Las razones de un voto
El autor argumenta que, en t¨¦rminos de participaci¨®n ciudadana, con Barber¨¢ cada vez somos m¨¢s s¨²bditos y menos ciudadanos
Ya queda menos para saber c¨®mo hemos utilizado nuestras neuronas inteligentes y descubrir hasta qu¨¦ punto ha sido eficaz la estrategia de nuestra alcaldesa. Si su calculado populismo aderezado con buenos caldos de grandeur y victimismo (en las proporciones adecuadas) ha conseguido que las urnas la consagren por quinta vez consecutiva como alcaldesa de la ciudad. O, si por el contrario, entre todos los que deseamos otro tipo de alcaldesa y otro tipo de ciudad hemos sido capaces de abrir las ventanas lo suficiente para que se disipe el denso humo reinante, esa opacidad lechosa que nos turbia la visi¨®n y nos dificulta la respiraci¨®n. Pronto lo sabremos. Y el d¨ªa D+1 cada cual habr¨¢ extra¨ªdo la correspondiente lecci¨®n del resultado de las urnas. Correr¨¢ el champagne y se ver¨¢n tambi¨¦n caras tristes.
Tenemos el dudoso honor de haber acrecentado la diferencia de calidad urbana entre la "nueva Valencia" y la mayor¨ªa de los barrios
La hacienda municipal est¨¢ en la antesala de la UVI. La informaci¨®n que se da al ciudadano no s¨®lo es insuficiente sino tendenciosa
El libro que he publicado recientemente (Rita Barber¨¢, el pensamiento vac¨ªo. Faximil Edicions Digitals) finalizaba con un apartado titulado Rita, factor de atraso, en el que proporcionaba al lector cinco razones que justificaban el aserto. No echar¨¦ mano de ¨¦l. Prefiero volver a argumentar mi opci¨®n. Aunque ya viene de lejos (exactamente desde 1991), estos ¨²ltimos cuatro a?os han sido especialmente negativos para la ciudad. La historia se encargar¨¢ de poner a cada cual en su sitio pero, mientras tanto, conviene decir bien alto y claro que utilizar el adjetivo de "negativos" no es fruto del sectarismo ni de la p¨¦rdida del sentido de la realidad.
Hemos vivido la consolidaci¨®n de lo que se ha venido en denominar "la Nueva Valencia", se han hecho suculentos negocios inmobiliarios, la coyuntura econ¨®mica ha sido favorable, hemos salido en el mapa (y en la tele) a fuerza de eventos artificialmente magnificados, se ha abierto un "agujero" urbano de futuro (la futura Marina), hemos empezado a disfrutar de un turismo urbano que ya no es marginal en la econom¨ªa de la ciudad, se ha continuado mejorando la urbanizaci¨®n y creando nuevos equipamientos y, casi casi, hemos atado los perros con longanizas o eso al menos parec¨ªa.
?Entonces, se?or m¨ªo, a qu¨¦ narices viene lo de "negativos"? ?No ser¨¢ fruto de su enfermiza obsesi¨®n? ?No est¨¢ Vd. confundiendo sus deseos con la realidad? Son preguntas l¨®gicas y a buen seguro profusamente formuladas. Pero tienen respuesta, por supuesto que la tienen. Dejemos a un lado que la ostensible mejor¨ªa de la ciudad (desde 1979 y no s¨®lo desde 1991) no es ninguna d¨¢diva sino el fruto de la m¨¢s estricta y l¨®gica obligaci¨®n del gobernante y que sea como impuestos o tasas, como aportaci¨®n del Estado o como deuda, somos todos los ciudadanos los que pagamos (o pagaremos) hasta el ¨²ltimo c¨¦ntimo de las mejoras.
Sentado este principio -que se olvida con demasiada frecuencia- estos cuatro ¨²ltimos a?os nos han dejado alguna que otra herencia especialmente preocupante. Veamos. Lo de la "ciudad dual" no es ning¨²n invento del tebeo sino la conclusi¨®n l¨®gica de cualquier paseo tranquilo y algo minucioso. Es ciertamente una obviedad el que todas las ciudades son duales pero tambi¨¦n lo es el que tenemos el dudoso honor de haber acrecentado la diferencia de calidad urbana entre la "nueva Valencia" (sumatorio de los barrios tradicionalmente "buenos" y de unas nuevas ¨¢reas fabricadas a golpe de PAI) y de la mayor¨ªa de los barrios de la ciudad que se encuentran en situaci¨®n precaria y que -en ausencia de intervenci¨®n decidida- aumentan su nivel de degradaci¨®n. La lista no ofrece ninguna dificultad: casi todos los poblados mar¨ªtimos, Beter¨®, el "viejo" Orriols, Torrefiel, las zonas m¨¢s alejadas de Patraix y Jes¨²s, Malilla, La Fuente de San Luis, los pol¨ªgonos de la avenida del Cid, l'Olivereta, Russafa, Tendetes, El Carme i Velluters...
Nuestra ciudad nos s¨®lo es m¨¢s dual sino tambi¨¦n m¨¢s (o excesivamente) injusta. No s¨®lo hay ciudadanos de segunda. Tambi¨¦n tenemos tercera y cuarta divisi¨®n, inmigrados sin papeles, sin trabajo y sin vivienda, puentes dormitorio, poblaci¨®n marginal, mayores dependientes sin la debida asistencia, enfermos mentales sin asistencia ni reglada ni suficiente... ?de qu¨¦ presumimos? Nadie puede pedir que estos complejos problemas se resuelvan de un plumazo pero s¨ª que se les dedique muchos m¨¢s recursos y que desaparezca la dolorosa ret¨®rica.
Mientras los barrios esperan la tierra prometida y los ciudadanos de tercera y cuarta son s¨®lo eventualmente portada, los precios de la vivienda se han disparado y los negocios inmobiliarios han prosperado de forma espectacular a costa de volver a poner la "la cuesti¨®n de la vivienda" en la agenda pol¨ªtica. El famoso acceso a la vivienda se ha convertido en una verdadera pesadilla para los m¨¢s j¨®venes y los sin recursos y lo que es un claro s¨ªntoma de agotamiento del mercado (las hipotecas a 50 a?os) se "vende" como un logro, mientras la VPO (que no es vivienda social) escasea y es gastada como pretexto (?fant¨¢stico!, ?hasta un 35% de VPO!) para autorizar PAI que son una degradaci¨®n de cualquier filosof¨ªa sensata de construcci¨®n de la ciudad. Y desde el Ayuntamiento, Rita Barber¨¢ se dedica a proclamar a los cuatro vientos el convenio con Ibercaja para la hipoteca joven mientras que, con la otra mano, firma convenios urban¨ªsticos claramente lesivos para los intereses de la ciudad: el traslado de los dep¨®sitos de CLH (m¨¢s de 200 millones de euros de plusval¨ªa privada sin ninguna contraprestaci¨®n legal); la aberraci¨®n de Tabacalera (destrucci¨®n del patrimonio y un negocio redondo y f¨¢cil para Ballester) o, last but not least, el convenio con el Valencia CF de Juan Bautista Soler con soluciones "plenamente legales" para los solares de Mestalla y Ademuz.
Dejemos por un momento la ciudad construida y vayamos a la ciudad vivida. La hacienda municipal est¨¢ en la antesala de la UVI y no por culpa de Zapatero. La informaci¨®n que se proporciona al ciudadano es habitualmente no s¨®lo insuficiente (?por qu¨¦ no est¨¢ en la web municipal la liquidaci¨®n del presupuesto, las bases de los PAI y un largo etc¨¦tera?) sino tendenciosa (siempre estamos en campa?a electoral y todo es magn¨ªfico, de vanguardia, pionero etc¨¦tera). En t¨¦rminos de participaci¨®n ciudadana, se usa y abusa del despotismo escasamente ilustrado, del gobierno para el pueblo pero sin el pueblo. Cada vez somos m¨¢s s¨²bditos y menos ciudadanos (clientes y copropietarios de la ciudad por si alguien se ha olvidado). Rita no tiene problemas en reunirse con los vecinos siempre que no molesten. En caso contrario, est¨¢n "politizados" y se corta sin ninguna mala conciencia la comunicaci¨®n. El Cabanyal, el Cementerio, la subestaci¨®n de Patraix...
Los vecinos que no transigen, molestan. Y como prueba, el bochornoso espect¨¢culo de las sesiones del pleno del Ayuntamiento, con el espacio reservado para el p¨²blico ocupado estrat¨¦gicamente por "los suyos", con pancartas de "apoyo" y alguna que otra invectiva del tipo "rojos, vais a perder". Muy edificante. Rita siempre ha confundido legitimidad con bondad. Uno (una en este caso) puede ganar las elecciones y equivocarse. Rita escucha pero no oye. Hace como que mira pero no ve. Confunde la autoridad (que s¨®lo puede ser moral si quiere ser efectiva) con el diktat. Vomita cifras y cifras para simular que se sabe la lecci¨®n, para apabullar, para que los periodistas le digan con una sonrisa complaciente: "Pare, se?ora alcaldesa, pare".
Si ustedes creen que estos ¨²ltimos cuatro a?os han sido buenos para la ciudad, adelante con los faroles. Nos seguir¨¢n regalando eventos, seremos la envidia de todos, hablaremos en castellano (como hace indefectiblemente nuestra l¨ªder) y el m¨¦dico nos diagnosticar¨¢ atrofia cerebral. Aunque de algo hay que morir, si es por consolarse. William Petty, un famoso economista mercantilista del siglo XVII escribi¨® una obra con un t¨ªtulo bien curioso: Quantulumcumque concerning money (Todo sobre el dinero). Los que no nos resignamos a que nos hagan una Valencia a su medida, los que pensamos que hay que pensar y discutir, los que queremos ser humildes disc¨ªpulos de S¨®crates, los que preferimos pensar en la complejidad, en la diversidad y en la quantulumcumque concerning Valencia, el perfil, los modos y el argumentario de Rita Barber¨¢ nos resultan est¨¦riles, peligrosos para la salud mental y "cansinos". Diecis¨¦is a?os de anaerobiosis (falta de ox¨ªgeno) afectan al m¨¢s pintado. ?Podemos gritar ?Basta!, !ja en tenim prou! o expresi¨®n similar. Yo desde luego, con todo el respeto, no votar¨¦ a Rita Barber¨¢.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.