ªntima reflexi¨®n, el baile por sol¨¦a fue, de verdad, el de la soledad de la mujer. Y para ese prop¨®sito, la figura de ?ngeles con, bata lila, encarn¨® im¨¢genes de una inusitada belleza.