Reflexiones sobre la coyuntura pol¨ªtica
Afrontamos en estos d¨ªas el ¨²ltimo a?o de la legislatura del Gobierno del Sr. Rodr¨ªguez Zapatero y parece oportuno hacer un balance y reflexionar sobre el actual momento y sobre las perspectivas de futuro. Mis reflexiones deben valorarse como las de un socialista fuori ruolo, jubilado de la actividad pol¨ªtica pr¨¢ctica, que observa la realidad con una cierta distancia de la acci¨®n concreta, pero que mantiene ¨ªntegras sus creencias y los ideales del socialismo democr¨¢tico que asumi¨® hace ya muchos a?os. Mi entusiasmo se ha templado por muchas desilusiones y por heridas recibidas, algunas conocidas y recurrentes. Un cierto manique¨ªsmo juvenil que divid¨ªa a los pol¨ªticos entre buenos y malos est¨¢ muy superado, y soy muy consciente de que el valor de las personas no lo dan s¨®lo su militancia y sus ideas. Se puede no coincidir pol¨ªticamente y tener una buena comunicaci¨®n humana y al rev¨¦s. Por otro lado las virtudes del profesor, que pretendo asumir, ayudan a una observaci¨®n distanciada, a cultivar la wertfreiheit, la neutralidad, tan dif¨ªciles en el orden social. Finalmente, mi experiencia de muchos a?os me ayuda tambi¨¦n a ser comprensivo, a preferir los claroscuros a los deslumbramientos y a la oscuridad, a procurar no juzgar a los dem¨¢s, y a valorar cada vez m¨¢s la lealtad, la perseverancia, el caminar recto y el juego limpio. Con estas herramientas me considero facultado para el balance pol¨ªtico y social que pretendo, aun consciente de lagunas y de posibles errores. Con esas salvaguardas me parece que podr¨ªamos llegar a las siguientes conclusiones:
Primera: la clara victoria del Partido Socialista en las elecciones de marzo de 2004 no ha sido reconocida de hecho por el Partido Popular. Su comportamiento posterior deriva de esa situaci¨®n inicial. Sus malos modos, sus descalificaciones, sus rechazos a todas las acciones y propuestas normativas procedentes del Gobierno, o del Partido Socialista, hacen imposible cualquier colaboraci¨®n en temas de Estado, tensan hasta una situaci¨®n insoportable las relaciones pol¨ªticas y sociales, y se plantean desde la dial¨¦ctica amigo-enemigo, muy alejadas de la amistad c¨ªvica que regula la comunicaci¨®n entre adversarios en las sociedades democr¨¢ticas. Al mismo tiempo, se afirma por sus dirigentes, en flagrante contradicci¨®n con la realidad, que ellos representan la moderaci¨®n y el sentido com¨²n y el respeto a las reglas, atribuyendo al adversario socialista los males y los comportamientos reprobables que ellos practican con un cinismo y un sentido del enmascaramiento y de la simulaci¨®n. En la manifestaci¨®n del pasado s¨¢bado se han presentado como representantes de las esencias democr¨¢ticas y espa?olas, ejemplo m¨¢ximo de la manipulaci¨®n y del desprecio al adversario. Esa forma de comportarse se aprecia claramente en el tema del terrorismo y de sus v¨ªctimas, entre otros muchos. Rasgarse las vestiduras por la decisi¨®n de la prisi¨®n atenuada para De Juana Chaos, cuando durante su Gobierno el mismo terrorista recibi¨® beneficios penitenciarios y varios presos de ETA fueron excarcelados, sin explicaciones y con el silencio colaborador de la oposici¨®n del Partido Socialista, supone una hipocres¨ªa, un ejercicio de doble rasero, y un gigantesco enga?o a los ciudadanos que les creen y que les dan su confianza. Por lo que se ve, vale todo, y ese envilecimiento de la vida social y pol¨ªtica y de la comunicaci¨®n entre Gobierno y oposici¨®n que promueven, da?a irremisiblemente la limpieza y la pulcritud moral que deben estar en el fundamento de la sociedad libre y democr¨¢tica. Esperamos que las elecciones limpien el panorama. Pero si esta forma de comportarse y de actuar da frutos y recuperan el poder, el da?o, ser¨¢ dif¨ªcilmente remediable.
Segunda: el Gobierno socialista ha abierto nuevos espacios sociales de libertad y de igualdad con la retirada de las tropas de la ilegal e injusta guerra de Irak y con leyes como las de dependencia, contra la violencia de g¨¦nero, de reconocimiento del matrimonio homosexual, entre otras muchas. Asimismo, est¨¢ contribuyendo, con una pol¨ªtica econ¨®mica inteligente pilotada por Solbes, a una mejora considerable de la situaci¨®n econ¨®mica, y a una presencia social impulsada por la excelente gesti¨®n de la vicepresidenta del Gobierno, Sra. Fern¨¢ndez de la Vega. En ese contexto, los ataques desaforados, generalizados y constantes al presidente del Gobierno son injustos y no obedecen a criterios de racionalidad.
Creo, sin embargo, que no ha sido una buena pol¨ªtica prescindir de la experiencia de la mayor¨ªa de las personas que tuvieronresponsabilidades en la anterior etapa de Gobierno, empezando por el presidente Felipe Gonz¨¢lez. Las excepciones a ese retiro, que ha prescindido de mucha experiencia y de mucha competencia a¨²n activa, de la Sra. Fern¨¢ndez de la Vega y del Sr. Solbes en el Gobierno o de Manuel Mar¨ªn, Alfonso Guerra o Ram¨®n J¨¢uregui en el Parlamento, son la prueba del nueve del error. Como consecuencia de esa situaci¨®n, algunas decisiones se han tomado, sin tener en cuenta todas las dimensiones y todos los perfiles del problema.
?Era necesario abrir un proceso auton¨®mico que se ha generalizado y que est¨¢ produciendo mutaciones constitucionales sin reforma de la Constituci¨®n? ?Era una exigencia de la ciudadan¨ªa de las comunidades aut¨®nomas? Parece que no, si consideramos la participaci¨®n en los referenda que se han producido ya para ratificar dos estatutos reformados. ?No hubiera sido m¨¢s prudente esperar a que se asentasen las reformas sociales, y a pulsar a la opini¨®n p¨²blica con vistas a la siguiente legislatura? Aqu¨ª tambi¨¦n la cr¨ªtica posterior del Partido Popular, dando por bueno un Estatuto, donde ellos gobiernan, y descalificando lo mismo en otro, donde est¨¢n en oposici¨®n, ha sido llamativa; aunque un error no oculta al otro, serio y grave, de reabrir sin garant¨ªas de moderaci¨®n y de respeto integral a la Constituci¨®n unas reformas estatutarias que no podemos estar seguros ni de su necesidad ni de su urgencia.
Tercera: dos crisis en otros dos ¨®rganos constitucionales constituyen tambi¨¦n grave preocupaci¨®n en esta coyuntura, e inciden seriamente sobre la situaci¨®n Gobierno-oposici¨®n y sobre el propio Parlamento. El Consejo General del Poder Judicial, prolongado en su competencia varios meses despu¨¦s de haber concluido su mandato, sigue usando la mayor¨ªa conservadora, sin l¨ªmite y sin recato, sin que hasta ahora el Parlamento haya llegado a un acuerdo para su sustituci¨®n. Es otra ocasi¨®n para valorar la voluntad de todos para resolver esta dif¨ªcil situaci¨®n.
Pero por otra parte la exclusi¨®n del profesor P¨¦rez Tremps, al considerar su recusaci¨®n, en el recurso de inconstitucionalidad del Partido Popular contra el Estatuto de Autonom¨ªa de Catalu?a es una decisi¨®n no ajustada a derecho, que no asume el "non bis in idem" porque el tema ya fue resuelto en sentido contrario con anterioridad y porque no valora que su dictamen fue anterior al inicio del debate de reforma. Parece una maniobra para alterar las mayor¨ªas, y la totalidad de los magistrados deben hacer un esfuerzo para restaurar la confianza y generar una sentencia equilibrada donde no se pasen pero lleguen a los n¨²cleos donde pueden encontrar elementos de posible inconstitucionalidad. Si no lo hacen, crear¨¢n un deterioro dif¨ªcilmente reversible de la autoridad del Tribunal. Por otra parte las reacciones fuera de lugar de sectores nacionalistas amenazando por los posibles resultados adversos son un signo de la desmesura en la que est¨¢ situado a todos los niveles este tema. Estoy seguro que mi esfuerzo de equilibrio para ponderar y sopesar todas las perspectivas no va a ser tampoco entendido por todos los que quieren adhesi¨®n inquebrantable a sus posiciones y rechazo total de las del adversario.
En este contexto, la vitalidad de la sociedad civil y de los ciudadanos es la dimensi¨®n positiva y la base de la esperanza en el futuro. Su actuaci¨®n en las consultas electorales que vienen debe ser decisiva para calmar la situaci¨®n y para abrir nuevas perspectivas y para fortalecer nuestra convivencia. Un signo concreto de buen hacer es el juicio del 11-M, donde la Audiencia Nacional, con todas las garant¨ªas, sin "guant¨¢namos", est¨¢ enfrent¨¢ndose con un proceso complicado y ejemplar. Como siempre, "vox p¨®puli, vox Dei".
Gregorio Peces-Barba Mart¨ªnez es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa del Derecho de la Universidad Carlos III de Madrid.
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